14 de septiembre de 2011

Diatriba

Contra Jorge Celedón

Iván Bernal escribe su diatriba contra Jorge Celedón para la Revista SoHo.

Por: Iván Bernal

Es imposible creer en el fervor nacionalista de un colombiano que se hace popular reencauchando una ranchera mexicana. Y luego hunde el grito entusiasta “¡Qué bonita es esta vida!” en un charco de mercantilismo criminal: “AKT cambió mi vida”. Como si andar en moto no incrementara las probabilidades de que la vida acabe más rápido.

Lo que perturba de Jorge Celedón es ese comercio de ilusiones, el robo de limosnas detrás del disfraz de sacristán. Un día parece añorar el suicidio. Otro, vende gaseosas feliz y postula que comer choriburguer, salchipapa y arepizza es honrar la patria. Nada patriótico en un país donde el cáncer gástrico es la primera causa de muerte por tumores: 30.000 al año.

¿Celedón, el máximo exponente del vallenato? Pfff. Hasta perdió un reto de versos con Suso el Paspi, esa copia vulgar de Heriberto de la Calle.


(Ver minuto 12:30)
Mandó a la basura el orgullo y la improvisación. Menos mal Emiliano Zuleta y Moralito murieron sin aprender a usar YouTube, pues nos enviarían huracanes si vieran en manos de quién está su legado.

No más piquerías, ni borracheras, ni promiscuidad, ni arrugas, ni voces carrasposas, ni güepajé. Celedón es el verdugo del vallenato clásico, de lo que los costeños llamamos “yuca rancia”. Una yuca cuya corteza estaba plagada de historias de vida y tradición. Es el mesías de la era de la yuca light: con saborizantes artificiales, empacada al vacío. Si sigue así, llevará el folclor a manos de los Camila. Lo convertirá en una empanada como la ‘Isratina’ propuesta por Gadafi.

Celedón es guajiro, aunque parezca pastuso por vestirse como cachaco. Reparte bendiciones en Twitter como quien reparte tragos de whisky: a locutores, secretarias, damnificados… Pasa del sentimentalismo al patrioterismo. Y embruja a los que se comen el cuento de que Colombia organizó el mejor Mundial Sub-20 de la historia mientras olvidan que el sueldo no les alcanza.

No podía dejar de compartir en la Caminata de la Solidaridad. Por eso puso a sonar una grabación de su nueva canción una y otra vez por más de sesenta cuadras. Demostró que las marchas sirven para algo: promocionar discos. Parecía el muñequito de una torta en lo alto de la carroza: 160 centímetros bien puestecitos en un saco negro, y sonrisa de reina. Apenas saludaba. Estaba lejos de la algarabía de cualquier otro cantor vallenato, como si temiera despeinarse y dañar así la imagen de niño juicioso que ostenta en los afiches de su CD. En ellos, acumula más Photoshop que Marbelle en sus pasos por estas páginas.

Llenó las calles de un sonsonete vacío y pegajoso. Una baladita pop con violines en la que el acordeón sobra. El título es un cliché antológico, que repite y repite en el coro: “Lo que tú necesitas es amor”. Y no es un refrito de All You Need is Love #yucastyle. Súplica a una mujer herida que necesita alguien que le lleve café a la cama y la llene de flores. “Alguien como yo”, que aproveche los vestigios de otro. Es decir “lo que tú necesitas es un mandilón”. Tan sincero es su patriótico apego al folclor que la canción es de un venezolano que compone para Ricardo Montaner y Ricky Martin.

Celedón comenzó su carrera en los albores del vallenato emo, interpretando canciones de ositos dormilones en una versión angustiosa de Pimpinela. Odas al derrotismo, la autocompasión, los cachos. Sus videos son minitelebobelas en las que sale hasta el Pibe en su traje de Dios. Se bailan como arrastrando un trapero de un lado al otro.

No entiendo cómo canta invitaciones “a nombre de la nación”, “que nacen del corazón”. ¿No lo tiene reseco de tanto lloriqueo? Dijo que se lo daría a quienes vinieran al Mundial. En el himno que hizo, se les ofreció como sacrificio a los extranjeros. Se envolvió en la bandera para pedirles que se parrandearan el país: vengan, tomen, gánennos, déjennos saqueados pero contentos.

Si fuera patriótico, se desmovilizaría. Para modelos de decencia y conciencia social basta con Jorge Alfredo Vargas y Pirry. El manto del rockstar vallenato está bien cogido por Silvestre Dangond. Es el momento para que Celedón se libere, se quite el maquillaje. No hay nada de malo en querer llenarse los bolsillos. Y Colombia está mal de Ubagos y Arjonas. ¡Pero hazlo de frente, no joda!

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