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19 de agosto de 2009

Contra Twitter

Por: Felipe Martínez
| Foto: Felipe Martínez

Desde que descubrí Twitter se me ha acrecentado el temor a hablar solo. Un minuto después de entrar ya tenía 17 "seguidores" (¿adónde me siguen?) que mandaban mensajes de menos de 140 caracteres (¿cobran si me paso?), diciendo que les gustaba lavarse los dientes o escupir en el suelo. Quienes defienden el Twitter alegan que es bueno para vender cosas, para estar enterado de conciertos o promocionar campañas. Lo que yo me pregunto es si esos beneficios (que los puede suplir un aviso clasificado o una valla publicitaria) valen la decencia de un ser humano. ¿Toca aguantarse a alguien decir que "se me destemplan los dientes cuando oigo a Hugo Chávez? ¿Debería importarme que a @elgranmusico le guste el último disco de Lila Downs? Quise ponerme a tono y escribí que acababa de salir del baño y no había papel. Después recomendé una página en internet, y entonces lo descubrí: estaba hablando solo. Cerré mi cuenta aterrado y prometí nunca más volver.