Para entrar: Debe volar en primera clase de esa aerolínea. Los que viajan en otras clases tienen que pagar 100 dólares adicionales.
Para los ejecutivos: Los más dedicados a su trabajo pueden ir a un centro de negocios dotado con faxes, teléfonos, impresoras y fotocopiadoras. Adicionalmente, hay internet inalámbrico y varias zonas para la conexión de portátiles. Pero si lo que quiere es desestresarse, hay un spa que ofrece todo tipo de tratamientos de relajación y belleza (incluido un jacuzzi).
Para las familias: Tiene un centro de actividades para niños —y papás— con videojuegos nuevos y clásicos, lo último en juguetes y una sala de cine. Si prefiere, puede recurrir a viejas técnicas de entretenimiento y jugarse un chico de billar.
Para los que no tienen tiempo: La sala cuenta con un equipo de asistentes personales que se encarga de solucionar cualquier duda o problema que tengan los viajeros: cambian vuelos, organizan el transporte a los hoteles y hasta reservan a su nombre en diferentes restaurantes.
Para comer y tomar: Hay una brasserie, un delicatessen y estaciones de comida rápida. También un bar donde sirven los tragos más exclusivos y los cocteles más sofisticados.