9 de octubre de 2006

No se limite a dar la hora

Hay un señor que se llama Jacques Helleu, que años atrás creó una colección de relojes para Chanel. Su sueño se convirtió en leyenda y, como buena leyenda, revive de sus cenizas después de un tiempo. Con ustedes, los J12.

Fue un éxito en 2000: primer reloj deportivo de la marca inspirado en el universo náutico, primer reloj sumergible a 200 metros, primer reloj automático, primer reloj unisex, primer reloj de cerámica. Pero no se deje confundir, la familia J12 es casi inagotable, con un sinnúmero de referencias que nublan los sentidos y fijan la definición de perfección en un lugar donde no había estado antes.

Ahí está el Superleggera, llamado así en homenaje a un taller de carros italianos en París, a orillas del Sena. También el Tourbillon, en cerámica y oro blanco, fusión perfecta entre el concepto de alta tecnología del J12 y una de las compilaciones relojeras más difíciles de fabricar y más respetadas por los expertos. La colección juega con el blanco y el negro, la cerámica y el oro, los diamantes, los cronógrafos. Las opciones son ilimitadas y el problema de elegir es suyo. Ojalá todos los problemas de este mundo fueran tan placenteros de solucionar.

Apenas un poco más arriba —como si fuera posible superar una colección de este tipo— están los J12 Éditions Limitées, donde la celebración es con diamantes de todas las formas, colores y tamaños. Las versiones con biseles engastados se limitan a doce ejemplares, mientras que los de bisel de cerámica se elevan a 55. Haga fila a ver si clasifica al J12 negro o al J12 blanco. ¿Es lo suficientemente bueno para aspirar a uno de ellos? ¿Lo es?