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9 de octubre de 2006

El Llano en llantas

La inmensidad de los Llanos Orientales, 50 Toyota Prado, 200 expedicionarios y una organización perfecta para un evento que difícilmente será olvidado.

El asunto alcanzó tintes cinematográficos: una camioneta del canal Fox Sports para registrar cada actividad, un helicóptero para realizar tomas aéreas y la presencia de la Policía Vial para garantizar el buen rodaje de la caravana. Cuando avisaron que la salida sería el martes 5 de septiembre a las 6 de la mañana y que durante la Expedición Toyota Prado Llanos Orientales 2006 habría que dormir en carpa, muchos torcieron la boca y amenazaron con no ir. Por fortuna, solo fueron amenazas y pudieron ver con sus propios ojos el tipo de experiencia que se hubieran perdido.

Mil kilómetros en un recorrido que comprendió Bogotá, la represa del Guavio, Villanueva (Casanare), Cabuyaro, el río Meta, Puerto Guadalupe, Japoneses, Menegua, Pompeya y Villavicencio; un rally de 86 kilómetros, manga de coleo, almuerzo en ferry por el río Meta, escolta de lanchas piraña de la Armada Nacional, la famosa luna roja del llano incluida y la inmensa felicidad de los habitantes de Puerto Guadalupe, una población que hasta hace poco fue duramente golpeada por la violencia, fueron parte del "menú", que tuvo como guinda de pastel un concierto de Silvestre Dangond en Los Capachos, en Villavicencio.

En 2005 fue La Guajira, los Llanos en este 2006 y para 2007 se manejan opciones: desde el Chocó hasta el desierto de la Tatacoa. El destino será una excusa para unir gente de todo el país que se le mide a salirse de la rutina durante una semana, para ir a lugares y hacer cosas que no han hecho jamás.

La organización, a cargo de Kajuyalí, fue poco menos que perfecta. Manejar a más de 200 personas desde las 5:30 de la mañana durante cinco días y lograr que todo anduviera según el plan, no es tarea fácil. Al final, la cara de satisfacción de cada uno de los participantes fue la prueba del éxito logístico. Sábado 9 de septiembre de 2006, una de la tarde, hora de regresar a casa. Se ven las caras de cansancio, pero es un cansancio feliz. No importa, queda todo un año por delante para recuperar fuerzas.