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12 de diciembre de 2006

Yo le teñía el pelo al Fercho Durango

Por: Emiro González
| Foto: Emiro González



Emiro, mi peluquería, era la peluquería de la farándula en la década de los 80. Por mis manos pasaron las modelos, los actores y los periodistas más famosos del momento. Cuando Bruno Díaz llegó a mi salón no era tan famoso, él simplemente era un cantante que hacía jingles y que estaba recién llegado de Cali. Con la amabilidad que siempre lo ha caracterizado, durante un tiempo yo le hice un corte de pelo normal y se iba. Un día Bruno llegó con el pelo teñido de mono, ya que le habían asignado el papel de Fercho Durango en la telenovela Gallito Ramírez, protagonizada por Carlos Vives y ‘la Mencha‘, y venía para que yo le ayudara en el proceso creativo y tener el tinte adecuado que necesitaba el Fercho Durango.

La primera teñida de Bruno Díaz se la hicieron en la costa, no era un trabajo malo, era bueno pero no el adecuado para el personaje que iba a interpretar en la telenovela. Con Bruno empezamos a ver que el estrato cultural de un boxeador como el Fercho era bajo y por ende la tintura de su pelo tenía que amoldarse a su condición social. Se necesitaba algo burdo que no fuera muy claro y natural.

La primera vez que lo teñí sentí temor, ya que no era un tratamiento que se le hace a cualquiera. Era un trabajo de riesgo porque se utilizaban decolorantes muy fuertes en un pelo tan crespo como el de Bruno Díaz.

El procedimiento era muy lento, si uno lo hace muy rápido hay una explosión de decoloración que no es conveniente. Si se hace lento se va sacando el color lentamente y hay más seguridad. La mezcla es un decolorante normal para una iluminación. El proceso se demoraba una hora y media, hubo crisis, momentos en que Bruno Díaz ya no soportaba, la piel estaba totalmente afectada. Por más que yo tuviera cuidado le salían laceraciones en la piel cuando se iba para Cartagena a grabar, y yo no podía hacer nada.

Para Bruno Díaz, la teñida era un tormento, pero también lo era para todos. El pelo tenía que crecer y era afro, así que era fundamental mantener el tamaño y que no se fuera a destruir la esencia de un personaje tan importante de la época como el Fercho Durango. La calvicie de Bruno Díaz nada tiene que ver con la tintura que llevó con el Fercho.

Cuando se le hizo la tintura correcta para la novela, él empezó a brillar con luz propia. Su mona cabellera era el punto característico de su personaje y su popularidad era inmensa. El Fercho Durango lanzó a Bruno Díaz al estrellato, pero al mismo tiempo creo que lo exterminó porque él no pudo salirse del encasillamiento de ese papel. Me da gusto haber ayudado a crear un personaje tan maravilloso que marcó una época. Hoy sigo con la misma peluquería, en el mismo local, al norte de Bogotá, con clientes de muchos años, pero sin el ajetreo de la farándula.