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14 de julio de 2004

Las perversiones de Taschen

Cada tres segundos alguien en el mundo compra un libro de Benedikt Taschen. En diez años el imperio de este editor alemán ha vendido más de 150 millones de ejemplares traducidos a veinte idiomas. SoHo habló con él sobre sus grandes pasiones: libros, arte y pornografía.

Por: Felipe Restrepo

1. Benedikt Taschen se da el lujo de publicar sólo los libros que lo excitan. Como le sucedió cuando recibió unas fotografías del artista Roy Stuart: "Me masturbé diez veces en una semana con ellas. Y luego pensé: tengo que mostrarle este material al mundo". Por eso hay algo que hace sus libros únicos.
Claro que ese 'algo' no es fácil de definir. Puede ser un libro sobre jardines japoneses o sobre pintura francesa impresionista o incluso sobre la obra de Gaudí, no importa. En cada libro que edita Taschen hay un poco de perversión y algo de demencia que lo hace diferente a todo lo que se consigue en el mercado. A los 44 años este alemán ya ha transformado para siempre la industria editorial y hoy en día es uno de los más grandes productores y editores del mundo y, sin duda, uno de los más interesantes. En su catálogo de publicaciones se encuentran libros de arte, diseño, arquitectura, fotografía y -los más populares- pornografía. Eso sí, todos tienen cosas en común: formatos originales, calidad impecable y precios muy bajos.
Y no es que sea un magnate que tiene como pasatiempo hacer libros. No: Taschen es un tipo que ha logrado mezclar su pasión por el arte con un olfato sin igual para los negocios. Pero, lo que lo hace único, es que ha hecho cosas que muchos otros ni siquiera se hubieran atrevido a proponer. Y casi siempre se sale con la suya. En un reportaje publicado en la revista Vanity Fair en 2000, el escritor Matt Tyrnauer lo puso en estos términos: "Taschen no es sólo un comerciante hábil, es mucho más sutil que eso: se trata de un agradable excéntrico que está bendecido con un radar cultural que nunca falla".
SoHo lo encontró en su oficina en Los Ángeles, un caótico edificio diseñado por Philippe Starck y repleto de obras de arte.

De todos los libros que ha hecho, sus dos favoritos son G.O.A.T, un monumento en honor a Muhammed Alí (con él a la derecha) y Sumo, una recopilación de las fotografías de Helmut Newton, uno de los mejores fotógrafos del siglo XX y amigo personal de Taschen.
A los 18 años, Taschen montó una tienda de libros usados en su ciudad natal, Colonia. Casi treinta años después, es uno de los más grandes editores del mundo.
Usted ha publicado miles de títulos a lo largo de su carrera. ¿Entre tantos, y tan diferentes, cuál es su favorito?
Es muy difícil escoger uno, porque todos tienen algo especial o algo que me llama la atención (si no fuera así no los habría hecho). Entre los libros que publiqué hace años, le tengo especial cariño al que hice sobre Van Gogh. Ahora son Sumo, G.O.A.T y Some like it hot.
¿A qué se debe el éxito que tienen sus libros en el mundo?
Primero nos hicimos populares porque la gente estaba muy emocionada con la posibilidad de encontrar libros de arte de muy alta calidad y a un precio bajo. Luego comenzamos a centrarnos en nuevas ideas y en formatos originales que nadie había hecho. Inundamos las librerías de todo el mundo con títulos originales que cualquiera podía comprar. Le dimos la posibilidad a la gente de tener libros novedosos y sorprendentes por un precio menor al de los ejemplares aburridos que ya encontraban en el mercado. Desde luego, la respuesta fue abrumadora. A la gente le encantó la posibilidad de descubrir cosas en nuestros catálogos que les permitían abrir su panorama: la variedad es lo que le da sabor a la vida.
Pero, hay algo más detrás de esa explicación, algo que es fundamental a la hora de entender el éxito de Taschen: y es que puso de moda el arte. Convirtió lo clásico y lo vanguardista en algo popular, en algo a lo que la gente del común se podía acercar sin miedo. En otras palabras, hizo del arte algo "cool".

2.Taschen reconoce que es un ególatra y que adora ser una estrella. Tal vez por eso hace unos años decidió mudarse a Los Ángeles, una ciudad que le llamó la atención desde joven, cuando veía las grandes producciones de Hollywood o cuando leía las novelas de Raymond Chandler. Allí compró una mansión de un millón de dólares construida por el arquitecto John Lautner, abrió una enorme tienda y una nueva sede de su compañía.

En los últimos años usted ha publicado muchos libros sobre cine, ¿tiene esto algo que ver con el hecho de que vive ahora en Los Ángeles?
Me gusta pensar que es al contrario: que me mudé a Los Ángeles porque amo las películas. Desde niño siento una fascinación por el cine y por las estrellas. No puedo evitar hacer libros sobre los temas que adoro. En el caso de los libros de cine era apenas natural porque hay una gran carencia de libros ilustrados sobre cine.

