17 de febrero de 2009

Chat imaginario con Paulo Coelho

¿Cómo hablaría el gurú de los libros de superación por chat? Efraim Medina se lo topó en Messenger y aprovechó para decirle todo lo que piensa de él. Recuento de una conversación no propiamente entre amigos.

Por: Efraim Medina Reyes
| Foto: Efraim Medina Reyes

Estaba chateando con mi sobrina cuando apareció Paulo Coelho pidiendo entrada, pensé que se trataba de un impostor. La foto de un Coelho en pose intelectual permanecía suspendida en una esquina de la pantalla. Decidí darle cabida entre mis contactos, al fin y al cabo nada podía ser más auténtico que alguien que fingía ser Paulo Coelho. Mientras seguía la conversación con mi sobrina saludé a Coelho y él respondió al instante:

—No estoy aquí para hacer amigos.

En 2004, durante la presentación de uno de mis libros en España, lucí una camiseta negra con un aviso en letras blancas que decía: "Paulo Coelho me la chupó". Supe que se había quejado con mis editores y por eso en la siguiente presentación me puse otra camiseta. El aviso esta vez decía: "Coelho me la chupó otra vez". Recordé eso mientras las palabras del supuesto Coelho se formaban en la pantalla y me pedían explicaciones.

Efraín Medína: Ok —respondí fastidiado—, vete al carajo, farsante.

Paulo Coelho: Estoy cansado de que me llames farsante.

E.M.: Jódete, debes estar muy jodido para fingir ser Coelho.

P.C.: No finjo nada, soy Paulo Coelho y tú el colombiano envidioso que no desaprovecha oportunidad para atacarme. ¿Qué te he hecho?

E.M.: Aparte de escribir mierda prensada y etiquetada de espiritualidad y buenos propósitos diría que no eres un mal tipo.

P.C.: No sabes acaso que la posibilidad de realizar un sueño es lo que hace la vida interesante, porque tu sueño puede no ser el sueño de otro.

E.M.: Mi sueño es que revientes, pendejo.

P.C.: Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar lo que nos hace infelices, el instante profundo y maravilloso en que un sí o un no puede cambiar nuestra existencia.

E.M.: ¿De qué hablas, idiota?

P.C.: De mi pensamiento, he vendido cien millones de libros...

E.M.: Eso es la mitad de los discos que ha vendido Julio Iglesias.

P.C.: No tengas miedo a las dificultades, no te asustes por la obligación de escoger un camino y recuerda que escoger un camino significa abandonar otro.

E.M.: ¿Qué clase de subnormal puede tragarse esa basura?

P.C.: He vendido cien millones...

E.M.: Has fusilado y rebajado a mierda libros de la sabiduría oriental, todo lo que escribes se convierte en mierda.

P.C.: Cien millones...

E.M.: ¡De comemierdas!?

P.C.: Tu lenguaje infame no me asusta, cuando quiero realmente una cosa el Universo entero conspira para ayudarme a conseguirla. Nunca desistas de un sueño, solo trata de ver las señales que te lleven a él.

E.M.: La única señal que veo es la mierda que vas dejando a tu paso, cabrón.

P.C.: Cuando crezcas descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero debes aceptar tu culpa.

E.M.: ¿De qué hablas, chupasebo?

P.C.: Nunca te la chupé.

E.M.: Acabas de hacerlo otra vez.

P.C.: Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo.

E.M.: Estás rayado, Coelho. Te has creído tus propias patrañas. No dices un culo, tu retórica vacía solo se la tragan las babosas resecas.

P.C.: Cien millones...

E.M.: ¿Qué putas quieres?

P.C.: Cuando alguien desea saber algo debe saber que corre riesgos, y por eso la vida vale la pena.

E.M.: Eres solo un vendedor de folletos, nadie que se respete a sí mismo va a tomarte en serio jamás. Eres un trasto repleto de ínfulas y retórica vegetariana.

P.C.: Ilumino a mis lectores, les digo que deben ser dementes, pero comportarse como personas normales. Deben correr el riesgo de ser diferentes y disfrazarse de payasos, pero aprender a hacerlo sin llamar la atención.

E.M.: Tu único oficio es empobrecer el mundo y hacer más atroz la miseria de quienes te leen.

P.C.: El que está acostumbrado a viajar sabe que siempre es necesario partir y que algunas veces hay que decidirse entre una cosa a la que se está acostumbrado y otra que nos gustaría conocer.

E.M.: Debo reconocerte cierta evolución: cada cosa que dices es aún más estúpida que la anterior.

P.C.: Hay un lenguaje en el mundo que todos comprenden, es el lenguaje del entusiasmo que produce un lenguaje en busca de aquello que se desea y que ese lenguaje crea. Porque es la magia el puente que permite ir del mundo visible hacia el invisible y por ese mismo puente se debe regresar.

E.M.: Tienes el aparato digestivo al revés, deberías llamarte Cujelo.

P.C.: He intentado trasmitirte sabiduría, pero estás demasiado exasperado para entenderme. No has entendido que morir mañana es como morir cualquier día y que existe un lenguaje que va más allá de las palabras. No todo en la vida es de un color o de otro y si no, mira el arco iris.

E.M.: ¿Has pensado últimamente en tu madre?

P.C.: Nadie puede quedar ajeno a los cambios que el mundo empieza a experimentar desde el inicio.

E.M.: Seguro a tu madre le gustaría un final que acaba.

P.C.: Cada día escojo una verdad con la que pretendo vivir. Hoy podría ser la de mañana como fue la de ayer. En el niño existe el hombre que con el paso del tiempo será el hombre con un niño que existe.

E.M.: No puedo dejar de pensar en tu madre.

P.C.: Hay siempre probabilidad de que ocurran cosas inesperadas, sobre todo cuando estamos desprevenidos. Es como el miedo que se manifiesta únicamente de dos formas: el temor es una y la otra es el miedo que mencioné antes.

En ese instante sentí compasión por Coelho y sus cien millones de lectores, aquel infeliz había hecho fama y dinero llenándoles el cerebro de vacío a seres más precarios que él. Sus libros eran el más extendido directorio de la imbecilidad.

E.M.: ¿Eres soplanucas o muerdealmohada?

P.C.: Todos los hombres son diferentes y aquellos que lo son deben saber que el desafío es no ser igual a otro siendo el mismo.

E.M.: He oído que haces ediciones piratas de tus propios libros.

P.C.: Deja de pensar en la vida y deja que la vida piense en ti. Cada mañana Dios te muestra su sonrisa mientras te lavas los dientes. Lavarse los dientes te hace sentir más cerca de Dios. La única entidad que se detiene en el tiempo es el vampiro, que aunque sea inmortal llega un momento en el que ve un mundo que deseaba vivir y no es lo que esperaba. Lo que quiero decir es que hay que seguir adelante, caminando con gozo y alegría como un vampiro.

E.M.: ¿Y sobre tus días en la cárcel?

P.C.: Acumular amor es bueno y acumular odio es todo lo contrario de acumular amor porque el amor no es como el odio. A veces insistimos en ver la paja en el ojo ajeno en vez de ver las montañas, los edificios, los perros callejeros y los reductores de velocidad.

Antes de que pudiera replicar, la ventanita con la insignificante cara del gurú de supermercado se esfumó de mi pantalla:?

 (X) El usuario aparece desconectado?

Nota: todas las palabras de Paulo Coelho en el anterior chat fueron tomadas en forma literal de sus libros.