Home

/

Generales

/

Artículo

24 de enero de 2010

Al teléfono

Por: Daniel Pardo

En Túnez, país islámico no particularmente cerrado hacia occidente, está de moda oír música en el celular. No con audífonos,sino por el parlante ese que tienen los celulares, particularmente loscelulares que son anaranjados, rosados y así. En el tranvía de Ciudadde Túnez, por ejemplo, un sistema de transporte de los 50 que a pesarde su lentitud funciona, es típico oír dos o más celulares a la vezoyendo música moderna islámica, que en Túnez quiere decir tecno, del duro y atosigante,con letras en árabe. Esa misma música se oye en los cafés de Ciudad deTúnez y en el único bar que vende trago que se encuentra, en el últimopiso de un hotel.

El trato de los celulares en Egiptoes distinto, aunque igual de bizarro. Aquí es más un culto que un usopráctico. Los musulmanes no son personas particularmente fiesteras,porque no toman trago y porque las manifestaciones ociosas sonreservadas a la privacidad.Es por eso que buscan prácticas diferentes para pasar sus noches deviernes y sábado.

Una de ellas, además de la tradición de fumar sheesha y tomar té durante horas, es comprar y vender celulares. La calle El Abasiaes la más prendida de El Cairo por la noches, porque en ella se llevaa cabo un gigantesco mercado de celulares piratas, donde se venden ycompran gallos para el celular y tarjetas SIMcon cualquiera de los servidores y cualquiera de los planes. Minutos acelular, por supuesto, se venden a precios increíbles, aunque lademanda está bajando porque todo el mundo ya tienen celular. En Egipto, como en Inglaterra, hay más celulares que habitantes.

En el trayecto nocturno de 8 horas desde Monastir a Tozeur,en Túnez, no pude dormir porque los dos árabes que estaban a mi lado nopararon de hablar por un solo segundo. Los árabes, en otras palabras,no se callan. Y no hay nada que nosotros los occidentales, por más tapones que nos pongamos, podemos hacer.