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17 de febrero de 2009

Testimonios

Lo que aprendí de... Le Corbusier

Le Corbusier: lo que aprendió Germán Samper Gnecco de él

Por: Germán Samper Gnecco (arquitecto)
| Foto: Germán Samper Gnecco (arquitecto)

Luego del paso de Le Corbusier por Bogotá en 1947, estudié francés y me gané una beca para estudiar en el Instituto de urbanismo en París. Allí solicité que me permitieran hacer una práctica en el taller del maestro. Ingresé extraoficialmente a realizar unos dibujos para un congreso en Italia, Le Corbusier me notó al mes y ahí permanecí cinco años. Luego trabajé en el Plan Piloto de Bogotá, y en varios proyectos que fueron construidos en India.


 ¿Qué aprendí de Le Corbusier?

 
•    Define en cinco principios la arquitectura moderna: la casa sobre pilotes -para liberar el suelo-, la estructura se libera de los muros, el plano libre, la ventana horizontal y el techo jardín.

•    Le Corbusier consideraba que la casa debía pensarse como una “máquina para vivir” interpretándose dentro del contexto en que fue planteada.

•    Los ingenieros del siglo XIX fueron los verdaderos arquitectos con sus obras en metal, y predijo que el concreto sería el material del siglo XX

•    La arquitectura es el juego magnífico de los volúmenes bajo la luz

•    La jornada de 24 horas rige la vida de los hombres (e influye en la estructura de las ciudades)

•    La arquitectura exige que las obras se vean bien de lejos y con todos los detalles de cerca.

•    Le Corbusier inventó el modulor, un sistema de medidas armónicas entre sí para crear espacios sinfónicos teniendo en cuenta las proporciones del hombre.

•    Sobre cuando se sentía inspirado para diseñar, dijo: la inspiración es trabajar diez horas diarias durante 50 años.

•    A elaborar croquis de viaje, captando la lección que la arquitectura nos da. Cuando estamos en presencia de ella, cuando el lápiz llega al papel, ha pasado por el cerebro.

•    Nos enseñó a diseñar con un sentido práctico, racional, resaltando los elementos esenciales, evitando lo superfluo.

•    Como decía otro gran arquitecto a sus discípulos, Le Corbusier nos decía: no se lleven las flores de mi jardín, llévense la semilla.

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