3 de septiembre de 2002

Nómbreme un trago

Beber en exceso es una costumbre que no tiene nombre ni excusa, pero tomarse un trago con medida, sí que tiene nombre y toda una historia detrás.

Bloody Mary Vodka
Jugo de tomate
Limón
Salsa inglesa
Tabasco
Sal
Pimienta
Hielo
María la sangrienta? puede no ser el nombre más atractivo de un trago, pero el paso de los años demuestra que lo que puede no ser a veces es. Lo creó el barman Ferdinand Petiot, en el bar del St. Regis Sheraton de Nueva York, en 1920, luego de que surgiera la idea de mezclar vodka con jugo de tomate. El nombre fue puesto en honor a una linda señorita de nombre María que lo probó y quedó encantada.
   
Bellini
Jugo de mandarina
Licor de albaricoque
Champagne
Hielo
Es irónico que el pintor renacentista Giovanni Bellini, cuya obra maestra, El San Francisco de Asís, es epítome de la austeridad, sea famoso además por prestar su nombre a un coctel popular, símbolo de hedonismo y clase. Como él se llama al célebre coctel de champagne, nacido en el bar más renombrado de la ciudad durante un brunch que realizaron dos príncipes italianos amantes del arte y del renacimiento. Y del trago, claro.
 
Daiquirí Ron blanco
Jugo de limón
Azúcar
Hielo
A Ernest Hemingway, para quien la felicidad consistía en tomarse su mojito en la Bodeguita del Medio y su daiquirí en el Floridita, se le atribuye la creación de este último. Fue él quien lo popularizó porque el nombre viene de dos técnicos de una mina de cobre de la provincia cubana de Oriente quienes, en 1895, tuvieron la idea de mezclar ron, jugo de limón, azúcar y hielo, y lo bautizaron con el nombre de un pueblo cercano, Daiquirí.
 
Cuba libre Jugo de limón
Ron blanco
Coca-Cola
Hielo
Rodajas de limón
El Cuba libre nació cuando La Habana era para los turistas americanos, entre ellos Al Capone, un feliz paraíso lleno de playas y morenas de mejores formas (en esa época, cubanos y norteamericanos tenían tan buenas relaciones con el ron Bacardi como con la Coca-Cola). Cuba libre se refería a la independencia de los cubanos frente a los españoles, con la intervención gringa de rigor.