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17 de julio de 2013

Entrevistas

Sara Builes se confiesa

La modelo que estaba con alias El Indio en el momento de su captura rompe su silencio y se desnuda, en cuerpo y alma, para SoHo.

Empecemos hablando de usted: ¿quién es, qué hace, cuántos años tiene, cómo es su familia?

Soy estudiante de Comunicación Social de quinto semestre de la Universidad Luis Amigó, aunque ahora no estoy estudiando. Me gusta la comunicación corporativa. Tengo 23 años, dos hermanos mayores, y vengo de una familia humilde. Mi mamá es ama de casa y mi padre murió de 57 años, hace tres, de un infarto. Trabajaba en Bancolombia. En mi casa vivimos de su pensión y de mi trabajo. No estoy estudiando en estos momentos justamente por eso, porque desde que murió mi papá tomé responsabilidades. Vivimos bien, gracias a dios no nos ha faltado nada.

Y ahora sí: ¿cómo conoció a John Freddy Manco Torres, alias el Indio?

Para empezar, no lo conocí con ese nombre sino como Iván Darío Gallego. Me lo presentaron unas amigas hace un año, de una manera muy casual, como a cualquier otra persona. Simplemente me lo presentaron y ya.

¿Pero qué amigas se lo presentaron?

Unas amigas de la vida. Estábamos en un grupo muy grande y me lo presentaron ahí. Nunca pensé que estuviera metido en negocios extraños. La primera vez que lo vi no pasó nada, ni siquiera me pidió el teléfono. Me pareció un hombre muy atractivo, pero nada más.

¿Cómo pudo parecerle atractivo, si para muchas mujeres es un hombre francamente feo?

Era una persona de buen vestir, aseado, pulcro, que olía bien; inspiraba seguridad por su forma de hablar, de vestir, de mirar, de caminar. Eso me gustó. Para mí eso es ser atractivo, no tener cara bonita y ya.

¿Y después cómo lo volvió a ver?

Él consiguió mi PIN y poco a poco empezamos a escribirnos y a conversar. Y así nos fuimos acercando. Después su trato me fue envolviendo y me hizo sentir demasiadas cosas, quizá por vacíos que he tenido.

¿Como cuáles?

Es que simplemente por el hecho de ser modelo los hombres se fijan en el físico de uno y ya. Con él no era así. A él no le importaba si yo estaba despelucada, sentada, parada, con la camisa rota. No le importaba nada de eso. Era muy respetuoso en su trato.

¿Ese trato especial, o esas ganas de hacerla sentir bien, incluía darle regalos especiales?

No, él no era ostentoso. O sea: a ti te pueden dar un yate, una camioneta, un apartamento. Pero ¿para qué si tienes un hombre al lado que no te trata bien, que no te hace sentir bien en la cama, que no te hace sentir bien delante de los amigos? ¿Eso para qué? Él, en cambio, me llenaba con todo eso que te digo.

¿Y en ese proceso de conquista nunca le dio regalos?

Era muy detallista, él te regalaba una flor sin ningún motivo. Y esas cosas pueden enamorar más a una mujer que cualquier regalo muy ostentoso.

¿En su casa lo conocían?

Claro, era un noviazgo común y corriente, un noviazgo formal. Lo presenté a mi familia. Yo no tenía por qué sospechar cosas.

¿Usted nunca supo de los negocios de narcotráfico en que él andaba?

Nunca, él era un hombre tan completo, tan sincero, entre comillas, que yo no tenía por qué sospechar que estaba en malos negocios. Era un noviazgo normal. Y eso sí lo digo: lo que me llevo de él es lo que fue como ser humano conmigo.

Pero hablando del negocio del narcotráfico, ¿nunca tuvo un solo indicio siquiera para entender que estaba en eso?

