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23 de septiembre de 2010

Testimonios

Vivir de hacer crucigramas

Alejandro Rivas, sobrino del recordado 'Fraylejón', les heredó a su esposa y todos sus hijos el oficio de hacer crucigramas, sudokus, sopas de letras y otros pasatiempos. Su hijo Santiago cuenta en este testimonio cómo una familia completa vive de inventarse maneras de matar el tiempo.

Por: Santiago Rivas
| Foto: Santiago Rivas

La gente se sorprende cuando cuento que trabajo haciendo crucigramas, aunque en realidad el duro del paseo es mi papá, Alejandro Rivas. Toda mi familia trabaja en pasatiempos gracias a él: mis hermanos y yo tenemos cada uno empleos aparte, pero todos en algún momento colaboramos o hemos colaborado con el negocio familiar.

Cuando han hecho artículos sobre mi papá dicen que esa afición le llegó por su tío, Federico Rivas Aldana, ‘Fraylejón‘, pero la verdad es que todo fue gracias a mi abuela Beatriz Franco, que es tan fanática de resolverlos que mide el tiempo que se demora en hacerlo, y ese gusto lo heredaron casi todos sus hijos. Mi papá es el único que hizo de eso algo productivo.

En 1996, cuando todo empezó, mi papá trabajaba como ingeniero electrónico y mi mamá era gerente de ventas de una marca de trufas que de pronto han probado. No eran tiempos fáciles, y eso que apenas empezaba a asomar la crisis de finales de los noventa. Él empezó a publicar sus crucigramas en La Prensa, un periódico de tradición conservadora dirigido por Elisa Pastrana. También publicaba versitos llenos de veneno y pullas al gobierno de Ernesto Samper, inspirados hasta donde recuerdo en los escritos de la Gruta Simbólica y en su propia naturaleza cachaca.

La Prensa cerró en 1997. Luego publicó crucigramas más o menos un año en las páginas de El Espectador y después hizo crucigramas y pasatiempos para revistas de circulación interna de El Tiempo. Cada dos semanas hacía el crucigrama del domingo, pero saldría de esa página dominical gracias a un chiste que aún me hace reír. Definió ‘Ocaso‘ como "Municipio de Cundinamarca al que deberían llegar las Farc". La gente de El Tiempo lo entendió literalmente (esto fue antes de la era Uribe), y cediendo a la presión de quien solía hacer todos los domingos el crucigrama, decidieron mandar a mi padre a otras páginas. Nuestra salvación en la etapa más dura de la recesión fueron Atienda, una publicación de El Tiempo que circulaba entre tenderos, y la revista La Nota Económica.

Cuando ya la crisis rozaba extremos ridículos y nos hicimos asiduos consumidores de leguminosas y mortadela, llegó el periódico Hoy; mi papá, salvo en dos lapsos, duró los casi nueve años completos que sobrevivió esta publicación haciendo a diario un crucigrama de doble página. Los armaba en un cuaderno cuadriculado y los pasaba a computador, en una matriz diseñada por él. Siempre me sorprendió que cruzara las palabras tan rápidamente, pero siempre ha dicho que lo realmente difícil es encontrar la definición para cada palabra. Como respuesta a los que alegaron alguna vez que el crucigrama era muy difícil, mi papá incluyó el siguiente párrafo: "Escriba únicamente cuando esté seguro y haya comprobado, con las palabras que se cruzan, la respuesta, porque un error enreda todo. Empiece por lo fácil: Símbolos químicos, plurales, terminaciones verbales, etc., después ponga las respuestas que gracias a las letras colocadas se hacen evidentes y poco a poco siga así hasta terminar".

Sus crucigramas se hicieron famosos, por lo que le ofrecieron el Crucigrama Millonario de El Tiempo. Era el 2004 y yo acababa de quedarme sin empleo, por lo que mi papá me echó un salvavidas y me puso a investigar para esos crucigramas millonarios mientras volvía a pararme. Cada investigación era rigurosa, y desembocaba en una línea del tiempo en la cual no solamente estaban las preguntas de cada tema, sino también hechos relevantes relacionados. Así me aprendí gran parte de la historia del carro, la historia completa del vallenato y la historia del ciclismo colombiano, entre otras.

