11 de mayo de 2012

Miscelánea

Souvenirs colombianos

Una muestra más de que en materia de imaginación, el colombiano no tiene límites. Tres souvenirs de colección.

Por: Karl Troller

LAVANDERA
Lavar es una de las profesiones más loables que existen en Colombia. Desde lavar los trapos sucios hasta el lavado de dólares, la limpieza es una de las grandes obsesiones del pueblo colombiano. No en vano uno de los narcotraficantes más temidos fue alias Jabón. Y al jabón, justamente, es al que le debemos gran parte de la contaminación de nuestras cuencas hidrográficas cuyas espumas de detergente inspiraron una de las canciones más hermosas del folclor huilense en la pluma del maestro Jorge Villamil. Nada más típico entonces que una lavandera como recuerdo de un país que se desvive por lavar su imagen.

Advertencia: no sirve para hacer pompas de jabón.
Dónde: Almacén Tipilandia
Precio: $6000


TRANSMILENIO
Aunque algunos vándalos usan el TransMilenio como juguete prestado, esta réplica miniatura es la única autorizada para destrozar a piedra. Los niños que tengan a bien quitarle las ruedas, romperle los vidrios o sumirle la carrocería no serán reseñados en carteles, sometidos al escarnio público ni se dará recompensa alguna por su captura. Así algunos padres y educadores lo quisieran. Ahora, aquellos adultos que quieran llevarse un lindo recuerdo de una frotada de genitales o el robo de celular o billetera podrán adquirir este simpático recuerdo bogotano que nos pone a la altura de otros servicios públicos que son orgullo en las tiendas de souvenirs del mundo entero como el taxi amarillo de Nueva York, el “vocho” verde de Ciudad de México o el bus rojo de dos pisos de Londres.

Advertencia: no viene con las losas rotas de Peñalosa.
Dónde: Semáforo (souvenir vintage de colección)


EL GUAYO NACIONAL
Esta réplica exacta de los guayos tricolor que usó Juan Manuel Santos en su partido contra Bolivia en la pasada Cumbre de las Américas, que terminó empatado a dos goles, es ideal para rellenar de maní y pasas y ofrecer pasabocas en los partidos de Colombia en la eliminatoria al Mundial 2014. Esta cerámica a escala también sirve de recuerdo de los patadones de los jugadores del balompié nacional como el de Efraín Viáfara, del equipo de fútbol Itagüí, que le fracturó en tres partes la cara a su compañero de equipo Edwards Jiménez, que casi cuelga los guayos. O del comportamiento por fuera de la cancha de ciertos jugadores y especialmente de algunos técnicos que nos han hecho quedar como un zapato a nivel internacional.
Advertencia: no incluye lechuza (ni moza) para patear.
Dónde: Artesanías el Zipa
Precio: $12.000

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