Tristemente, a todo hombre que se da una vida de lujos lo catalogan como narcotraficante y a toda modelo como si fuera una prepago. Pero no todas somos prepagos. Y no todos son narcotraficantes. Yo no tenía de dónde pegarme de que él fuera narcotraficante.

¿Cómo era el estilo de vida de él?

No era llamativo, no; no es que tuviera los mejores carros ni nada de eso. De buen comer sí era. Me encantaba el gusto que tenía por la comida.

¿Él qué le decía, que a qué se dedicaba?

A la ganadería. En realidad duramos cinco meses y es poco tiempo para conocer a una persona, pero, por lo que conocí, Iván Darío Gallego era una persona maravillosa, de la que me enamoré, me conquistó y decidí estar con él, eso es todo.

¿Conserva algún regalo de él?

Una manilla de un pacto que hicimos. Un pacto de amor.

¿No sabía que le decían el Indio?

No, olvídense. Ni idea. Si yo supiera que él tenía tanto trecho en su pasado, de golpe no estaría con él. Pero me enamoré de su presente y de lo que conocí de él.

Pero ¿cómo termina una mujer bonita como usted saliendo con una persona, para mucha gente fea, que la doblaba en edad?

Sé que mucha gente dirá que por las cosas materiales, pero es gente que no ve más allá de los ojos. Muchos catalogan a las modelos como personas que exigen siempre gente bonita a su lado. Pero eso no es así. Mucha gente me dice que estoy loca con ese tipo tan feo, que quién sabe qué me regaló, pero juzgan por su condición. Él fue un hombre que me hizo sentir mujer, que me hacía sentir protegida, acompañada, segura. Desde que mi papá falleció, nunca había tenido un hombre que se preocupara tanto por mí y por mi familia. Él ha sido la única persona que se preocupó por que yo tuviera seguro médico. Es la única persona que se preocupó por que yo tuviera qué comer, por que en la casa no nos faltara nada. Y eso a mí me enamoró. Me dio estabilidad sentimental, se preocupó por mí y por mi familia como si fuera un padre. A veces, cuando no teníamos el suficiente dinero para hacer mercado, él nos colaboraba. No quería que me hiciera falta nada de nada, tampoco en lo espiritual.

Pero ¿cómo es posible que una persona que la invita a viajar por varias partes del mundo no le despierta a usted inquietudes sobre la proveniencia del dinero?

Viajé a España tres veces. No me pareció nada sospechoso porque él conmigo no era ostentoso. Eran viajes. Viajes en los que ambos compartíamos y estábamos juntos. Y como él me gustaba y yo lo deseaba, pues viajaba.

¿Nunca le pareció raro que una persona la invitara tres veces a Europa?

Nunca. Yo creía en él y no tenía por qué sospechar. Para mí era un empresario común y corriente, una persona con dinero, pero no un narcotraficante. ¿O es que por tener dinero para invitarme a viajar quería decir que era narcotraficante? ¿Por qué me tenía que pasar por la cabeza que era un narcotrafi cante, si personas con buenos hábitos de vida viajan por todo el mundo como si nada? No pensaba que yo fuera a ser la excepción.

¿Conoció a la familia de él, así como él conoció a su familia?

No. Conocí nada más a un sobrinito de él con el que hacía ejercicio, de resto a nadie más.

¿A su primo, alias Fritanga?

No, ni estuve en el matrimonio. Absolutamente no.

¿Salía con amigos de él, con su grupo de amigos?

No.

¿Conoció a Felipe Sierra?

No. Solo salíamos los dos.

¿En Madrid vivían en el mismo condominio de Cristiano Ronaldo, como dijeron en los medios?

Empezando que yo no viví en Europa, máximo me quedaba 15 días. Pero de saber que estaba al lado de Cristiano Ronaldo, téngalo por seguro que saldría a trotar todos los días hasta que él me saliera al balcón. Eso es mentira. Allá vivíamos en una casa común y corriente.

¿Qué es mentira y qué es verdad de lo que se ha publicado?