Lo que más les llama la atención a los que visitan las oficinas de Taschen es que en el hall de entrada hay una enorme fotografía en la que aparece Ilona Staller, La Cicciolina, teniendo sexo con su ex marido Jeff Koons. Lo que no saben los visitantes es que una de las más grandes pasiones de Taschen es la pornografía. Él mismo acepta que esta ha sido una de sus grandes pasiones y, como editor, se ha dedicado a explotarla. Casi al mismo tiempo que comenzó con el arte, se dedicó a publicar libros de reconocidos pornógrafos como Eric Stanton, Eric Kroll, Elmer Batters y Theo Ehret.

En una entrevista el fotógrafo Richard Kern contó que cuando usted estaba editando uno de sus libros le dijo: "Tienes que recordar que este libro no es una obra de arte, es un objeto para masturbarse". ¿Qué diferencia hay para usted entre la pornografía y el arte?
La verdad es que no recuerdo haber dicho eso. Richard Kern es un gran fotógrafo que ha expuesto en las mejores galerías del mundo. Y eso es lo que cuenta realmente, él es una artista. Como editor creo que el sexo es un tema muy importante, que debe ser tratado con la misma seriedad con la que se trata el arte de Picasso.
¿No cree que en general hay una actitud bastante hipócrita frente a la pornografía?
Absolutamente. En Estados Unidos, por ejemplo, se produce y se consume una cantidad enorme de pornografía hardcore. Sin embargo, todo el mundo la condena en público. El ejemplo más lamentable es el de Sumo. En la carátula quisimos poner una de las mejores fotografías de Helmut Newton en la que aparece una mujer mostrando sus pezones. La publicación fue censurada en Estados Unidos y el libro no podía ser mostrado en televisión o exhibido en las vitrinas de las grandes librerías.

Cuando se trata de publicar pornografía, Taschen no tiene ninguna inhibición. Uno de sus más recientes libros, por ejemplo, es Digital Diaries de Natacha Merritt, en la que la joven artista de 22 años relata sus actividades sexuales. Obviamente el texto está acompañado por unas sugestivas fotos. O, para quienes tienen gustos diferentes, está The spectacular and erotic world of wrestling, un libro de fotografías de mujeres luchando desnudas. También publicó una antología completa del dibujante homosexual Tom of Finland. Porque Taschen, que es heterosexual, siente una gran atracción por el arte homoerótico.

¿Por qué publica tantos libros de arte y fotografía eróticos?
En realidad los libros de sexo que publicamos solo representan el 10 ó 15 por ciento de nuestro catálogo. Pero el problema es que son los que más publicidad reciben por parte de los medios. Es como si la gente sintiera una fascinación por estos libros sin ni siquiera conocerlos y solo porque tocan temas de los que nadie quiere hablar en público. Solo estamos tratando de hacer cosas atractivas.
¿Publica libros pornográficos por negocio o es solo un gusto personal?
Nunca he querido hacer cosas solamente por negocio. No es que no me guste hacer negocios -de hecho adoro hacerlos- sino que sólo publico libros que realmente me gustan.

3. Todo comenzó cuando era una niño en la conservadora ciudad de Colonia. Taschen visitaba las librerías casi vacías después de la Segunda Guerra Mundial y veía cómo los libros de arte eran tratados como objetos preciosos y prohibidos a los que solo los iniciados tenían acceso. Este trauma de infancia lo llevó, unos años después, a querer acabar con ese prejuicio.

¿Cómo y por qué se convirtió en editor?
Fue una progresión natural: desde niño me interesaban los libros extraños y coleccionaba toda clase de cómics. Desde entonces estuve buscando por toda Alemania libros curiosos o de gran formato que tuvieran un precio razonable. No encontré ninguno, pero sí encontré un gran mercado para libros con estas características. Mucha gente quería tener acceso a estas publicaciones, y aun así nadie las hacía: decidí entonces que debía hacerlas yo mismo.
¿Qué otros libros, además de los que publica,
le gustan?, ¿qué lee en sus ratos libres?

Sobre todo leo libros de historia y biografías. Me encanta leer sobre las personas que admiro.
¿Qué libro no publicaría jamás?
Nada que algún otro editor pueda hacer mejor que yo. Prefiero quedarme con las cosas que ya sé hacer. Por eso mismo no me interesan mucho los libros de cocina. Pero nunca digo nunca.

