Home

/

Historias

/

Artículo

19 de noviembre de 2010

Elogio del pollo

Por: Myriam de Lourdes
Ilustración: Pilar Berrío | Foto: Myriam de Lourdes

Confieso que hace mil años no puedo con las carnes rojas, magras o maduras. Me hacen daño. Así que el pollo es una excelente alternativa para mi dieta y mi salud. Pero cuando se habla del 'pollo con tenis', tendría un rosario de virtudes que contar, y un compilado de códigos para compartir.

Porque, amigas, no todo sabe a gloria, pero vale la pena saborearlo.

Cuando un pollo posa sus ojos sobre uno, desaparece el mundo. Pero atentas: el pollo no sabe cocinar, no lava la loza, ni siquiera pone la ropa sucia en su lugar; le gusta el desayuno en la cama y calientico, la sopita para el guayabo y el milo frapé. Resumo: para comer pollo hay que tener espíritu de coima, o de lo que elegantemente y por consuelo llamamos hoy: de geisha.

Todo pollo chicanero, de los que dicen 40 veces "huevón" en cada frase, va a pedir el carro prestado así sea para ir por la leche, solo para cruzar por la cuadra de sus amigos o para pegarse una pasada por la Zona T, y confirmarles a todos su 'coroné' a una mujer mayor. Sea rico o pobre, si uno está con él, siempre usará la mejor loción, el mejor reloj (el más infantil y colorido), los mejores tenis, las mejores gafas de sol, la mejor chaqueta y el mejor pantalón. ¡Es divino!, pero no se iguale, ni olvide cuántos años tiene porque le hace perder el encanto y los motivos que lo trajeron hasta usted.

Si el pollo tiene entre 24 y 28, usted puede estar olvidándose de los conciertos de música en vivo de jazz, blues, ópera, zarzuela, o del cine arte, del teatro o los museos. El pollo y la cultura nunca van de la mano. ¡Al pollo le gusta la rumba! Hay que llevarlo a conciertos en el Simón Bolívar, a piques y carreras de carros, a escalar. Las motos, la velocidad y los planes extremos son lo máximo, así que si usted tiene 40 o más procure atiborrarse de vitaminas para aguantar.

¡Cuidado con darle consejos o cantaleta! El pollo no necesita otra mamá, aunque en el fondo sabemos que algo de la suya busca en nosotras, las mujeres mayores. Él siempre le dirá que su fantasía ha sido estar con una 'veterana', que su piel es tan suavecita, que le encanta como piensa, que adora su pelo, pero en realidad es víctima de la creencia de que nosotras lo sabemos todo acerca del sexo. El pollo es tan iluso que cree que tenemos algo qué enseñarle; ignora que las mujeres cuando nos enamoramos, a cualquier edad, somos las mismas idiotas. Pero hay que disimular. Que no se entere de que las mujeres que nacimos hace 50 años o más sabemos de sexo tanto como los pájaros de amamantar, y que el Kamasutra no ha sido precisamente nuestro libro de cabecera. Hay que ensayar la pierna en la nuca, y que salga 'natural', aunque sintamos que se nos desbarata el esqueleto.

Si se quiere disfrutar del pollo, ojo: ¡el peor error es enamorarse! Normalmente el pollo ya está enamorado y no precisamente de usted. Uno puede ser la realización de su amor platónico. De su fantasía. Pero siempre lo estará esperando la noviecita casta y pura, que no puede salir después de las 12:00 de la noche. Pero usted, callada. Él nunca debe sentir que lleva una doble vida. Su vida es usted.

Nunca lo llame más de tres veces por día: los celos, el drama, la posesividad, debe ser potestad de él, pues en su enorme contradicción navegará entre sus gritos de libertad, y sus alaridos de auxilio, que solo podrá aliviar controlándola. Déjelo soñar con ser su 'dueño'.

El pollo tarde o temprano se va. Pero no usted, no debe deprimirse. El 'aquí' y el 'ahora' son la consigna de quienes tomamos el riesgo de 'usar' la vida.

Y si no me creen, miren lo que le escribí al amor más joven que tuve en mi vida. Claro que se fue, pero después de saborear dos largos años de deliciosa locura.

"Elogio a mi amante… ¿Quién podría entenderme?... Sólo yo, que conozco las maravillas de una noche entera en tu pecho... Sólo tú, andariego de mis ansias, sabes cada recodo de mi piel... Canción de amante dulce... Amigo entrañable de mi pelo, de mis manos... ¿Qué universo podría dar albergue a semejante pasión?... Sólo éste, el construido por nosotros, con ladrillos de caricias hechas arcilla, con madera de tu espalda fina y generosa, con herrajes de sabiduría hecha milagro... Amalgama de oro andino y sal caribe... Amante bueno... Recorres mi vientre sin tocarlo... Mi vida sin nombrarla... Convertimos cada segundo en tiempo eterno... Paisajes de sábanas blancas teñidos con la magnífica paleta de tus aguas... Soles que alumbran en las noches silenciosas... Posible en lo imposible...

Amante sueño... Secretos sembrados en las plantas enérgicas de tus piés... Acaricio tus montes, te adivino en su verde, en su espesura... Consagras mi amor en tu frente... Amante tierno... calidez que se escapa de lo más profundo de tu voz... Ruego que calla por no estallar... besos fundidos en una sola masa de algas, yerbabuena y miel... Sólo mi alma saborea esta locura... Sólo tus ojos obtienen lecturas de mis cuerdos delirios... Amante sabio...Tan sólo un ciego me sabría de memoria los espacios... Avanzas confiado sobre los miedos de mi alma... Atados por la ley de nuestros cuerpos... Ligados en el pensamiento glorioso de la ilusión... Amante mío...Tan mío como mi sangre... Mientras el mundo nos vive a oscuras, yo me bebo a cántaros tu luz...".