Verdad lo que he dicho; mentira, lo demás. No viví con él, no viví al lado de Cristiano Ronaldo, no duré con él tres ni cuatro años y nunca fui deportada, mi pasaporte está intacto.

¿Fue a fútbol al Santiago Bernabéu?

Sí. Pero a otros partidos de fútbol en otras ciudades de España es mentira.

¿Qué hacían en Madrid?

Hacíamos ejercicio, él es muy deportista y a mí también me encanta hacer deporte. Llevábamos una vida de pareja, familiar y tranquila: salíamos a mercar, hacíamos desayuno, cenábamos. Eran hábitos muy placenteros.

¿Él era socio del Real Madrid?

Me da hasta risa cómo inflaron todo eso. Simplemente tenía un carné donde daban el 5 % por alguna compra en el almacén del Real Madrid. Ese era el famoso carné del Real Madrid.

¿Y cómo terminan en Brasil?

Estábamos en Madrid y yo siempre he querido conocer Río de Janeiro. Ya he ido a Brasil, a São Paulo. Me encanta viajar, soy muy aventurera y él también. Yo le había comentado a él lo de Río, pero no a manera de petición. Y entonces decidimos irnos a pasear un fin de semana allá, a conocer.

Pero ¿cree que es normal salir de paseo un fin de semana de Madrid a Río? ¿No era obvio que había algo excesivo?

Ustedes lo pueden ver de otra forma, de otra dimensión a como lo veo yo. Quizás el amor es ciego. Para mí eso no me parecía un acto de “tan lindo, me lleva a pasear”. No. Para mí lo más lindo era compartir juntos, vivir juntos, no que me llevara a tal paseo.

Pero cuando él le planteaba viajar a Madrid, ir a conocer Río, ¿no era evidente que eran invitaciones anormales en un novio común y corriente?

Mis viajes nunca eran intensos, ostentosos o cosas así. Y tampoco es que me fuera cada semana. Eran viajes normales. Simplemente me invitaba a pasear. Y como dije, no por tener dinero tenía que ser narcotraficante.

Estando en Madrid, deciden viajar a Río. ¿Y ahí qué pasó?

Viajamos y ya llegando a Brasil sucedió lo que sucedió.

¿Y qué sucedió?

Nos bajamos del avión y nos cogieron los pasaportes. Nunca hicimos filas separadas, eso también es mentira. Éramos juntos para todos lados. Viajamos en las sillas juntos también.

¿Entonces qué paso?

Hicimos la fila, entregamos los pasaportes, nos requisaron las maletas y pensamos que ya todo estaba listo, hasta que nos metieron a una oficina para hacer preguntas y ya no sé nada más porque ahí nos separaron. Hasta hoy.

¿Qué fue lo último que le dijo?

Que me adoraba, que gracias por todo y ante las autoridades de Brasil me pidió disculpas. Es mentira que le pedí plata, es mentira que me deportaron, es mentira todo eso. A él lo dejaron en esa oficina y a mí me liberaron. En Brasil me trataron muy bien. Los policías me ayudaron en todo, se encargaron de mis maletas, me ayudaron a llamar a mi mamá. Nunca estuve ni esposada ni nada de eso.

¿Le dio duro darse cuenta de que era mafioso?

Mirá, él a mí me pudo haber ocultado su identidad, pero como él conmigo fue un gran ser humano, eso para mí pesa mucho. Él habrá tenido sus motivos. Pero me llevo lo que él fue conmigo, y él conmigo siempre fue Iván Darío Gallego González.

¿Está enamorada de él todavía?

Cinco meses es poco tiempo para sentir amor, pero lo que yo viví con él fue tan intenso que sí sentí que estaba enamorada. Me decepcioné por el engaño, pero uno no puede pedirle el pasado judicial a la persona con que sale. Por lo mucho que me valoró, siempre lo llevo en el corazón.

