18 de agosto de 2004

Más de dos para la copla

Por: Ben Nevis

¿A qué horas Martirio se convirtió en algo cotidiano? Como si la doña de los cantes fuera de esta y no de la otra orilla, la graduamos de local con tres discos: Mucho corazón, Flor de piel y Coplas de madrugá, este último no el último con el pianista Chano Domínguez. El más reciente juega a las palabras para bautizarse: Acoplados. ¿dos para la copla? Nada de eso: más de treinta, contando a los miembros de la Sinfónica de RTVE y a los de una big band. Diez años han pasado desde que Chano y Martirio hicieron Coplas de madrugá, apuesta de canto con trío que funcionó. Vuelven a lo suyo, pero en un formato instrumental más ambicioso, permeado ya no solo por la tradición sino amigo de ese jazz del que está hecho Chano. Dijo Martirio hace un lustro que la copla es "una obra de teatro en tres minutos", y traiciona la definición apenas en unas cuantas canciones de un disco donde nada conserva la vida más allá de los 300 segundos. Por cosas del pudor, se le dio vía libre a un experto para que, en letra minúscula, hiciera en el cuadernillo una mayúscula pero suntuaria defensa del haber propiciado este acoplamiento de la copla con el jazz. Sobraba: cada una de las doce piezas se explica y defiende sola. Chano al piano rima, y Chano, Martirio, copla y big band van bien. Martirizará la mezcla el oído de los puristas que no soportan que la copla copule con el jazz, pero nada distinto al placer resulta de la faena.
Acoplados
martirio/chano domínguez
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