16 de octubre de 2003

Testimonios

Todo lo que no soporto

El libretista hizo el ejercicio de pronunciarse sobre todas esas cosas que detesta. Y no resistió la tentación de libretear sus aversiones.

Por: Mauricio Navas Talero

INTERIOR ESTUDIO NAVAS. DÍA: Con un evidente gesto de placidez y de relajación, Navas se acomoda en su silla, mira a la redonda, como si algo que aún no vemos le produjera gran placer en el ambiente. Trae con él una taza de café humeante y la coloca frente a sí con un gesto de satisfacción que, a cualquiera que lo conozca, le indicaría que algo muy bueno le debe estar pasando. Entonces, de manera súbita, nuestro sujeto ubica la mirada en un punto fijo, como si mirara algo que nosotros no vemos, sonríe; si se tratara de una película de terror pensaríamos que está viendo otra forma de vida, si se tratara de la vida real pensaríamos que este pisco anda fumando porquerías o que de tanto escribir telenovelas ya se le corrió la teja. El caso es que comienza a conversar, pero para sorpresa o terror de los observadores, hay una voz que lo interpela, una voz masculina, el tono es de mucha confianza, se nota que llevan hablando mucho tiempo...

VOZ: (IRÓNICO) ¿Escribiendo en domingo? ¿Qué pasó con: "REGLA # 1: NO SE TRABAJA LOS DOMINGOS"?

NAVAS: (ALEGRE) Es que no voy a trabajar. Me voy a dar el regalo del mes.

VOZ: (BURLÓN) ¿Y le van a pagar por eso?

NAVAS: (IMPORTACULISTA) ¡Qué va! No pagan un carajo, pero el placer de hacerlo es superior a cualquier millonada...

VOZ: ¿Qué es?

NAVAS: ¡En SoHo me agarraron la caña y me dejaron escribir una exposición explícita y descortés acerca de mis odios!

VOZ: Ya entiendo. Por fin. llevábamos con ese atorado desde...

NAVAS: (INTERRUMPE) ¡Casi desde que nací! En un país
carmático como este se necesita ser San Pedro Claver para no vivir con la p. piedra afuera por todas las pendejadas que le toca ver a uno desde que nace...

VOZ: (CON TONITO DESAFIANTE) Bueno, ejemplos...

NAVAS: Comencemos por la selección Colombia. Tengo 43 años y desde los 7 vengo siguiéndole los pasos, eso suma la pendejada de 36 años de ilusiones, todas vueltas pedazos por una partida de soquetes que juegan lindo y de vez en cuando ganan un partido, pero que en el momento que se necesita siempre tienen alguna razón para acabar con mis ilusiones y con las de todos los que les comemos cuento.

VOZ ¡Pero lo importante es competir!
NAVAS: Sí, con ese cuento ya me he mamado la eliminación de no sé cuántos mundiales, para no hablar de suramericanos, panamericanos, centroamericanos, iberoamericanos y cuanta vaina terminada en "canos" que se inventan para darle puesto a los de la Dimayor, a los futbolistas y a esas joyas de la lógica, el sentido común, el lenguaje y el intelecto: los narradores deportivos.

VOZ: ¡A esos también les tiene bronca!

NAVAS: (SE TOMA UN SORBO DE CAFÉ) Dejémoslo en diferencias irreconciliables. Bueno, pero es que la vaina no para ahí, no hay que ir tan lejos en el pasado para entender que vivir con la piedra afuera en este país es mamey. ¿Cómo le parece la oleada de alcaldes boy scouts que nos han ajustado las bestias que votan en este país? Enrique Peñalosa convencido de que es el mesías destinado a redimirnos a punta de arrogancia, palas mecánicas y parques administrados por sus familiares. Antanas Mockus, un payaso bienintencionado que ha llevado la estrategia del Pan y Circo a extremos tan insustanciales que, como dice mi amigo Miranda, estamos a poco de que instituya el día sin ciudadanos para comprobar cómo una ciudad sin habitantes funciona de maravilla. ¡Payaso! ¡Y lo peor es que esta manada de cretinos vuelve a votar por él! Y ahora, ¿qué le parece el menorcito de los niños exploradores? Juan Lozano, que se cree bueno porque llora de ternura con su chinita María, y está ciertamente convencido de que gracias a su paternidad nos reveló a los 35 millones de pacientes nacionales el misterio de ser papás. Y lo peor es que,
seguramente, van a votar por él, porque ¡tan tierno!

VOZ: Oiga, se embejucó usted.

NAVAS: (TRATA DE CALMARSE) No, y es que no le voy a
hablar de la recua de ciegos que caminan como borregos detrás del presidente Uribe, a quien no se le va a negar que es un tipo encaramado en el trabajo pero no por eso perfecto o inmaculado. ¿Qué le parece la majadería del referendo? Y, por cierto, ¿en dónde está el Juan Lozano que recomendó que no hubiera segunda vuelta en las elecciones pasadas, para que con esa plata les diéramos lechecita y mogollitas a los niños pobres? Con la plata de un referendo innecesario se puede comprar la misma cantidad de mogollitas y vasitos de leche que hace un año. Porque, que yo sepa, los niños pobres no se han acabado.

VOZ: Bueno. ¡pero a usted lo que le saca la piedra es la política!

NAVAS: (AHORA MÁS BEJUCO) ¡Qué va, hombre! Para sacarme la piedra, con asomarme por la ventana y ver la ciudad plagada de UMAS...

VOZ: ¿De qué?

