ME ACUERDO que en mi juventud, en un acto de rebeldía y consciente de la profunda molestia que le causaban a mi padre, Luis Eduardo Varón Guerrero, los errores ortográficos en su primer apellido, decidí como símbolo de independencia cambiar la primera letra de Varón por B. Fue algo que él no terminó de perdonarme nunca.
ME ACUERDO que mi madre, Bertha Ortiz de Varón, me contaba que quiso llamarme Pedro Pablo por haber nacido en Ibagué justamente un 29 de junio, día de san Pedro y san Pablo. Me contaba ella que mi padre era admirador ferviente del caudillo Jorge Eliecer Gaitán, por lo que fue él quien finalmente escogió el nombre que tan orgullosamente llevo hoy.
ME ACUERDO de mis micrófonos de cartón, una simple caja y, por supuesto, mi fantasía infantil, que me permitían soñar desde entonces con ser muy famoso. Me acuerdo de que mi primer contacto con el micrófono fue en el colegio San Luis Gonzaga de Ibagué. Allí me consagré como el “perifoniador” oficial.
ME ACUERDO de Yudy, mi novia de juventud en los tiempos de escasez. Era mi admiradora número uno y mi crítica de cabecera. Cuando me vine para Bogotá nos distanciamos un poco, aunque manteníamos comunicación a través de una prima suya que vivía en la ciudad, con quien confieso tuve un pequeño desliz en medio de mi soledad. Me acuerdo de que poco tiempo después me reencontré con Yudy, y que estando en el Parque Nacional, armados con un palito de paletas, diseñamos juntos el primer boceto de lo que sería el logotipo de Jorge Barón, la J, larga y estilizada, la B en el extremo derecho y la O, en un juego grafico simulando las ondas hertzianas.
ME ACUERDO de hace 48 años en mi natal Ibagué, a las 12 de la noche en la emisora La Voz del Nevado. Fue cuando presenté la primera canción como locutor profesional, un tema interpretado por Miguel Aceves Mejía que se llama La Malagueña.
ME ACUERDO de mi primer día en el Externado de Colombia. Aunque me había inscrito para estudiar Derecho, por decisión unilateral de las directivas de la universidad quedé inscrito en el primer semestre del programa de Economía. Me acuerdo de que aprovechando mi imagen y pinta cachaca ingresé al salón y, con complicidad de un compañero, me hice pasar por el profesor. Los hice rezar el rosario. Me acuerdo que la primiparada me costó la bronca del verdadero profesor.
ME ACUERDO que don Julio Sánchez Vanegas, a quien he considerado siempre mi mentor, en las épocas en que fui su asistente me decía ‘Rápido Tolima’, para destacar mi gran eficiencia en todo lo que me encomendaba.
ME ACUERDO que, en mi insistencia por lograr mis metas, también fui narrador y radioactor en varias radionovelas a finales de la década del sesenta. Era maravilloso jugar con la voz y darle vida solo con ella a un personaje.
ME ACUERDO del susto que nos hizo pasar Jorge Andrés, el tercero de mis hijos, minutos antes de nacer. Íbamos en el carro para la clínica y casi sale a la vida ahí, en el camino. El alumbramiento fue en la primera habitación que encontramos disponible, y el médico que atendió a mi mujer era el residente de turno.
ME ACUERDO del día en el que comenzó a forjarse la histórica gira nacional e internacional de El show de las estrellas.
ME ACUERDO que la idea surgió en medio de mi choque emocional por haber tenido que cancelar una de las grabaciones del programa en el Coliseo El Campín, con los artistas en el camerino y con el público esperando a ingresar, todo por culpa de la intransigencia de una funcionaria pública.
ME ACUERDO de Cartagena del Chairá. Realizaba los reportajes turísticos para El show de las estrellas por el río Caguán cuando una lancha rápida se acercó a nuestra chalupa, donde iba con mi camarógrafo. Me acuerdo de que nos indicaron que debíamos seguirlos selva adentro. Me acuerdo de que recorrimos una hora por el río, ya que uno de los comandantes de las Farc quería hablar conmigo.
ME ACUERDO del tremendo susto que pasé en esa chalupa. Afortunadamente el jefe guerrillero solo deseaba darnos la bienvenida a la zona y decirnos que se había hecho una tregua con las autoridades de la región para que se pudiera realizar El show de las estrellas en ese municipio, pues hacía ocho años que sus habitantes no disfrutaban de una fiesta.
ME ACUERDO que hace pocos días leí un artículo en la prensa acerca de Ricardo Montaner. Decía el cantante venezolano que después de la aparición en mi programa, pasó de ser un mochilero con su guitarra colgando a ser un personaje que sonaba tanto en la radio y la televisión que no podía caminar por las calles de Bogota, Cali y Medellín. Montaner no duda en afirmar que gracias a las puertas que en el país le abrió Jorge Barón fue que su carrera se consolidó internacionalmente.
ME ACUERDO del orgullo que sentí cuando leí esas palabras de Montaner, así como de las muchas manifestaciones de cariño de tantos artistas.
ME ACUERDO —y siempre están en mi mente— de los rostros alegres de los miles y miles de colombianos que me han acompañado con mi caravana artística.