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12 de junio de 2008

Esto pinta bien...

Está exponiendo en la galería Casas Riegner, y el MAMBO ya prepara una retrospectiva con toda su obra. Es Manuel Hernández, uno de los pintores colombianos de mayor trascendencia en la historia del arte colombiano.

¿Recuerda qué fue lo primero que pintó?

La primera vez que pinté fue de niño. Hice unos garabatos con una caja de acuarelas que mi papá me regaló, con eso hice mis primeros trazos. Manchas muy libres, formas imprecisas, donde exploraba el color.

¿En qué momento supo que lo suyo era el arte?

La pintura nace, el pintor se va haciendo. El pintor necesita de su oficio para ir encontrando su búsqueda artística.

¿Le pasa lo que a los escritores que cuando miran atrás les da por corregir lo que ya hicieron?

Usualmente. La mayoría de mis obras son así. Hago mis primeros trazos, luego las volteo y las dejo dos o tres meses así y después ya le encuentro un sentido de lo que será el resultado final.

¿Cuánto se demora en la creación de una obra?

Las más sencillas pueden durar horas en hacerse. El resultado puede ser un día, dos días máximo.

¿Antes de que se enfrente al lienzo ya sabe qué va a pintar?

Llego al lienzo y comienzo a manchar. El artista necesita eso, un primer impulso que abra puertas, que dé tonos, valores, es como caminar.

¿Pinta todos los días?

No, yo no tengo horario. La gran parte de mis obras fueron pìntadas de noche pues estuve vinculado a la Universidad Nacional durante toda mi vida y, por cuestión de trabajo, solo me quedaba la noche como tiempo libre para pintar. Trabajar de noche me ayudó a liberar la luz cálida y la luz fría en mis obras.

¿Oye música mientras pinta?

Necesito un gran silencio, no puedo trabajar con música ni con personas que me estén observando. Cuando entra alguien a mi estudio suspendo la pintura. La música es tan importante para mí que no puedo relegarla a un segundo plano.

¿Su pintura depende de su estado de ánimo?

No, porque considero que esto es una disciplina y que se debe hacer con una insistencia, una permanencia. Algunas obras resultarán con sentimientos míos, pero por eso estudio tanto un proyecto antes de empezarlo, para determinar su enfoque. La misma obra va determinando su proceso de creación.

¿Qué se propone a través de sus pinturas?

Me interesa que se descubra el espectador, ante todo me interesa que mis pinturas tengan un significado más sencillo de lo espiritual. Que la gente encuentre que en mi búsqueda había un sentido de espiritualidad, sentido de la naturaleza misma y la admiración que me produce: los contraluces, el blanco y el negro, definitivamente la luz, la noche y el día.

¿Qué viene para la pintura en medio del auge de instalaciones, fotografía, video, arte digital, performances?

Creo que la pintura en estos momentos está llamada a seguir sus mismos principios, nunca se acabará. Por ejemplo, las nuevas tendencias del manejo de la luz en el arte japonés lo demuestran, indican que el hombre siempre tenderá a usar los elementos básicos que lo invaden.

¿Cree en la inspiración?

Como decía Picasso: la inspiración es un largo oficio. Mientras me impresione la forma como cae la luz sobre los objetos y la tierra, me sentiré inspirado.

¿Cuál es la pintura que nunca se cansaría de ver?

Hay un artista que sublima mi obra: Mark Rothko. En un viaje que hice a Roma pude apreciar una gran retrospectiva suya y, en al menos 20 obras, encontré que el tratamiento que le daba a sus cuadros se asimilaba mucho a mi búsqueda.

¿Tiene un museo favorito?

La Tate Gallery de Londres ha sido la más sólida porque tiene una gran versatilidad. Ahí puedo encontrar desde un Turner hasta un Rothko.

¿De qué se arrepiente en la vida?

Por el contrario, mirando hacia atrás incluso creo que siempre he podido hacer todo lo que he sentido.

¿Cree que se puede hacer arte y ser artista en Colombia?

Indudablemente, yo creo que por su drama actual, Colombia es el país de mayor influencia espiritual, negativa y positiva, para que cada artista produzca su propia pintura.