12 de diciembre de 2006

Experimentos

Curas para el guayabo que todos hemos probado

Curas para el Guayabo: Tres experiencias con trago de por medio: Germán Bula se emborrachó cinco veces y probó igual número de antídotos contra el guayabo. Carlos Mario Ríos se pegó su primera rasca y Jorge Mejía escribió una carta de amor sobrio y luego ebrio.

Por: Germán Bula
| Foto: SOHO.CO

El último pensamiento de la noche: qué bueno es dormir. El primer pensamiento del día: qué malo es despertarse. Como los siete enanitos, los síntomas del guayabo llegan uno tras otro: Mareín, Dolorcito, Doc Enchonche, Sediento, Apagamelalú, Acidito y Aydiosmioyanoquierovivir-ito. Los franceses le dicen gueule de bois, jeta de madera.

Los alemanes, Katzenjammer, aullido de los gatos; sin duda, refiriéndose a la manía que tienen los timbres de sonar dos veces más duro los domingos. El guayabo (nombre médico: veisalgia) son los síntomas producidos por el consumo excesivo de alcohol, un ataque en varios frentes, una enfermedad crónica y universalmente detestada. (Colombia tiene la mejor cura para el guayabo (eso dicen en Reino Unido))

No es de extrañar que en todo el mundo se añore y se busque la cura para el guayabo. En Escocia es la gaseosa nacional: Irn Bru; en Ecuador se cura el "chuchaqui" comiendo mariscos; en Rusia comen pepinillos encurtidos y beben el líquido de la jarra que los contiene. En México, sobra decirlo, se comen jalapeños enteros.

Buscando avanzar en la lucha contra este mal universal, con ímpetu científico y para fomentar la cooperación entre los pueblos, acepté probar cinco curas contra el guayabo y comparar su efectividad y, claro, emborracharme cinco veces. ‘Será un sacrificio‘, pensé, ‘pero debo hacerlo; no por mí sino por la humanidad‘. Y así, con la frente en alto, me dirigí al Bulín listo a pegarme mi primera rasca.

Cura: The Cure

Se trata de unas pastillas recubiertas de color blanco producidas por Heaven Sent Naturals. Por lo que entiendo de la caja, las pepas desaceleran el metabolismo y ayudan al organismo a descomponer ciertas toxinas. Se toman dos pastillas antes de empezar a tomar y dos más después de cada seis tragos. Además, se debe tomar un vaso de agua antes de ir a la cama.

La rasca

Para garantizar que me diera guayabo, bebí un coctel llamado "submarino". Se sumerge una copa de aguardiente en un vaso de cerveza y se bebe. El bar es El Bulín, un lugar conocido por su música y su clientela bohemia. Así, pues, la borrachera fue a la luz de una vela y al ritmo de Silvio Rodríguez y León Gieco. Tras un tiempo corto de tomar aguardiente, comer maní picante y hablar paja estoy oficialmente borracho.

A tal punto, que ahora debo dar un salto en el tiempo, pues no me acuerdo de nada. Un salto al estilo Batman cuando aparecía el logo del murciélago dando vueltas y luego el dúo dinámico-homoerótico en el batimóvil. Aparece, así, una botella de Néctar Rojo dando vueltas, aparezco yo en un taxi intentando recordar dónde vivo y aparece mi cama y la dulce nada que queda al otro lado de la conciencia.

El guayabo

Me desperté al mediodía. Me hubiera quedado en la cama, pero los seres humanos necesitan orinar, comer y, sobre todo, tomar agua. No puedo decir que no sentí guayabo, pero fue un guayabo light. No sentí náuseas ni (mucho) dolor de cabeza, pero estuve blandito. Desayuné un tazón de fideos y volví a la cama. A las cinco de la tarde almorcé con dos hamburguesas. Hambre de guayabo. El guayabo habría sido mayor si no hubiera tomado las pastillas. Fui un completo inútil todo el día, pero no sentí mucho malestar. A The Cure le doy cuatro Gargantas de Lata. 

La rasca

No es un mero capricho lo que me ha llevado al bar Reino, en la séptima con 41, a pegarme una rasca; busco la cura contra un flagelo universal, y fomentar la cooperación entre los pueblos. Por lo tanto, es necesario mantener el método y reproducir exactamente las condiciones del experimento inicial. Preferiría estar tomando martinis, pero estoy, muy a mi pesar, ante un submarino, el séptimo que habré de hundir en menos de tres días. Solo pensar en el sabor de aguardiente mezclado con cerveza me produce asco.

Como niño de cuatro años tomando emulsión de Scott, tomo el primer sorbo de la noche, brindando por el método científico y la civilización occidental. Aparece una botella de Néctar Rojo dando vueltas; aparezco yo, en el bar y luego en el taxi, cantando todo mi repertorio de borracho. Repito una y otra vez la única estrofa que recuerdo de Alicia adorada. (Los 8 tragos más fuertes del mundo)

El guayabo

1. Aún borracho, me acuesto a dormir. 2) Me acuesto boca arriba y me siento incómodo. 3) Me acuesto boca abajo y es peor. 4) Me acuesto sobre mi lado izquierdo y sobre mi lado derecho. 5) Experimento con los brazos y las piernas colgando por fuera de la cama —la hijueputa acidez no me deja descansar. 6) Me paro a ver televisión a ver si me pasa la acidez. 7) Intento ir a la cama de nuevo. 8) Repito los pasos 1 a 7 durante toda la noche. 9) Escucho los pajaritos y veo la luz tenue del amanecer. Bonito, ¿no?

