17 de noviembre de 2005

1. Las traducciones de las películas

Por: Efraim Medina Reyes

En 1976 un tipo llamado Norman MacLean publicó un libro titulado A river runs through it. El tipo había nacido en Iowa en 1902 y esa novela fue prácticamente su debut literario. La novela, de fuerte contenido autobiográfico, tuvo un inmediato éxito de público y se convirtió en un libro de culto para los amantes de la pesca en todo el mundo. Uno de tantos lectores seducidos por A river runs through it fue el mítico actor Robert Redford; llevar al cine aquella novela se convirtió en una obsesión para él. Según Redford, la primera vez que habló con MacLean de su proyecto, el escritor lo plantó diciendo: "Me ha llevado cuarenta años de mi vida escribir esa historia y no quiero imaginar cómo Hollywood la convierte en pornografía". Al final, después de muchas idas y venidas, MacLean aceptó firmar con la condición que el guión estuviera a su cargo y que no se tocara, como uno de los productores había sugerido, el título. "O la película se llama como el libro o no habrá película", sentenció con voz recia el escritor. Redford, que sabía del interés de otros directores por el libro, aceptó sin rechistar. En 1992, durante el estreno, Redford lamentó que MacLean (muerto en 1990) no hubiera visto la película terminada. "Imagino que su alma estará tranquila al saber que respetamos el espíritu de la novela y conservamos el hermoso título del que estaba tan orgulloso". Lo que Redford no podía imaginar es que el pobre MacLean iba a empezar a revolcarse en su tumba apenas su "hermoso título" cruzara las fronteras del inglés para caer en manos de los exhibidores a lo largo y ancho del mundo. La traducción literal al español de A river runs through it sería El río que corre en medio, aunque la más acorde con el espíritu del filme podría ser algo como El río que corre profundo o El río que corre adentro. En un alarde de originalidad fue distribuida en Colombia con el inocuo Nada es para siempre. Pero si de infamias se trata, la lista es abrumadora. Acaso No matan a los caballos de Sidney Pollack fue reducida a Baile de ilusiones y el famoso clásico La novicia rebelde en realidad se llama The sound of music aunque en otros países se la conoce como Sonrisas y lágrimas. En la incansable tarea de los exhibidores por impactar al público no hay tregua. Rain Man en algunos países de habla hispana fue llamada con el perspicaz Cuando dos hermanos se encuentran y El día de la marmota fue transformado en Hechizo del tiempo, supongo que sin ese título nadie habría captado que el protagonista (Bill Murray) tiene un lío con el cambio de horario. Entender la lógica de quienes traducen los títulos es tan complicado como imaginar por qué en España o Italia en vez de subtítulos doblan la voz de los actores y convierten a monstruos como Nicholson o Morgan Freeman en verdaderos papanatas. Es una verdadera tortura escuchar a Batman hablar como Don Quijote o a Meryl Streep con el fastidioso acento del Topo Gigio. Eso no quiere decir que los subtítulos sean la panacea, porque quienes traducen los diálogos se toman grandes licencias y cortan y censuran a su antojo. Parece que en la distribución de películas los derechos de autor cuentan poco. Según leí, la única restricción legal se refiere a aquellos títulos que están registrados como una marca, tal es el caso de Terminator o Predator. Es posible que para el ingenio de esos traductores Los girasoles de Van Gogh deberían llamarse Al filo del suspenso y de poder habrían rebautizado El Réquiem de Mozart como Al filo del peligro. Parece ser que filo es la palabra mágica, basta recordar que The game, de David Fincher, se convirtió en Argentina en Al filo de la muerte. ‘Atrapado‘ es otra palabra que les gusta mucho a los traductores. Desde que Alguien voló sobre el nido del cucú (One flew over the cuckoo‘s nest) de Milos Forman fue transformada en Atrapado sin salida, los ‘atrapados‘ han seguido inundando la cartelera. Lo cierto de todo esto es que MacLean no está solo, Billy Wilder podrá contarle cómo su divertida Some like it hot fue rebajada a Con faldas y a lo loco y eso que no hemos mencionado China, donde My best friend‘s weddding (La boda de mi mejor amigo) fue llamada ¡Auxilio! Mi aparente novio es un homosexual y con Babe, el célebre puerquito valiente, sí que llegaron a la cima de la sutileza al presentarlo como La feliz futura fritura que habla y resuelve problemas de agricultura.