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10 de abril de 2006

Si Medellín fuera la capital

Aclaración
En la edición 71 de SoHo, el crédito que acompaña al diafragma dedicado a María Victoria Yépez se adjudicó a Gabriel Vélez, pero quien realmente tomó la foto fue Ricardo Pinzón. A Vélez y Pinzón les ofrecemos excusas por este error involuntario.

Vietnam a los 60
La edición número 70, en la zona crónica de Enrique Santos Calderón, refleja la verdadera objetividad y la auténtica crónica periodística, porque no solo contiene una tangible e irrefutable verdad sobre un hecho histórico en grado macabro, perverso e inhumano generado por un monstruo-salvaje, sino también, en forma inteligente y analítica, les enseña a los dogmáticos pro yanquis y quienes por intereses mezquinos de supervivencia estomacal ignoran la gran farsa y verdad del sueño americano. (.) Crónicas como estas deben ser difundidas profusamente para que el pueblo entienda el porqué de los ataques a la Torres Gemelas, el Pentágono y, en suma, tanto odio contra Estados Unidos en el mundo. Recordemos siempre que no obstante ser los monstruos del mal, son los líderes incuestionables para la corrupción, la fabricación de crímenes, la mentira, el degeneramiento, la crueldad de lesa humanidad y la falsa moral.
Juan Manuel Ortiz, Otisville, Nueva York

Mi peor polvo
El peor polvo con Eva se lo echó Adán.
Hernando Carvajal, Cali

Eva, te tumbaron con ese polvo, pero me ofrezco para convertirme en tu guía. Escoge día y cama y te muestro de qué estamos hechos todos los demás colombianos. Ni te imaginas, españoleta mamita.
Nereo Huertas, Villavicencio

Mi peor carrera
Juan Pablo Montoya, como dice el comercial, todo lo hace rápido. Y bien, porque el artículo de SoHo nos lo muestra como un muy buen escritor y cronista de los triunfos y fracasos de su profesión. "Son más las carreras difíciles que las fáciles", dice, y reconoce que es un tipo "salado", que no siempre le va bien. Me parece que es honesto y no veo por ninguna parte en este artículo al tipo supuestamente pedante que los medios nos venden. Yo le creo a Montoya.
Mario Correa, Bucaramanga

Mi peor concierto
Carlos Vives no tiene concierto malo, precisamente porque es un profesional, y ha sabido en todas partes sortear con altura los inconvenientes propios de su oficio. Ya nos estamos acostumbrando los lectores de SoHo a tenerlo, pero creo que se debe avanzar un poquito más en esa relación porque Vives es bueno, muy bueno. Piénsenlo pronto para columnista.
Ramiro García, Cartagena

Este es el músico más importante del país y el más copiado por la nueva generación. Y el más querido por todos. Tenerlo escribiendo en SoHo es un regalo que todos los lectores deberían apreciar en su justa medida. Este señor, ni más ni menos, es Colombia, es lo que somos todos. Gracias, Carlos, por todo lo que haces por este país.
Osman Jaramillo,
Medellín

Mi peor goleada
El 5-0 lo hemos convertido casi en una fiesta nacional. Da oso ver cada 5 de septiembre a los medios repitiendo los goles una y otra vez, como si ese fuera el hecho más importante en la historia del fútbol nacional. Fue emocionante, no lo niego, pero ya está bueno. Más importante fue el 1-1 con Alemania en Italia 90. Como dicen mis sobrinos, supérenlo. Lo de Goycochea no es de extrañar... se fue de Millonarios siendo estrella a hablar mal del país que lo sacó del anonimato, nunca va a reconocer la importancia de esa derrota.
Álvaro Calderón, Bogotá

¡Cómo que Maradona no aplaudió a Colombia! Seré todo menos desmemoriado y recuerdo haberlo visto en televisión. ¿Qué partido estaba viendo el señor Goycochea?
Luis Darío Téllez
Sí aplaudió a Colombia. Lo hizo porque es un caballero y un señor, y uno de los grandes. Sí aplaudió.
Lesmes Pedraza, Santa Marta

Mi peor canción
Me llamó mucho la atención una parte del testimonio de Rafael Escalona donde el maestro dice que cuando los armadillos se ponen en actitud defensiva los desarma uno metiéndoles un dedo en el ano. Probaré en casa, donde no tengo armadillo, pero sí una especie salvaje muy parecida. Gracias por el consejo, maestro Escalona.
Julio D. Jaimes, Bogotá

Mi peor construcción
Este país no sería lo que es si quienes lo guían y lo orientan fueran como el arquitecto Simón Vélez, uno de los pocos colaboradores del especial sobre lo peor que tuvo la valentía poco vista en este país de reconocer un error, una falla. Por eso es un triunfador y creo que ese pequeño artículo que le publicaron ustedes debería ser de lectura obligatoria en los colegios de toda Colombia, para que nuestros hijos aprendan desde pelados que hay que poner la cara, reconocer las fallas y sobre esas bases, como Vélez, "reconstruirse". ¿No creen ustedes lo mismo?
Pedro José Murillo, Medellín

Mi peor chiste
Doña Nena, el suyo me pareció un buen chiste. Le recomiendo este: dos pececitos que iban cogidos de la mano y cuando se dieron cuenta de que no tenían manos se soltaron. Ese sí es malo. Posdata: los peces tampoco tienen estrolín.
Adolfo Zabala, Quito

