3 de septiembre de 2002

Lucy Liu

El cielo perdone a los americanos, porque son ideas malsanas las que pasan por sus mentes cuando es Lucy Liu la que pasa por las pantallas de sus televisores. Es sexo lo que imaginan, porque sus facciones son un imán para fantasías que parecen desarrollarse mejor en salones de masajes, con poca ropa y muchos orgasmos. Pero Lucy, que pronto estará en teatros con la segunda parte del exitoso ladrillo fílmico Los ángeles de Charlie, es mucho más que envoltura asiática Su pequeña biografía comienza cuando nace en Queens y termina con un coprotagónico al lado de Mel Gibson en la cinta Payback. Entre Queens y Gibson, hay en la hoja de vida de Liu papeles en E.R., NYPD Blue, L.A. Law y muchas otras series que la costumbre obliga a escribir con mayúscula aunque el papel haya sido minúsculo. La catapultó su caracterización de clienta insoportable del bufete donde se ganaba la vida una escuálida, simple y poco curvilínea abogada de nombre Ally McBeal. En su lista de trabajos para la televisión y el cine, puede encontrársela con los cuatro nombres que ha usado: Lucy Alexis Chiu, Lucy Alexis Liu, Lucy Lui o el ya muy firme Lucy Liu. Esta Lucy de ojos rasgados también tiene habilidad para la comedia, pero es la seria cultura oriental la que termina trasnochándola: habla mandarín con fluidez nativa, estudió tradiciones chinas en la Universidad de Michigan y practica el kali-eskrima-silat, disciplina que mezcla bastones y cuchillos. En los ratos libres toca acordeón, pero en privado porque, hasta donde se sabe, no fue un chino quien lo inventó. Y ella, a pesar del perfecto inglés, en Asia juega de local.

CIFRAS Hija de inmigrantes chinos, Lucy nació el 2 de diciembre de 1967 en Queens, Nueva York. Tiene el pelo negro, los ojos color café, mide 1.55m y sus medidas son un secreto celosamente guardado. Tres son los montajes teatrales más representativos de su corta carrera: Numb, Redwood curtain y la clásica Madame Butterfly. Como Ling Woo, en Ally McBeal estuvo entre 1997 y 2001. Un color: el negro, que vistió a diario durante sus años de estudiante. Un año mágico: 1997, cuando tuvo seis papeles en cine y televisión, uno de ellos en Ally. Un dolor: no haber ganado aún el Emmy.