19 de noviembre de 2010

Salvando a Lassie (y por primera vez, no al revés)

Por: Andrés Restrepo
| Foto: Andrés Restrepo

Lassie encabezó una moda de la televisión estadounidense de los años sesenta y setenta: los animales como protagonistas de series. Y como en esa época todo llegaba a Colombia con sus respectivos 15 años de rezago, solo en los ochenta aquí pudimos disfrutar de Flipper, el delfín; Ed, el caballo que habla, el mico de BJ Mkcay o Manimal el halcón/pantera/delfín/varios. Años más tarde la televisión gringa iría un paso más allá del absurdo e inventaría las series protagonizadas por vehículos: El auto fantástico, El lobo del aire y Cóndor (que era una moto). Parece que se vienen las series protagonizadas por vegetales o minerales, pero no es seguro.

Lo extraño de Lassie es que protagonizó nueve películas (una de ellas con Elizabeth Taylor), estuvo en la televisión gringa en horario AAA durante 19 años, ganó un Emmy y así y todo nunca logramos saber mayor cosa de él. ¿O de ella? Porque eso es lo primero que hay que decir: nunca hubo claridad sobre si Lassie era macho o hembra. Investigando encontré en esta historia un caso para Florence Thomas: a pesar de que el personaje de la serie era una perra, siempre lo interpretaron machos. ¿Habrase visto un caso semejante de discriminación de género? ¿Cuántas perritas collies con méritos artísticos se quedaron sin conocer la fama por el hecho de ser hembras? A hacerle examen de sexo a Hello Kitty para no llevarnos un chasco en unos años.

También traté de acordarme cómo se llamaba el niño que jugaba con Lassie y que en cada capítulo ponía su vida en peligro para ser salvado por él/ella. Haciendo memoria llegué incluso a John Boy de Los Walton, pero no logré ir más allá. Descubrí entonces que la razón de mi amnesia en este tema era que Lassie no tuvo solo un dueño, sino que por el contrario pasó por muchas manos, demostrando que lo suyo no era la fidelidad y que al lado de estos libretistas Julio Jiménez es un aficionado: inicialmente su dueño era el pequeño Jeff Miller, hijo de una campesina viuda. Jeff crece y se va a la universidad y Lassie pasa entonces a manos de Timmy, niño huérfano adoptado por la familia Martins. Resulta entonces que los Martins se van a Australia (valiente disculpa, como si en Australia no hubiera perros) y entregan a Lassie en consignación a Cully Wilson, quien a los pocos meses lo pasó al guardabosques Corey Stewart. Este cayó malherido en un incendio y traspasó la perra a Scott Turner y Bob Erickson, otro par de guardabosques. Lassie terminó sus días de televisión en el rancho de Keith Holden, a donde ya a nadie le importa cómo llegó, después de tanto exabrupto.

Sabiendo esto, y siendo francos, es admirable el compromiso de Lassie con sus dueños. No solo la regalaban al primer inconveniente, sino que nunca la llevaban de paseo, rara vez se los veía jugando con ella o bañándola y no recuerdo verla descansando. Por el contrario, los sucesivos dueños de Lassie tenían almas pendencieras, vivían buscando problemas y metiéndose en líos que obligaban a Lassie a salir semanalmente a su rescate. ¡Qué obsesión la de estos amos de Lassie por arrancar una y otra vez hacia minas abandonadas, peñascos solitarios, trampas de arena, animales salvajes, ríos caudalosos y, cómo no, pozos secos! Porque si algo producía fascinación en los niños que vivían con Lassie era caer cada siete u ocho capítulos en un pozo seco. Y de lo que alcanzamos a aprender en la serie, la infraestructura de pozos secos disponible en los Estados Unidos de los sesenta era envidiable. No estoy en capacidad de asegurarlo, pero estoy convencido de que el episodio de Los Simpson en que el pequeño Timmy O‘Toole cae en un pozo seco, es un homenaje a la incansable repetición de este argumento con el Timmy de Lassie.

El caso es que por andar jugándose la vida a cambio de ingratitud, Lassie nunca tuvo novio/a, ni amigos, ni organizó una familia. (La ambigüedad del novio/a no es por venir a tirármelas acá de liberal, sino porque uno no sabe qué puede querer un perro que pasa años fungiendo de perra). Creo que es una injusticia histórica que una perra que a punta de ladrar era capaz de transmitir a sus amos mensajes como "Esta mañana, siendo las ochocientas horas, fuimos con Timmy al lago, Johny O‘Hara intentó robarnos, huimos en la balsa del sheriff, pero se nos cayeron lo remos, Johny nos alcanzó y en medio del enfrentamiento, Timmy cayó al agua. Por lo tanto, si no se mueven, Timmy se nos ahoga", no tuviera un espacio para su vida personal en la serie. Sabiendo que en realidad Lassie era un macho, no sé qué habrían elegido para personificar la pareja de una perrita: un zorro, un toro, un carro… Tocaría preguntarle al procurador Ordóñez qué es aceptable en estos casos, pero creo que algo habría que hacer.

Desde acá propongo, que ya que RCN está decidida a fusilar sin miseria series gringas, lo hagan con Lassie y la resarzamos: que tenga un dueño que no la abandone (no los Nule, que si así dejaron la 26, qué no harán con un perro), que no esté rodeada de niños que buscan permanentemente el peligro (no los ex ministros de Uribe, que no serán niños, pero qué forma de "rodearse") y, por último, y en esto estoy con Florence, ¡que sea una perra!