El frotis en Transmilenio

–¡Somos los cazadepravados, mi general Palomino!

—¡Exacto! La nueva apuesta de la policía nacional. Hay que adiestrar el ojo, tenientes. Mirada acuciosa. ¿Sí me entienden? Y hacer inteligencia, inteligencia. ¿Cuál es el cui del asunto?

—El quid, mi general, se dice quid.

—Gracias por la corrección. El cui del asunto es proteger en TransMilenio a las mujeres de la injuria por vías de hecho y el acto sexual abusivo. Mejor dicho, es erradicar de los buses el abominable frotis. ¿Y qué es el frotis? Es la misma champeta, pero sin consentimiento de una de las partes: la parte noble.

—Pero en el TransMilenio si no hay frotis, no hay forma de salir del articulado.

—Ahí está el cui de la misión. O “ay”, diría J. Balvin, que no diferencia “ay” de “hay” y de “ahí”. ¿Sí me entienden? Pasar desapercibidas, de agache, ese es el cui. No se pongan de provocadoras, tampoco; hay que respetar la institución castrense. ¿Me hago explicar? Posar de cultas. Como yo, que manejo dos lenguas, la lengua castellana y la lengua en salsa criolla.

—Y si no tenemos certeza, si los hechos son confusos, ¿a quién le preguntamos?

—¡A la mamá de Vicky Dávila! Al parecer la buena señora le tiene respuesta a todo. Qué solidaridad de género. Porque el país no aguanta más víctimas féminas. ¡No más buli a la mujer!

—Bullying, mi general, se dice bullying.

—Eso, gracias. Como el buli que le hicieron a la esposa de James Rodríguez. No hay derecho. Y la ofensa provino de los españoles. Que no vengan de exigentes. Porque para feas, las mujeres de la familia real. Y Daniela Ospina no está mal. Aguanta fotos en Modelo no modelo. Denota exquisitez. ¿Me hago explicar? Además, ¿qué es eso de decir que tiene cara de travesti? Eso es peyorativo, hay travestis de cara bonita, como por ejemplo, eh, mmm… debe haber alguno.

—Mi general, pero lo único peor que desplazarse en TransMilenio es trabajar ahí.

—¿Ya están como mi doctor Carlos Slim, que quiere que se trabaje solo tres días a la semana? Como en los países productivos en los que se trabaja 33 horas, acá seguiremos dándole 48 horas a la semana para no correr el riesgo de volvernos productivos. ¿Sí me entienden? Tenientes, oído, a continuación a cada fémina héroe de la patria se le hace entrega de su ki de trabajo.

—Se dice kit, mi general, kit.

—Eso, gracias, un ki de dotación para infiltrarse: tinte para el cabello, laca, tacones y jeans sin bolsillos atrás. Y ojo con revelar la identidad. Me les posan de espaldas a los periodistas, y me salen a hacer sentadillas, que se vean chuscas esas pompas porque la que queda mal es la institución, no ustedes.

—¿Y el kit no cuenta con una pistola eléctrica taser de las que compró la institución?

—No, mi teniente, porque va y las coge la corriente. No las veo a sus mercedes administrando 3,9 miliamperios. Y en el TransMilenio con una descarga se electrocuta uno y se electrocutan todos, porque los usuarios van cachete con cachete, pechito con pechito y ombligo con ombligo. Echen una panela entre la cartera, eso ya es una arma letal. Hay que proteger la ciudad. O “ay” diría J. Balvin. La capital que amamos. Cada vez más inclusiva: salen de los bares los borrachos a la hora que salen los niños al paradero los viernes. Salen los drogados a la hora que salen los deportistas el fin de semana. Y se termina la bulla de la rumba a la hora que comienza la bulla en las construcciones los sábados. ¡Qué vividero, carajo! ¿Cómo se le llama a eso, tenientes?

—¡Bogotá Humana!

—Generalísimo, ¿cómo van a supervisar nuestro trabajo?

—No tengo ni remota idea —como responde Lenis, el de la Aeronáutica cuando le preguntan algo de la Aeronáutica—. Pero yo sí aventuro algo. Vamos a infiltrar policías que hagan de depravados. Y para que los judicialicen, vamos a infiltrar policías de fiscales. Policías de jueces. Todo el estamento infiltrado de civil. Esa es la estrategia, se le llama inteligencia. Hay ahorro en uniformes verdes, solo se necesitan bluyines sin bolsillos atrás, ese es el cui de la estrategia.