16 de diciembre de 2005

Los diamantes son eternos

Es la cifra clave en el imponente Evidenza: 208. Doscientos ocho, ni uno más ni uno menos, es el número de diamantes que trae incrustados el nuevo niño mimado de Longines.

La marca suiza es fanática de mezclar lo retro con elementos de vanguardia. Esa es la única explicación posible a que haya tomado un diseño original de 1911, relanzado luego en 1925 y le haya vuelto a dar vida 80 años después. Tampoco es coincidencia que dos íconos de la época dorada del cine como Audrey Hepburn y Humphrey Bogart sean la imagen de la marca pese a haber dejado de respirar hace ya varios años.
Este Evidenza Diamonds es un cronógrafo de forma tonneau (de barril, para que no quede tan desubicado), con la caja en acero inoxidable y 208 diamantes Top Wesselton que totalizan 3.12 kilates.
Impermeabilidad hasta 30 metros bajo el agua, correa azul de cuero legítimo, un contador de 30 minutos, otro contador de 12 horas, un segundero pequeño y una ventana de calendario es a lo que usted se estará haciendo. Y, claro, no olvidar nunca los 208 diamantes, todos y cada uno de ellos para usted.
No olvidar tampoco que no es poco lo que representa la casa Longines en el mundo de la medición del tiempo. Fundada en 1833, tiene el aval de haber cronometrado olimpiadas y campeonatos mundiales de varias disciplinas durante los últimos 125 años, además de haber sido el cronómetro oficial en el vuelo de Charles Lindbergh en solitario, de Nueva York a París, en 1927.
Con Evidenza Diamonds, valga decirlo, el tiempo está de su lado. Y de paso se desvirtúa aquella vieja frase que reza que los diamantes son los mejores amigos de las mujeres. Marilyn Monroe puede revolcarse en su tumba, porque aquellas piedras preciosas acaban de cambiarse de bando.