18 de abril de 2002

Libros

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¡AAAAAAHHH...! DOCE RELATOS ERÓTICOS
EDITORIAL PLANETA I
181 Páginas

A diferencia de lo que sucede en la vida real, en este libro no hay historias de sexo malas: todas tienen algo que las hace dignas de ser recordadas. Todas tienen algo que las hace dignas de ser recordadas, y lo primero es que fueron escritas por representantes del nuevo fenómeno que se está dando en Colombia: a pesar del país en que tuvieron que nacer, o justamente por él y sus terribles circunstancias, hay una nueva generación de escritores originales y con mucho peso literario. No imitan a García Márquez; tampoco a Fernando Vallejo. Se imitan a sí mismos, y por eso son tan diferentes unos con otros. Y eso es lo más importante de este libro: que más que una colección de relatos, es un panorama del talento que hay en Colombia.

Son doce relatos eróticos escritos por doce plumas jóvenes. Algunos son inolvidables, como el de Antonio García, en el que el pobre Ciego Dávila, un gordito perdedor, termina dejándose enrollar por un par de tranceras que lo inundan de pepas y de sexo; o como el de Fernando Quiroz, en el que el erotismo se prepara en la cocina; o como el de Ricardo Silva, en el que elementos modernos como el internet son nudos literarios que terminan convirtiéndose en aventuras eróticas.

Hay de todo, pero todo es bueno: el relato de Mario Mendoza, en el que el aseador de una clínica vive un romance a fondo con una enferma en estado de coma; el de Juan Gabriel Vásquez, en el que un profesor relata sus andanzas con una alumna. O el célebre stand up comedy de Efraim Medina, Mi verga y yo, en el que el autor se enfrasca en un diálogo inolvidable con su miembro.

Todos los episodios sexuales son buenos. Y fáciles. Y rápidos. Y todos se pueden recordar. Contrario a lo que a veces pasa en la vida.