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10 de junio de 2003

Cuánto cuesta Ser torero

Por: Alejandro Gaviria

Hay que tener mucho valor para pararse frente a un animal tan guapo? mucho valor. Cuesta mucho decidirse a ser torero, pero en el fondo es algo que uno ya tiene resuelto, a pesar de que todos sepan que es una locura. Yo empecé a ir a las tientas cuando tenía unos diecisiete años. Esa es la verdadera preparación, aunque también fue un privilegio haber entrado a la Escuela Taurina de Cali, en donde se paga una suma simbólica (alrededor de $70.000) que incluye lecciones en la práctica y en la teoría. Para llegar a ser matador hay que pasar por varias etapas: primero becerros, después novillos y finalmente uno se convierte en matador de toros el día de la alternativa, que es como el grado de los toreros. Sin embargo, lo que cuesta no es tanto llegar a ser matador, sino convertirse en un buen matador que no falte a su verdad y repetir esa escena de valentía y responsabilidad durante muchos años. Eso es lo que vale. Lo demás está de más.

Este es un negocio en donde se mueven millones y millones. Los toreros son artistas y se hacen como los artistas: quienes apuestan por su éxito pagan para que su promesa entre al ruedo en varias novilladas en España y que así logre reconocimiento. Es como llevarse a un artista de gira y negociar para que lo dejen tocar, o como la famosa payola que los managers pagan en las emisoras para poner a sonar una canción. La gran diferencia es que aquí se está pagando por arriesgar la vida. Sin embargo, otra opción es pagar por toros a puerta cerrada. En Colombia uno le paga a un ganadero unos dos millones de pesos por toro para poder prepararse para las corridas.

Las dimensiones son enormes: un traje de luces bueno cuesta de 3.500 a 6.000 euros (hay que tener unos cinco). Si se daña, el arreglo puede costar un millón y medio de pesos. La montera cuesta otro millón, unas buenas zapatillas $100.000 y un par de medias $120.000. El capote puede superar los $500.000, la muleta los $300.000 y la espada los tres millones y medio (además el fundón de espadas cuesta otros 300.000). Aparte de aportar $25.000 mensuales a un seguro especial de la Unión de toreros colombianos, hay que pagar $200.000 por actuación. Un matador hace alrededor de 20 corridas anuales y le pagan entre cuatro y cuarenta millones, según el grado de la plaza (en las plazas de primera se hacen unas cuatro corridas). De ahí tiene que sacar el 20% para su apoderado y pagarles a los banderilleros y los picadores (un millón y medio por cada uno). Cuesta además palizas, cicatrices, calorías, entrenamiento y críticas. El miedo antes de entrar al ruedo no es el único momento en el que se pasa mal. También el fracaso es un rato amargo y la moral sube y baja como una montaña rusa. Claro que todo lo que cuesta se compensa con ese momento en que se ha superado el miedo y uno establece una comunicación directa con el toro, acercándose así a eso que artísticamente quiere lograr. Esos minutos de gloria en que uno camina erguido con un par de orejas en las manos pagan todo. Cuesta, sí. Pero el verdadero valor está en pararse frente a ese toro y asumir que puede costar la vida.