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12 de marzo de 2003

No más Arjona

Por: Mauricio Quintero

Ricardo Arjona es como el bobo del curso que uno se encuentra años más tarde y no entiende por qué le fue tan bien en la vida. Toda la materia prima que tiene este poeta de parque debería llevarlo al fracaso, pero por culpa de esas estrategias de mercadeo de las casas disqueras y el detector de mierda con pilas descargadas que tienen las viejas, nos tocó aguantarnos a esta versión guatemalteca de Silvio Rodríguez.

Con las letras de sus canciones no se arma un concierto de rebuznos. "Mujeres, lo que nos pidan podemos, si no podemos no existe y si no existe lo inventamos por ustedes...Mujeres". "¡Divino, Arjona!", decían las amigas de uno, pero años más tarde sale la esposa de Ricardito diciendo que se quiere separar porque el tipo la enciende a pata cuando llega borracho a la casa. En la misma canción cita a Neruda y a Picasso, para que todos creamos que este 'guate-manteco' lee y le gusta el arte, pero no, simplemente es una forma de ocultar su pinta de recreador de hotel 'todo incluido'.

En 1990 grabó una canción que no me acuerdo del título pero era algo así como Jesús es Verbo y no pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo en tercer modo, perfecta para esas iglesias de local donde antes se guardaban carros. Ferias y fiestas tiene que haber hecho esa cantidad de gente quebrada que le da por reclutar católicos débiles para sacarles plata poniéndoles: "Jesús es más que un templo de lujo con tendencia barroca...".

Arjona es el fantoche clásico. Es el hombre que se despide soplando un beso desde la palma de la mano y recibe a las viejas en tanga leopardo con un par de copas en una mano y el control remoto de la chimenea en la otra. El mismo que pone un aviso en la ventana de "Se arrienda", para caerles a las viejas que suben a mirarle el apartamento.

Por ahí me encontré con otro trabajo discográfico llamado Si el Norte fuera el Sur, que reafirma su idiotez, porque si el norte fuera el sur, mi querido Arjona, el centro no cambiaría de lugar y tú igual, hubieras nacido en Guatemala, las letras de tus canciones serían un protesta barata contra el imperialismo argentino que domina el mundo y una defensa robinhoodesca de los gringos desvalidos.

Hay otra canción que dice: "Quién diría que el mink y la mezclilla podrían fundirse en un día, quién diría tú caviar y yo tortilla...". Esta es la canción perfecta que usa el hippie conchudo para caerle a la hermana de uno porque al muy astuto le quedó gustando que ella lo recogiera en el carro, le comprara cigarrillos y hasta le prestara los sacos de Mickey Mouse que el tipo nunca le piensa devolver. Este himno del looser hace parte de un álbum llamado Animal nocturno y me parece perfecto el título porque no hay nada más mamón que un zancudo jodiendo a media noche. Así debimos haber tratado a Arjona desde un principio: esperar a que se quedara por ahí quieto en una pared y sentarle su buen chancletazo. Pero no, lo dejamos volar; sigue sacando discos y vendiendo como loco, prueba de que, definitivamente, en este mundo hay gente para todo.

Hace como cuatro o cinco años sacó un álbum perfecto para aseguradoras de automóviles llamado Sin daños a terceros, con el que sigue causando estragos. Y ahora el muy descarado sale con una canción llamada El problema, con la que concluyo diciendo que el problema es que Arjona haya pensando en cantar:

Quién diría, quién diría
que al tarado
bien le iría
con canciones de buseta
todo el día?