¿Ha hablado con él, ha tenido algún tipo de contacto?

No. Cero. Nada.

¿Habla con la familia de él?

Nada. Además no los conocí. La relación éramos él y yo. Aunque él sí conoció a mi familia.

¿Las amigas que se lo presentaron han vuelto a aparecer?

Claro. Y están igual de sorprendidas que yo y que mi familia. Para todos nosotros siempre fue Iván Darío Gallego González.

¿Tuvo consecuencias judiciales por relacionarse con él?

No, no he tenido problemas con la justicia. He tratado de hacer mi vida como siempre, aunque ha sido muy difícil por la presión y todo lo que han dicho los medios.

¿Cuándo se dio cuenta de que él era narcotraficante?

En el aeropuerto de Brasil, los mismos policías que me ayudaron fueron los que me contaron a través de una intérprete. Yo estaba muy asustada y ellos me contaron qué era lo que pasaba con él. Se portaron muy bien, me tranquilizaron, me ayudaron.

¿Usted llegó a Colombia y qué pasó con todo el revuelo mediático que había acá?

Es que hay información falsa que, con decirle, llegó a Colombia cuatro días después de haber sucedido. Por eso, a mi llegada no había prensa, solo mi mamá y mi hermano, que me esperaban en el aeropuerto. Hasta que ya a los cuatro días sale todo de manera errónea, y me pasa lo que me está pasando.

¿Qué fue erróneo?

Muchas cosas: dijeron que yo había sido deportada y eso fue muy cruel. Además, muchas noticias que se han dado con las narcomodelos han sido de mujeres paisas. Y yo soy paisa. Entonces ya me tacharon de una vez como la narcomodelo más buscada  y más famosa de todo el país.

¿Qué le dijo su mamá cuando la recogió en el aeropuerto?

Como fue sorpresa para mí, también fue sorpresa para ella. Le conté todo, que él tenía otro nombre, y fue muy triste para ambas. Yo a él lo amé, lo adoré, me dio muy duro.

¿Y entonces qué hizo?

Hice mi vida normal, iba a mi gimnasio, todo normal, hasta que estalló el escándalo. En televisión simplemente decían que había caído con “una modelo antioqueña” y mostraban el video del aeropuerto en el cual yo no me alcanzaba a ver. Por gracia. Hasta que en una emisora muy escuchada dijeron mi nombre. Y ahí sí ya se pueden imaginar las búsquedas en internet de todos los medios, sacaron información vieja de hace cinco años, sacaron los videos que hice para marcas comerciales, la foto de la Agencia SoHo, todo. Además me crearon una cuenta falsa en Facebook en la que hablaban por mí con un léxico que yo no tengo, y reclamaba a los medios porque ellos me iban a hacer matar. Ese Facebook no es mío, nunca me he referido en esas palabras de nadie, no tengo redes sociales, ni Twitter ni esas cosas, nada. Y de ese Facebook hubo un medio que sacaba información como si fuera real. En un canal también la dieron por verdadera y hasta dijeron que yo estaba pidiendo plata para salir del país.

¿No la llamó ningún medio directamente?

Sí, todos los medios habidos y por haber. Y todavía.

¿Y por qué no habló con ninguno?

Hablé con la periodista de un canal en que dijeron que yo estaba deportada. Eso me dolió mucho y le dije que no quería hablar. Había mucha información errónea, y de golpe la noticia ya no era él sino yo, que dije: “Dios mío, esto está terrible, es mejor no hablar con nadie”. Después, esa periodista usó esa conversación para decir que habíamos hablado y decir de todo.

¿Pero por qué no habló?

Por miedo. Si yo dije una palabra y me tergiversaron tanto, imagínese si hablo con todo el mundo. Y yo sé que además los medios no van a querer saber cosas de mí, solo de él. Pero como yo de él no sé nada, o de sus negocios, entonces no sé para que hablar.