NAVAS: UMAS, Unidades Móviles de Asesinatos. O buses ejecutivos, para que me entienda. Tipos con licencia para matar, violar la ley, contaminar la atmósfera respirable y audible, y además consentidos por el burgomaestre que tiene muchos calzones para mortificarles la vida a los carros particulares, a los polvoreros (¿se acuerda que los eliminó en 15 días?), a los vendedores ambulantes, pero le tiembla, como a todos, a la hora de meterse con los que de verdad matan y envenenan a la querida y nunca bien gobernada Bogotá.

VOZ: Pero, ¿ve? Otra vez estamos en política...

NAVAS: O.K., le cambio el tema: otro sacador de piedra infalible. ¿Se lo digo?

VOZ: Pero que no sea política.

NAVAS: ¡Que no, hombre! ¿A usted qué le parece leer en El Tiempo a Florence Thomas? ¡Esa sí se la pongo al Dalai Lama y le juro que pide cacao en SoHo para que lo dejen
escribir!

VOZ: Yo no sabía que usted era machista.

AHORA NAVAS SE PARA DE LA SILLA Y PARECE QUERER AHORCAR A LA PRESENCIA INVISIBLE QUE LO CUESTIONA.

NAVAS: ¿Y a usted quién le dijo que ella era antagonista de los machistas? Aclarándole que no soy machista, ella es exactamente lo que se necesita para que el machismo exista. Una señora mamerta que de verdad cree, a estas alturas del partido, que armar bandos de niños y niñas le hace algún bien a la humanidad. Y lo peor es que los tres o cuatro pelagatos que alguna vez le han controvertido de verdad son machistas, así que le dan el papayazo para que se luzca. Mire, hace poco, con la intención de darles duro a los machos que parece que la persiguieron toda la vida, escribió sobre un bar que se llama El Teatrino. Noooo, usted no se imagina: la señora se derramó en prosa elogiando esta nueva sucursal del cielo, en donde, según ella, se gestaba la nueva generación de masculinos que se asumían íntegros, aceptando y cohabitando con sus naturalezas y
contradicciones.

VOZ: (JUGANDO AL ATERRADO) ¿Y es que no?

NAVAS: (SE CALMA UN POCO Y SE VUELVE A SENTAR) Sí, si fuera cierto, pero yo también he estado en ese bar, y ciertamente cuando entré creí que se había abierto en este país una ventana a un futuro de coexistencia y tolerancia con las decisiones de intimidad de cada uno. ¡Que va! Esa noche yo iba con mi esposa, y acomodados por ahí, en un rincón, nos tomábamos un trago y nos dimos un beso. ¡La que se armó! En menos de un minuto llegó un miembro de la seguridad del sitio a reclamarnos airadamente por falta de respeto con el lugar. Allí, dicho por el tipo, estaban prohibidas las manifestaciones afectivas entre heterosexuales. ¿Cómo le parece la maravilla? Pero creo que ese es el mundo que, en el fondo, se sueñan la señora Thomas y un jurgo de viejas que, llenas de resentimiento ancestral con sus papás y sus ex maridos (no me cabe la menor duda, debieron ser unas bestias), se ocupan de desarrollar una guerra contra la naturaleza masculina y promover un mundo de tiranos castrados en contraposición al de tiranos testiculados que las educaron a ellas. ¡La misma vaina, pero por el otro lado!

VOZ: A ver, resumamos, le sacan la piedra, Peñalosa, Mockus, Juan Lozano, los choferes de ejecutivo, el presidente Álvaro Uribe...

NAVAS: (ENFÁTICO) ¡Yo nunca dije que el presidente Uribe, dije que la recua de mulas que lo siguen con la fe del carbonero y que creen que es perfecto y sin pecado concebido!

VOZ: O.K., la señora Florence Thomas, ¿qué más?

NAVAS: (COMO SI RECORDARA ALGO MUY IMPORTANTE) Ahhh, la Maldita Clase Media. ¿Usted ha visto algo más nauseabundo que la clase media colombiana? Arribistas, desarraigados, sin valores, sin identidad, llenos de complejos (todos de clase), convencidos de que tener casa propia y carro nuevo son las metas fundamentales de la existencia. Habitáculos de las idelologías de plástico de sus lidercitos, generalmente disc jokeys de radio, repetidores de eslogans de patriotismo cultivados en cerebros de narradores deportivos o publicistas educados en Los Ángeles o Nueva York.

VOZ: ¿Y usted qué clase es?

NAVAS: Pues media, hombre, ¿por qué cree que la conozco tanto?
VOZ: Se le va a acabar el espacio, ¿le queda algo más?

NAVAS: Uhmmmm.... Los curas, los jardines infantiles, los idoletes de este país.

VOZ: (CON UN LIGERO TONO DE HARTERA EN LA VOZ) ¿Y no hay nada que le guste?

NAVAS: Claro, lo que pasa es que a esos no les dan pelota.

VOZ: (CON ALGO DE MAL HUMOR) ¡Entonces dígalos usted!

NAVAS: Los millones de locombianos que, a pesar de todo lo que he dicho, tratan de hacer las cosas bien y honradamente: Fabiola Zuluaga, Pirry, Simón Bolívar, Aterciopelados, Shakira, Juanes (aunque me sacó la piedra que no hablara en español en los arrodillados Grammy latinos), el parque Jaime Duque, Cóndores no entierran todos los días, Francisco Maturana, Rafael Pombo (sí, el de Rin Rin), Valentina y Fernando (mis dos hijos), y bueno, un jurgo de cosas más que si las digo no me alcanza toda la revista, pero, por si acaso, todo esto era para extirparme los odios porque, para oír cosas empalagosas váyase a cualquier discurso de Juan Lozano, que parece patrocinado por Hallmark, esa franquicia gringa que vende tarjetas lindas y tiernas para la clase media colombiana que terminó inglés en el Colombo y que apenas pudo se aplastó un par de semanas en Miami a mirar cómo Ocean Drive les quedó igualito al Parque de la 93.

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