Para ese momento, mi madre y mi hermano Juan Antonio ya trabajaban de lleno corrigiendo los crucigramas y diseñando páginas de pasatiempos, muchos de los cuales eran inventados por mi papá, mientras mi hermano Daniel buscaba fotos que luego se usarían en los diferentes pasatiempos. Cada día en el Hoy tenía un tema distinto, acompañado por una serie de imágenes. Mis favoritos eran unos en los que mi papá armaba una cara usando la mitad de dos personajes distintos; cuatro caras de esas permitían adivinar ocho personajes, que hacían el tema del crucigrama. Y así había uno con jeroglíficos, anagramas, logos, laberintos, charadas y hasta mapas.

El estilo de mi papá consiste en poner el humor por encima de la complejidad. El chiste de resolver un crucigrama no está en saber muchas cosas (aunque ayuda), sino en encontrar el enfoque que permita resolver las definiciones, lo cual con el tiempo se convierte en un diálogo en el que quien resuelve el crucigrama ha logrado aprender la técnica y el estilo de quien lo hace. Mi padre tuerce las palabras y les busca por todos lados una definición posible. Además de eso, muchas veces usa nombres propios para definir palabras. Por ejemplo, en el caso de ‘faro‘, la definición sería "Luz Marina de Torres". Otra definición que recuerdo es la de ‘roncadora‘: "Mejor despertarla que sentirla". Esa dio la vuelta para llegar a la columna de un médico que escribía para El Tiempo en las páginas de salud. Todo el tiempo aparecen nuevas definiciones, porque mi padre pasa mucho tiempo de sus días pensando en ellas, en cómo perfeccionarlas. A menudo las consulta con nosotros y cuando las cogemos muy fácil, las cambia. En algunos crucigramas había un pequeño glosario, además del parrafito indicando cómo se debe resolver un crucigrama, porque la idea no es corchar a la gente, sino divertirla.

Todos seguimos metidos en el negocio salvo mi hermano Daniel, que siguió su vocación de chef. Entre mi hermano Juan Antonio y mi mamá hicieron alrededor de 400 crucigramas para Al Día, de Barranquilla. Ahora lo hacemos entre los tres y entre ellos dos siguen haciendo pasatiempos y vendiéndolos a quien le interese usarlos en sus páginas. Toda la información está guardada en CD y la gran mayoría de las cosas que se han publicado están recopiladas en montañas de periódicos y revistas, resultado de 14 años de trabajo.

Pero no ha sido fácil. Antes de su cierre, el periódico Hoy clausuró el crucigrama dos veces, cambiándolo por uno para lenticos, que se podía resolver con una crayola enorme y una cartilla Nacho lee. Las dos veces eran gerentes nuevos que, aconsejados no sé por quién, recibían la información de que el crucigrama era muy difícil y además salía muy caro. La primera vez renegociamos al cabo de unos meses. La segunda vez el periódico cerró un mes después de cancelar el crucigrama, sin que una cosa tuviera que ver con la otra. La última situación de este estilo fue que cortaron el crucigrama del periódico gratuito ADN porque la gente prefería quedarse con el periódico por el crucigrama y no lo rotaban de mano en mano, como aspiraban quienes lo concibieron. En consecuencia, ese espacio fue ocupado por más sudokus, también hechos por mi familia.

Seguimos con El Tiempo, pero además hace poco mi papá empezó a publicar en El Heraldo de Barranquilla. Mi hermano Juan, mi madre y yo publicamos en el periódico sensacionalista Al Día, de esa misma casa editorial, un crucigrama diario bajo el seudónimo PerVersus, que hacemos siguiendo el modelo original y el estilo de mi papá, a la manera de un taller de artista. En una de esas negociaciones con Hoy, el editor le dijo que el crucigrama era muy difícil, y le puso como ejemplo el del periódico Al Día de Barranquilla. Todavía nos reímos pensando en la cara del pobre señor cuando mi papá le respondió algo como "¿En serio? Esos también son míos. ¿Cuántos quiere que le cotice?".

Y así seguimos trabajando. Casi todos los días dedico algo así como tres horas a definir un crucigrama de doble página; mi mamá arma la trama de palabras, hace pasatiempos y diseña las páginas que nos encargan de diferentes sitios; Juan Antonio arma el crucigrama gigante del domingo para Barranquilla; mi tío nos ayuda con sudokus para una u otra página y mi papá hace en promedio dos crucigramas diarios, esforzándose, en sus propias palabras, para que cada día sean "menos cuadriculados".

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