Su temprana fascinación por las tiras cómicas -en particular por las del Pato Donald- lo llevó a comenzar un negocio de venta de cómics por correo a los 12 años. A los 18 ya tenía capital suficiente y abrió una tienda en la que vendía e intercambiaba libros usados. Un tiempo después comenzó a publicar cómics que dibujaban amigos suyos. Desde esa edad Taschen se convirtió en un adicto a las publicaciones extrañas y underground.
En 1982 vino su golpe de suerte: en una bodega encontró una serie de libros del pintor surrealista René Magritte. Eran 40.000 ejemplares abandonados que compró y vendió a un precio muy bajo. Aun así obtuvo ganancias, con las que comenzó a trabajar en sus propias ediciones. Fue así como financió los primeros libros modestos de artistas como Picasso, Andy Warhol y Edward Hopper. Su idea era hacer un tiraje tan grande que le permitiera vender cada libro a un precio muy bajo. Algo así como democratizar los coffee table books, libros de lujo para poner en la sala de la casa.
Luego comenzó a publicar nombres menos conocidos como Giuseppe Archimboldo, M.C. Escher o Hundertwasser. A medida que su producción masiva de libros fue creciendo, empezó a sacar libros más rigurosos y refinados: la obra de Monet en cuatro tomos o un libro sobre Van Gogh forrado en cuero. Y también comenzó a fijarse en artistas de finales del siglo XX, como Basquiat y Annie Leibowitz. A mediados de los noventa Taschen ya había inundado el mercado editorial con libros traducidos a veinte idiomas. En ese momento cerró su fábrica en Colonia y comenzó a imprimir sus libros en Asia.
4. Hoy día Taschen tiene la exclusividad de artistas contemporáneos como Jeff Koons, David Hockney, Christo & Jeanne Claude, Arnold Newman, Julian Schnabel, Cindy Sherman, Albert Oehlen, Martin Kippenberger, Jean Loup Sieff y Rem Koolhaas. En su último catálogo aparecen miles de títulos que van desde su colección básica en la que cada libro cuesta 9 dólares, hasta libros de artista que cuestan 5.000 dólares cada uno.
Durante los últimos cinco años Taschen se ha dedicado a trabajar en publicaciones que ha llamado XXL. Se trata de libros enormes, con ediciones restringidas y precios muy altos. Por ejemplo, en 1999 publicó diez mil ejemplares de Sumo, uno de los proyectos bibliográficos más fascinantes de principios del siglo XXI. El libro recopila todas las fotografías tomadas por el legendario Helmut Newton, tiene 460 páginas, pesa 33 kilos y viene acompañado de una mesa de aluminio diseñada por Philippe Stark.
Luego vino G.O.A.T., un libro de homenaje a Muhammad Alí. Este es hasta ahora uno de sus proyectos favoritos: "Si existieran los premios Óscar para los libros, estoy seguro de que obtendría once de ellos", le dijo Taschen a la revista The New Yorker.
¿Cómo fue la experiencia de hacer proyectos
monumentales como G.O.A.T y Sumo?, ¿planea seguir haciendo libros de esas dimensiones?

La experiencia de hacer Sumo y G.O.A.T fue muy gratificante. Para mí fue un placer: tener la posibilidad de trabajar con leyendas vivas como Helmut Newton o Muhammad Alí y de conocer muy de cerca su vida, sus amigos y todo lo que los rodea. Pero también fue una experiencia agotadora que tomó varios años de trabajo y de preparación. Creo que eran proyectos que necesitaban tanto empeño y que ambos son personas que merecen este homenaje. Ahora bien, me encantaría seguir haciendo proyectos de esta dimensión pero me parece muy difícil encontrar otros personajes u otros temas que puedan capturar mi atención de la misma forma y a quienes quisiera dedicarles tanto tiempo de mi vida.
¿Qué artistas vivos admira más?
Tal vez a Jeff Koons y a Albert Oehlen.
Usted es visto como un provocador, ¿le gusta cultivar esa imagen?
No, no quiero cultivar ninguna imagen.
¿Qué sabe acerca del arte latinoamericano?
Soy un gran fanático del arte latinoamericano, pero también de su arquitectura, de su diseño y del nuevo cine que se está haciendo. Siento mucha atracción por la vitalidad que hay ahora en la escena artística de su continente. Cada vez estoy más interesado en la vitalidad de los nuevos artistas latinoamericanos, como por ejemplo Beatriz Milhazes. De hecho uno de mis planes es publicar cada vez más libros sobre arte latinoamericano.
¿En qué está trabajando ahora?
Ahora estoy particularmente entusiasmado con un libro que saldrá a final del año: una recopilación de las mejores publicaciones homoeróticas, se llamará History of men´s magazines y tendrá seis volúmenes.
Después de haber vendido millones de ejemplares, ¿sigue sintiendo la misma emoción por su negocio?
No puedo imaginarme mi vida sin libros. No creo que pudiera vivir feliz sin libros y sin arte: son mis dos grandes fuentes de felicidad y de inspiración.