14 de agosto de 2007

Avril Lavigne

Los furibundos adoradores del punk se rasgan las vestiduras (más de lo rasgadas que suelen llevarlas) cuando Avril Lavigne se autoproclama abanderada de ese género extremo y desapacible. Pero no nos digamos mentiras: ya quisiera Johnny Rotten de los Sex Pistols tener su voz, y ya quisiera la delgaducha Patty Smith tener sus piernas. Aun así, la cantante canadiense insiste en emular a sus más feos colegas con aderezos como las calaveras que suele portar, el maquillaje recargado con que suele pintarrajearse y Deryck Whibley, cantante de la banda Sum 41, su esposo, con quien suele pasearse de gancho. Más allá de tanta parafernalia, lo cierto es que entre tanta cantante y actriz de moda, la Lavigne es quien lleva la vida menos escandalosa y más recatada en la industria: ama los perros, ha prestado su voz en el doblaje de cintas animadas para niños y está a un bocado de convertirse en vegetariana. Lo que se dice, una verdadera antítesis del punk. En lo que sí estamos todos de acuerdo es en que esta rebelde de dientes para afuera tiene en su garganta el único instrumento que puede, literalmente, hablar por ella. De eso dará buena fe el tema Hot, próximo sencillo radial de su más reciente trabajo, The Best Damn Thing. Mientras ese tema llega a las radios, bueno es matar el tiempo grabándose en las pupilas esta sugerente instantánea.