10 de septiembre de 2004

Humor

Manual práctico para limarse los cuernos

Jorge Leyva Valenzuela reconoce haber sido "toreado" en varias plazas. Por eso, aprovecha una experiencia personal y ofrece un decálogo infalible para saber si a uno le ponen los cachos.

Por: Jorge Leyva Valenzuela
| Foto: Pixabay

La historia comienza con su novia, que es una joya; la combinación perfecta de valores, belleza e inteligencia. Se siente orgulloso de ella y cree que la vida lo ha premiado con esa mujer. Una noche le comienza una terrible sensación de desazón y siente dolor en el pecho. Es probable que también le sangre la nariz. Pasa así algunos días y cae en la cuenta de que su "princesita" lleva varias semanas bastante ambigua. Usted no sabe bien qué es, pero comienza a sentir que si se casara mañana, en lugar de despedida de soltero le organizarían una becerrada. Le pregunta a ella si ha estado viendo a alguien más. La niña se ofende y le echa un discurso sobre la lealtad. Usted, toreado en varias plazas, trata de creerle, pero no puede. (¿Cuánto se demora su ex en volver a tener sexo con otra persona?)

Desconcertado se va donde un amigo al que le tiene confianza y con voz entrecortada le dice: "Creo que me están cornupeteando". Él le responde que para comprobarlo el mejor test lo trae una edición vieja de la revista Cosmopolitan en la que se lee: "Si siente que le están poniendo los cuernos, es porque le están poniendo los cuernos". Usted confía que todo sea un error y por eso llama a su novia y le vuelve a preguntar. Ella le dice que está loco y que necesitan hablar personalmente. Créame: este es el momento de olvidarse de que ella existió. Sin embargo, si quiere reivindicar su derecho a la verdad, si le molesta que duden de su inteligencia o si odia que confundan su bondad con estupidez, siga los siguientes pasos:

1. Gane tiempo: Para averiguar la verdad sobre su cornamenta usted necesita unos días. Por eso, antes de colgar el teléfono, dígale a su futura ex que no se siente preparado todavía para hablar acerca de sus problemas de pareja. También que la llamará en el momento adecuado. Luego, que la quiere, y cuelgue cariñosamente.

2. Lance el anzuelo: Logre que a las amigas de su novia les llegue el mensaje de que "un tipo divino" quiere salir con ella, sin que se enteren que viene de usted el comentario. Seguro dirán que su "princesa" hace rato está enrolladísima con alguien más. Si la cosa se hace bien, le darán el nombre del afortunado. En este momento usted debería entender que clasificó como ejemplar de pura casta para feria taurina. Pero si sigue repitiéndose que "eso no puede ser", siga leyendo. 

3. Ubique a su cómplice: Tranquilo, usted no está solo. Averigüe quién es la novia (para este momento ex novia) del nuevo amigo de su "princesa". Llámela. Ella se convertirá en su mejor aliada el resto de la vida. A lo mejor resulta ser una gran mujer y la cosa trasciende. Ella le confirmará sus sospechas con datos muy interesantes. Luego vayan a bailar, tómense una botella de whisky y desayunen sonriendo. (¿Sabía que ser infiel lo puede enfermar?)

4. Conozca los detalles: Consiga algunas personas en común con el nuevo galán para que le pregunten discretamente desde cuándo anda tan feliz. Él, que está estrenando trofeo y sabe de su derrota, soltará la lengua con orgullo. Las preguntas adecuadas harán que cuente la historia con fechas, pelos y señales. Usted entenderá el porqué de muchas cosas, quedará destrozado y sentirá una gran necesidad de saber quién es exactamente la mujer que creyó perfecta. Tranquilo que para eso está el punto cinco.

5. Compare apuntes: Contacte algunos de los ex novios de su "princesa" y, luego de siete cervezas, cuénteles su historia. Es probable que todos hayan sido víctimas y, por solidaridad de género, le darán detalles que lo ayudarán a entender en qué carajos se había metido usted. Ojo: esta es una experiencia francamente devastadora que preferirá nunca haber vivido. Pero ya es tarde para lamentos y, tranquilo, que ahora viene la acción.

6. La tienta: Anote algunos de los datos que ha conseguido. Asegúrese de incluir el nombre del galán y varias fechas. Aparézcasele a ella y entréguele el papelito. Espere a que lo lea y, antes de que pueda decir una sola palabra, salga corriendo. Ella lo perseguirá pero no se deje alcanzar. Si es necesario súbase al primer taxi que pase y aléjese de ahí. Esto le evitará un bochornoso espectáculo en la vía pública. (La musa (y la moza) de los Rolling Stones)

7. Óigala: Su "princesa" lo buscará desesperadamente para "explicarle". Hágala esperar unos días y luego déjese encontrar. Es probable que ella ahora le cuente la verdad, pero también que se invente una historia. Si pasa lo primero, apláudale la valentía y tómese otra botella de whisky oyendo boleros. Si pasa lo segundo, recuérdele algunos detalles sórdidos y emborráchese con aguardiente, tangos y Kool Light.

8. No se exponga: Para este momento todos sus recuerdos estarán pintados de gris y su "joyita" habrá dejado de ser lo único que usted quería en la vida para convertirse en todo lo que nunca quiso. Tendrá ganas de dedicarle Falsaria, del Gran Combo de Puerto Rico, pero aguánteselas. De hecho, procure no volverla a ver. Ella va a querer legitimarse exhibiendo a su nuevo amigo y, aunque usted ha demostrado ser berraquito, ese espectáculo es una banderilla que su espalda no necesita. Realmente lo que puede ayudarlo ahora es pasar al punto nueve lo antes posible.

9. Venza la tusa: Si siguió las instrucciones al pie de la letra, lo felicito. Ya las amigas de su ex no lo mirarán con lástima sino con temor y eso siempre es preferible. Pero le llegó el momento de lidiar con usted mismo. Deje el alcohol y el cigarrillo, aunque siga con los boleros y el tango. Compre muchas chocolatinas Jet y cómase una diariamente durante tres meses. Al segundo mes sentirá la mejoría. Esta dieta no lo dejará morir de hambre (a estas alturas habrá perdido más de 10 kilos) y, por una vaina rara que tiene que ver con la serotonina, lo salvará de un infierno. Dele gracias a la Compañía Nacional de Chocolates por existir.

10. Tranquilo: No juzgue a todas las mujeres del mundo por lo que le pasó. Entienda que usted se equivocó con ella y ya. Eso sí, habrá quedado como un loco obsesivo frente a muchos (pero no como un imbécil). La vida comenzará a sonreírle de manera increíble. Por eso viva sin mirar atrás. Es probable que el galán de entonces ya sea otro ex, que vaya por el punto cinco de este manual y que esté a punto de llamarlo. Contéstele y acéptele las cervezas. Pídale que por simple responsabilidad pase directo al punto nueve y también hágale un par de favores: préstele su nueva colección de Cosmopolitan y recomiéndele este número de SoHo. Créame: el tipo le quedará agradecido toda la vida. (Los últimos días de Hugh Hefner)

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