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15 de febrero de 2010

Me acuerdo... Felipe Zuleta

Lástima, pero la idea no es nuestra. Se la robamos descaradamente al artista Joe Brainard, quien en 1970 publicó un libro titulado I Remember. El año pasado la editorial Sexto Piso de México la tradujo al español. Gracias a ambos. En adelante invitaremos a un personaje colombiano a recordar.

Por: Felipe zuleta
| Foto: Felipe zuleta

Me acuerdo de mi abuelo Alberto Lleras montando en bicicleta con sus nietos en su casa de Chía, sin escoltas ni blindados. ¶ Me acuerdo del olor de mi casa de infancia. Olía a cigarrillo porque toda la familia fumaba. ¶ Me acuerdo del yoyo de Coca-Cola. ¶ Me acuerdo de mi abuela Berta esperándonos cuando llegábamos del colegio. ¶ Me acuerdo del molde de carne que preparaba la muchacha del servicio. ¶ Me acuerdo de la telenovela La señorita Helena, con 'el Puma'. ¶ Me acuerdo de mi abuela materna regalándome una biblia que nos fumamos con mis amigos. ¶ Me acuerdo de que siempre preferí oír música que leer cómics. ¶ Me acuerdo del día en que hice la primera comunión. Mi mamá se emberracó porque yo olía a cigarrillo. ¶ Me acuerdo de un par de monjitas que me cuidaron en la niñez. Se metían al baño mientras me duchaba. ¶ Me acuerdo de El Padrino, de Mario Puzo. ¶ Me acuerdo de una medalla de La Milagrosa que me regalaron en un cumpleaños. Todavía la tengo. ¶ Me acuerdo de mis maestros, el padre Donald Ortiz en el San Bartolomé y Manuel Gaona Cruz en la U. ¶ Me acuerdo de los zapatos de tacón y de la bota campana. ¶ Me acuerdo de que a mi madre la excomulgaron los curas cuando presentó el proyecto de ley que legalizaba el aborto. Era 1979. ¶ Me acuerdo de que cada vez que entraba al despacho del entonces presidente Virgilio Barco, cuando era su consejero de comunicaciones, lo oía decir siempre: "godos hijueputas" y "usted no ha visto un cucuteño arrecho". ¶ Me acuerdo de la última vez que comulgué. Fue precisamente el día de mi primera comunión. ¶ Me acuerdo de que monseñor Rubiano sostuvo que Samper no vio el elefante en la sala, pero él tampoco vio el elefante que tenía en su propia familia. ¶ Me acuerdo del día en que decidí no volver a comer ajiaco porque llegué a la conclusión de que no hay nada que dé más hambre que un ajiaco. ¶ Me acuerdo de mis despertadas a las 4 de la mañana para llegar a la cabina de RCN Radio para trabajar con (aprenderle a) Juan Gossaín. ¶ Me acuerdo de que cuando era director de Inravisión me amenazaron porque le declaré la caducidad a una programadora que tenía vínculos con Pablo Escobar. ¶ Me acuerdo del día que tuve que salir asilado para Canadá porque las Farc me querían mucho... pero para joderme. ¶ Me acuerdo de cuando Rafael Santos me ofreció ser el primer defensor del lector de El Tiempo. ¶ Me acuerdo de mi convivencia en el centro de refugiados en Vancouver con tres ciudadanos que acababan de llegar de Afganistán perseguidos por los talibanes. ¶ Me acuerdo de mi primer día en la escuela de cocina en Vancouver, al lado de otros nueve estudiantes que, como yo, no sabían ni cortar una papa. Y así salí después del curso de ocho meses. ¶ Me acuerdo del día maravilloso en que recibimos a nuestra hija María. ¶ Me acuerdo del día en que Uribe dijo que no estaba buscando la reelección y ya va para la segunda, y la tercera y la cuarta... ¶ Me acuerdo de cuando les conté por primera vez a los colombianos que José Obdulio era el primo de Pablo Escobar y cómo su hermana, que estudiaba conmigo en la universidad, nos invitaba a pasear a la Hacienda Nápoles. ¶ Me acuerdo de cuando me amenazaron de muerte porque me opuse a la zona de distensión del Caguán. Y pensar que eso fue un desastre que le dio paso al gobierno de Uribe. ¶ Me acuerdo del día en que conocí a Luis Carlos Galán. Me acuerdo que él se oponía a la televisión en color. ¶ Me acuerdo del día en que me separé de mi esposa de diez años para irme a vivir con un hombre. El sufrimiento de ella todavía me persigue. ¶ Me acuerdo de que mis mejores amigos son los del colegio. Y siguen firmes... Gracias, amigos. ¶ Me acuerdo de El Mesías de Handel. ¶ Me acuerdo de que a mis casi 50 todavía tengo un espacio grande para enamorarme. ¡Y no se imaginan cuánto!