19 de marzo de 2002

AS DE COPAS

La crítica especializada ha escogido a Sherry-Lehmann como la mejor cava de Nueva York. Michael Aaron, su presidente, elige para SoHo los mejores vinos según la ocasión.

Espumoso
Perrier-Jouet Fleur de Champagne I 1995
La más hermosa de las botellas contrae nupcias con la champaña más exquisita de la casa Perrier-Jouet. Una champaña elegante, bien balanceada y de textura sedosa, cariñosamente conocida como la botella flower.
Caja: US$1.200, botella: US$100

Blanco
Louis Jadot Chevalier-Montrachet
Demoiselles I 1999
“Deliciosos aromas de almendras y flores que hacen la boca agua. Con un cuerpo entre medio y bueno, este es un vino que, además de sexy y opulento, es sumamente refinado” (Pierre Rovani, crítico de la revista The Wine Advocate).
Caja: US$2.700, botella: US$225

Oporto
Taylor Vintage Port I 1963
Una brillante y selectiva cosecha; comparable favorablemente con las de 1948 y 1945.
Caja: US$1.800, botella: US$150

Jerez
Gonzáles & Byass Tío Pepe I jerez fino
El Tío Pepe viene del corazón del jerez y es muy apetecido por su distinguible y delicado aroma. Tiene un clásico carácter de jerez relacionado con nueces que le permite funcionar en distintos momentos de la velada. Un delicioso aperitivo, una bebida para después de la cena y, ¿por qué no?, al igual que en algunas regiones de España, como sobremesa de platos salados (aceitunas, salmón ahumado).
Caja: US$144, botella: US$12

TINTO
Château Haut-Brion (Graves)I 1997
De acuerdo con el eminente crítico de vinos Robert Parker, Château Haut-Brion es más un vino de fruta rica y refinada que uno de poder, estructura y volumen. Con un cuerpo medio, es un vino sumamente fácil de tomar.
Caja: US$1.680, botella: US$140

Sauterne
Château d’Yquem (Sauternes) I 1995
Hermosas gotas de miel combinadas con una intensa textura de fruta madura. Gran concentración y extraordinaria riqueza.
Caja: US$2.820, botella: US$235

A LO QUE VINO
Usted tiene la carta de los vinos entre manos y la idea firme de salir bien librado en la aventura de saber beber. Su herramienta son estas líneas:

La ecuación es fácil: vinos blancos (fríos) con pescados y mariscos; tintos (abiertos con anticipación y a temperatura ambiente), con aves y carnes; y vinos dulces o semisecos con el postre.

Nunca permita que le traigan una botella abierta.

La parte superior de la botella siempre se corta para que el plomo no se mezcle con el líquido. Cuando el vino que se pide es muy fino y añejo, se acostumbra trasvasar el vino de la botella de origen a una garrafa de cristal para decantar sus sedimentos.
Sírvalo siempre con la mano derecha y use copas de cristal incoloro para que pueda verse con claridad.

Las copas se sirven hasta la mitad, debe quedar espacio para liberar el aroma.

Tome la copa por el pie para impedir que la mano modifique la temperatura propia.

Aunque no es necesario puede oler el corcho, pero evite hacer gestos estrambóticos o postizos.
A la hora de saborear mantenga el líquido unos segundos, abra ligeramente los labios y deje entrar un poco de aire para que el cuerpo del vino se materialice.

Para describirlo olvídese de comentarios como “es inquieto y juguetón con el paladar” y prefiera calificativos como afrutado, con alma, aterciopelado (que acaricia el paladar), con cuerpo (fuerte y definido), fresco, femenino (lleno de gracia), noble (sinónimo de buena casta), suave, sedoso y capitoso.

El vino puede ser rechazado cuando está áspero, duro, acético (con sabor a vinagre), ácido, agridulce, rancio o agrio.
Si no está seguro acerca de cuál seleccionar, pida el vino de la casa que es bueno generalmente y se ofrece a precios razonables.