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18 de octubre de 2007

La letra con sangre, entra

Andrés Felipe Solano no habla, ¡pero cómo escribe! Empotrado en su computador durante sus días en SoHo era casi imposible sacarle una sílaba, ni qué decir de una sonrisa; aunque a su favor hay que decir que no es malgeniado ni huraño, solo un poco tímido y muy inteligente. Con esa pinta de despistado, en parte gracias a sus gafas de marco grueso, se la ha pasado escribiendo, casi siempre crónicas. De Cromos a Semana, de Semana a Arcadia, y así sucesivamente, hasta llegar a Sálvame, Joe Louis, su primera novela, lanzada recientemente con Alfaguara. Si bien el título alude al rudo Joe Louis, tal vez el más grande campeón de pesos pesados en la historia del boxeo, es un libro sobre Boris, que a sus 22 años sufre por aquello que suelen sufrir todos: el amor, y que odia su trabajo como fotógrafo. Un retratista retratado, valga el juego de palabras. Hay que leer bien esta obra, porque puede ser la única forma de sacarle un puñado de palabras al autor. Aunque quién sabe, tal vez invitándolo a unas cervezas podría aflojar la lengua.