Cura: Bloody Mary

‘María Sangrienta‘ era el apodo de María I de Inglaterra, quien mató a cientos de protestantes en un intento por regresar a Inglaterra al catolicismo en el siglo XVI. Ernest Hemingway apodaba así a su mujer, Mary Welsh, cuyo pésimo genio solo empeoraba con las tomatas del escritor. De ambas mujeres se dice que inspiraron el nombre del coctel, que contiene vodka, jugo de tomate, sal, pimienta, salsa inglesa, tabasco, apio, limón y naranja.


La rasca

Para dar una idea de la rasca, voy a reproducir un fragmento de la conversación. Estamos en el bar D‘s Madre, en la 73 con 11 y me muevo en mi silla como se mueven las cabezas de esos perritos de juguete que ponen los taxistas en los carros:

"¿Sabes cómo le dicen al guayabo en Venezuela?". "Ra...ra. Ratón. Y en México: la cruda. Ah, pero ¿sabes cómo le dicen al banano en Venezuela? Cambur". "Cambur. ¿Por qué no le dicen por su nombre normal?". "Al maíz pira todo el mundo le dice distinto: cotufas, crispetas, pizpiretas". "En Venezuela a la arepa de choclo le dicen ‘Cachapa‘, y a las lesbianas ‘cachaperas‘. En México son ‘tortilleras‘ y aquí en Colombia son ‘areperas‘". "El maíz, el maíz... La respuesta está en el maíz".

El guayabo

Mi garganta parece de piedra, y mi lengua de peluche. Me ofenden ligeramente los rayos de luz que se cuelan por mi persiana, y me parece de muy mal gusto que el día comience precisamente a estas horas. A diferencia de las dos veces pasadas, me espera un día muy ocupado, con vueltas en sitios distantes de la ciudad y compras navideñas.

Me encanta que el Bloody Mary disimule el sabor del vodka. Me lo tomo despacio, al mismo ritmo que se organizan mis pensamientos y me animo a cumplir con las obligaciones del día. Sabe bien, y ayuda a quitarme la sed. ¿Quita el guayabo? Más bien lo amortigua, lo disimula por un par de horas. Tres Gargantas de Lata.

Cura: Complejo B

La vitamina B6 (piritinol) hace parte del complejo B, y a veces es suministrada a alcohólicos hospitalizados. Hay bebedores fuertes que toman pastillas de complejo B habitualmente para conservar su salud y seguir tomando.

La rasca

El aguardiente elegido es el Tapa Roja. No sé si es por la racha de rascas, pero siento que pasa por mi garganta como si fuera Varsol. ¡Qué borrachera más aburrida! No pasé por una etapa eufórica, sino que llegué directo a la etapa depresiva. Pasé gran parte de la noche con la cabeza apoyada sobre la mesa, inmóvil. Una especie de Pensador de Rodin más jincho, triste e inútil. (Una mañana en la clínica del guayabo)

El guayabo

No me dieron mucha confianza el par de pastillas amarillas que tenía que tomarme. Sentía que mi cerebro se aplastaba contra las paredes de mi cráneo, y lo único que parecían prometer las vitaminas era una piel más suave y mejor circulación. Sin embargo, las pepas me sorprendieron. Pasé bastante bien ese día, y no sentí debilidad ni dolor de cabeza, apenas algo de sed. Al complejo B tengo que darle cuatro Gargantas de Lata.

Cura: Alka-Seltzer

El Alka Seltzer es una combinación de ácido acetilsalicílico (aspirina), bicarbonato de sodio y ácido cítrico. La aspirina trata el dolor de cabeza, el bicarbonato neutraliza la acidez y el gas distiende las paredes abdominales.


La rasca

El Gran Patriarca, club deportivo y social, en la 54 con 13, fue el lugar de mi última borrachera. No solo abusé del alcohol, abusé, también, de la vitamina "ch": chorizo, chunchullo y chicharrón. Llego a casa en un estado de profunda modorra, y con fuerzas apenas suficientes para quitarme los zapatos antes de entrar a la cama.

El guayabo

A la mañana siguiente, tras cinco noches de borracheras y resacas, logré trascender la sed, el mareo y el dolor de cabeza y comprender la verdad interior de la intoxicación alcohólica. Sentado en el baño, tras varios minutos de dolorosos y líquidos esfuerzos, aparecieron ante mí las palabras del profeta Isaías: "¡Ay de los que despertando por la mañana andan tras el licor, de los que trasnochan encandilados por el vino". Isaías, 5:11

Vi una botella de Néctar que descendía de los cielos. Y no se detenía en la tierra. Seguía bajando, hasta lo más profundo de los infiernos. Y todos los ángeles, arcángeles y querubines, y las criaturas del señor, bebían guaro, y el guaro era bueno. Y comprendí que es imposible escapar del eterno ciclo rasca-guayabo-rasca, un bucle más en el ciclo de la vida... Ah, sí, al Alka Seltzer le doy tres Gargantas de Lata. (Aprenda a hablar de tragos sin ser esnob)

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