Memorias de
un ex sicario
Un muchacho que se recuperó de una vida que estaba totalmente hecha pedazos y qué bueno que un cronista periodístico dé cuenta de ese volver a empezar. Pero, muy entre nos, yo no creo que le queden tan buenos los perros.
Laura García, Tunja
¿Y es que Medellín no es la capital de Colombia?
Adriana Giraldo, Medellín

Los culebreros
Texto apasionante el del respetado maestro Juan Manuel Roca, pero le faltó lo de fondo, recordar que esos culebreros del viejo Guayaquil se han mudado a Palacio de Nariño.
Raúl Quintero, Medellín

¿Será?
La verdad es que una vieja no puede pasar por la puerta de las oficinas de SoHo, porque ahí mismo la empelotan.
Jorge Jara, Bogotá

El patio del tango
Juan José Hoyos nos abrió las puertas a todos los que no conocemos Medellín, pero amamos el tango, a un mundo de evocaciones sublimes y de recuerdos propios y ajenos. Prometo solemnemente visitar Medellín muy pronto y pasar una noche al menos en la Casa del Tango en compañía del Gordo Aníbal, y bailar con sus muchachas en ese ambiente que parece de fiesta eterna en la ciudad de la "eterna primavera"
Samuel Salazar, Popayán

Dos exiliados
de pelo blanco
Me pusiste a llorar, Héctor Abad.
Marcela Cevallos, Medellín

En el San Vicente
Gracias a los editores de SoHo y a la periodista Patricia Nieto por premiarnos con esa crónica de urgencias en el San Vicente de Paúl, que es, además de un relato periodístico de valor insuperable, un homenaje a esos médicos, enfermeras y empleados que tienen por norte salvar vidas. Yo creo que este es apenas el primero de muchos reconocimientos que el país debe ofrecerles a ellos, y que la empresa privada debería mantener ese hospital como un lulo, con plata, con recursos.
Jairo Moreno, Medellín

Este artículo me llegó al alma. No puedo ni describir el respeto que me merecen estos trabajadores de la salud. Sin ellos muchos estarían ya muertos. Una lucha valiente la suya, qué bueno que en Bogotá los periodistas lo reconozcan, y que vengan de SoHo con más frecuencia para que vean todas las cosas buenas que se hacen en esta ciudad.
María del Carmen Donado, Medellín

No me gustan
los paisas
No me gustan los paisas ni poquitico, lo reconozco. No soporto su suficiencia de raza, su fútbol pedante, su habladito cansón, sus mujeres rellenas de silicona, su comida que causa indigestión, su presidente finquero, su manera de vivir sin problema junto al delito y todo lo demás. Pero sí me gustó mucho un paisa, Eduardo Escobar, que confesó lo que no le gustaba de su gente y quedó como un caballero. Gracias, Eduardo, por unas líneas tan sinceras y, repito, este viene siendo el único paisa que me gusta.
William Tobo, Bogotá

No me gusta el regionalismo, tampoco criticar a los paisas, a pesar de ser rolo, así que la creación de pseudorreligiones (como el Uribismo) y de subculturas ligadas a la intolerancia es una culpa compartida entre todos los colombianos, vengamos de donde vengamos. Su artículo dice toda la verdad, pero además los rolos y los boyacos somos hipócritas, los costeños son malhablados y corruptos y, en fin, cada región tiene su gran defecto de personalidad, lo cual se refleja de manera general en la forma en que nuestro país es visto y, desafortunadamente para el mundo entero, somos la suma de nuestros errores, así que este artículo es un comienzo importante para que todos hagamos una reflexión sobre la forma en la cual podemos mejorar lo que somos.
Pablo C. Olivares, Bogotá

Natalia París
Esta mujer es la cosa más linda que haya visto, es un bocado de obispo, es una sirena que me tiene encantado desde que la vi; daría todo por una cita romántica con este bombón, es que es un pan de cien mil con arequipe. Ahora nos salió empresaria y le calló la boca a más de una que decía que era una chica plástica. Pa' que aprendan.; eso es envidia. Óyeme, preciosura: si lees esto mándame la foto más sensual que tengas y, si puedes, tu número telefónico o celular. Yo sé que son pocas las posibilidades, pero creo en los milagros. Mi amor, siga así que usted va muy bien y está cada día más divina... Cuando necesites un escolta me avisas, que yo me hago matar por protegerte.
Edison Becerra, Bucaramanga

Mejor Nacional
que DIM
Excelente artículo, señor Félix de Bedout, y aun más excelente la definición de por qué ser hincha de Nacional. ¿Sabe?, yo tengo 18 años y soy rolo pero el verde lo llevo en la sangre, en el corazón, en la cabeza y soy hincha de mi Nacional desde pequeño y ¿por qué? ¡Porque sí!, porque es lo mejor en todo, en juego, en jugadores, en hinchada, en directivos, en fin, no hay más palabras para describir el sentimiento verdolaga, lo mejor de lo mejor, así les duela a todos los demás medio equipos que juegan contra el verde en el fútbol colombiano. Ahí nos vemos.
Wilmar Rátiva, Bogotá

Polvos mudos
Conchita, eres la mujer que todos queremos tener en la cama. Pero si te llevo para la mía, mi mujer no se quedará precisamente muda.
Ramiro Fajardo, Cali

Siempre he considerado que no hay nada más erótico que ver o escuchar hablar a una mujer de sexo y más cuando se habla con la propiedad con que lo hace la columnista. Agradezco a SoHo por permitir dar un espacio a la libertad de expresión referente al tema del sexo. No hay nadie mejor que una mujer para hablar de sexo, solo ellas pueden sentir lo que los hombres quieren sentir. Un saludo especial a la columnista.
Mauricio López, Manizales