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19 de julio de 2007

Mi campaña cambió de sentido

Como publicista uno nunca está exento de haber vivido muchas situaciones y de que nos pasen todo tipo de cosas, así que les voy a contar tres que vienen a mi memoria en este momento.

Por: Socorro Jaramillo
| Foto: Socorro Jaramillo

 
Recuerdo que hace muchos años estábamos filmando un comercial de betún y por más que intentábamos que los zapatos brillaran, no lo lográbamos, así que a alguien del equipo de producción se le ocurrió la idea de que usáramos otro betún y efectivamente los zapatos después quedaron como queríamos. Pero cuál fue la sorpresa cuando descubrimos que el nuevo betún era precisamente la marca de la competencia. Creo que hasta hoy todos habíamos guardado ese secreto como un gran tesoro.

La hija de una gran amiga mía, que desde muy chiquita no tiene una cara muy simpática ni un buen cuerpo, cada vez que me veía me pedía que la sacara en un comercial y debido a que obviamente siempre yo evadía la respuesta, ella insistía en cada encuentro. "Soco, sácame en una propaganda", y me ponía siempre en una situación un poco incómoda. Hace muy poco, en medio de una comida llena de gente, me dijo en voz alta, "bueno, cuándo es que por fin me vas a sacar en uno de tus comerciales", y ahí hubo un gran silencio de todos, el cual, afortunadamente, fue interrumpido por ella misma: "Soco, sácame así sea en una propaganda de esas de antes y después y yo te hago el antes". Obviamente todos nos reímos y por fin yo descansé.

Por último, hoy también recuerdo una de las campañas que más me ha marcado la vida y fue "Quindío corazón mío", que pretendía promocionar el turismo de ese departamento cuando todavía no teníamos parques temáticos y no éramos un destino turístico tan importante como somos hoy en día. Muy motivada porque esta campaña me la había pedido la nueva Gobernadora del Departamento, que era una gran amiga de colegio, Belén Sánchez. Hicimos un comercial lleno de paisaje, pueblos, gente amable, es decir, un mensaje muy emocional con una gran producción de Piñeros y un jingle muy memorable de Jaime Valencia, y gracias a todos se convirtió en un comercial memorable y muy emotivo.

Años más tarde, y esta vez sumida en una gran tristeza por el terremoto de 1999 que afectó tremendamente esa zona, llegué a Armenia al día siguiente, y en medio del desastre y con lágrimas en los ojos, recordé esa campaña.

Así que sin consultarlo con nadie, decidí revivir el comercial, agregándole al comienzo un texto sobre pantalla negra que decía: "Crear este mensaje nos tomó algunas semanas ..." seguía el comercial tal como había sido grabado y en el cierre, también sobre pantalla negra, decía "reconstruirlo nos tomará muchos años, ¡Ayúdanos! Hice dos o tres llamadas para que me ayudaran con la reedición y fue tal la solidaridad de mis amigos y de mis colegas Antonio José Piñeros y Jaime Valencia, que al día siguiente el comercial estaba nuevamente al aire, sin firma alguna. Cuando la gente lo veía, le tocaba tremendamente la fibra. Es un simple ejemplo de cómo este mensaje, escrito con el corazón fue, en un momento, usado para promover nuestro departamento y algunos años después, para buscar ayuda para reconstruirlo.

Definitivamente la inspiración fue ese "Quindío tuyo y mío", como dice nuestra actual campaña.