Y al revés: ¿por qué aceptó dar esta entrevista con SoHo?

Por varias razones. Por lealtad, porque la Agencia SoHo me agenció hace ya unos meses. Y por pena, porque cuando reventó todo esto, sé que las marcas con que me relacioné podían verse afectadas, y las fotos y todo lo que han sacado eran de SoHo, y como todo fue en medio de tergiversaciones y noticias malas, pues sé que la marca se afectaba, y eso no era justo con una revista que creyó en mí. Además, quiero que la vida siga, que mi trabajo siga. Soy modelo, quería seguir, hacer estas fotos, continuar en mi oficio de modelaje.

¿Qué les diría a tantas modelos que siguen sus pasos y que pueden caer en el pésimo ejemplo de ser novias de mafiosos?

Es una experiencia de vida, pero no es algo que yo haya buscado. Si yo tuviera conocimiento de lo que era él, seguramente habría tenido otra actitud. No tengo nada que aconsejar porque eso me sucedió así, y creo que eso les puede pasar a muchas mujeres de mi gremio, que están expuestas a vivir experiencias como la mía. Como digo, uno no anda pidiéndole el pasado judicial a una persona para estar con ella. Y si a ti te dicen “yo soy esta persona”, tú no tienes de dónde suponer que tiene otro nombre. Es duro porque en mí nacieron sentimientos, en mí nació amor, yo a él lo conocí como ser humano, él a mí me valoró como mujer y no como modelo, y yo a él como persona y no como alguien con plata. Y nunca pensé que todo iba a resultar como resultó.

Hablemos de esa relación entre modelaje y narcotráfico: ¿amigas suyas han terminado involucradas con narcotraficantes?

No. Y a mí tampoco me había pasado. Soy modelo, pero he tenido una vida muy normal.

Cuando él la invitaba a viajar, ¿qué le decían en su casa?

Como ya lo conocían y era un hombre tan maravilloso con nosotros, no tenían desconfianza alguna. Precisamente con mi primer viaje comprobé que él era una gran persona y por eso decidí ir las otras dos veces.

¿Fue a su casa?, ¿cómo vivía él?

No, nada, nunca. La relación se dio más que todo en nuestros viajes.

¿Y acá qué planes hacían entonces?

Acá nos veíamos pocas veces. Todo empezó por chats. Así se desenvolvió todo. Pero cuando estábamos acá, no íbamos a rumbas ni cosas de esas, porque soy tranquila y me encantaba ir a cenar.

¿Y nunca fue a la casa de él?

No, porque cuando estaba acá no éramos novios. Fue después que nos empezamos a gustar.

¿Qué le diría hoy a él?

Que a pesar de todo lo que ha pasado, yo sentí amor y lo adoro con el corazón y en lo que pueda ayudarlo, no como compinche ni de forma mala, lo apoyo. Cuando lo vea, quisiera hablar con él porque creo que merezco una explicación.

¿Pero no cree que el narcotráfico le ha hecho mucho daño al país para decir eso, que lo apoya?

Lo apoyo a él como persona, como ser humano. No veo noticias. De haber visto noticias, de golpe habría sabido quién es él. De resto, cada cual escoge su camino. Aunque yo no escogí sentir lo que sentí.

El narcotráfico ha infectado nuestro sistema político, contaminado nuestra sociedad y dejado miles de muertos: ¿no merece unas palabras de repudio su novio por dedicarse a ese negocio?

Prefiero no responder.

¿Y no le decepciona saber que es un narcotraficante?

Me decepciona que me haya engañado y, sí, que se hayan derivado detrás de su nombre tantas acusaciones. Eso me decepciona. Pero como fue tan fuerte lo que yo sentí, si se me da la oportunidad de hablar con él, le pediré una explicación.

¿Y qué le diría por ser narcotraficante? ¿O eso le es indiferente?

No me es indiferente, pero no soy nadie para juzgar.


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