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3 de febrero de 2007

De mi Diario

De mi Diario

Por: Ricardo Bada

(Aprovecho que aún no me descontinuaron el blog y que los técnicos descansan el fin de semana para incluir una nueva entrada, con fragmentos de mi Diario)
 

Weiß/Colonia, 11.1.
Hoy, entre las cartas de lector de La Opinión, de Los Ángeles (que es muy otra cosa que la opinión de los ángeles), un tal Miguel Gancz, domiciliado en San Pedro/California, escribe:
«Quiero referirme a la columna de Pilar Marrero, periodista de la izquierda liberal radical,
del día 8 de este mes. Allí nos dice cómo ella y sus compañeras, mas no sus compañeros antifeministas, de la sala de redacción de La Opinión, lloraron de alegría porque la nefasta Pelosi tomó el mando de la Cámara de Representantes. Espero que la alegría les dure.
Le quiero pedir a Pilar lo siguiente. Que le dé una rascadita al tipo de empresas propiedad de los esposos de Pelosi, Boxer, Feinstein, y del esposo, hija e hijo de Maxine Waters. Que nos informe qué hacen, a quién le trabajan, quién les paga y cuántos millones de dólares ganan. Probablemente nos vamos a dar cuenta que son tan víboras como los políticos masculinos».
 

Hay que ser cretino, carajo, ya ni siquiera los legos en ganado lanar confunden las churras con las merinas. Aun prescindiendo de la evidente contradicción que hay entre la última frase y la precedente (donde excepto la hija de Maxine Waters todos son hombres), y aún suponiendo que este señor hablase de hechos ciertos y demostrables, sería como si alguien viniera y me dijese: «Ah no, el pararrayos no, qué vaina, cómo va a ser bueno un aparato que ha inventado alguien tan inmoral...» La madre que los parió. ¿Por qué los dioses les dan neuronas a quienes sólo necesitan células fotoeléctricas para reaccionar como los perros de Paulov?
 

Weiß/Colonia, 13.10
Le escribo a Rolando Hinojosa:
«Mañana son 50 años sin Bogey, así que la tele está dando Bogey en dosis masivas: Africa Queen , El halcón maltés , El tesoro de Sierra Madre y, claro, Casablanca . Pero anoche pasaron The Enforcer , que no es de las más renombradas y había olvidado. Sólo que ahora mi sensibilidad para el idioma me la amargó: fíjate que B. hace en ella el papel de un fiscal, y en la versión alemana todo el tiempo lo llaman "Inspektor", convirtiéndolo en policía y haciendo por lo menos raro el comportamiento del inspector que está a sus órdenes. Mierda».
 
Rolando me contesta:
«En The Enforcer B. la hace de District Attorney, es decir abogado del condado. En una reseña le llaman Commissioner; un error de lo más grande ya que éstos tienen cargos civiles. A mí me encanta la comedia/parodia, Beat the Devil, con Bogey, Gina Lollo, Jennifer Jones, Robert Morley y el amigo amigazo de Bogey, Lorre. La vi en el 54 y me encantó aunque no
tanto al público. Dirigida por Huston y escrita por H. con Truman Capote».

Le contesto a Rolando:

«También a mí me gusta Beat the Devil a pesar de que en general rechazo las pelis de la Lollo. En ellas suelen ser inversamente proporcionales el tamaño de sus tetas y su talento como actriz: la conjunción de ambas magnitudes le estaba reservada a la Loren. Y a propósito de Italia, en Beat the Devil trabaja también un vasco de Motrico, joder, Juan de Landa, el que hace de marido, cornudo primero, asesinado después, en Ossessione , la película de Luchino Visconti que es la primera versión filmada de Double Indemnity . Vale».
 
Y Rolando remata:
«Double indemnity; qué papelazo, ni hablar, de la Ruby Stevens».
 
Curiosa la manera de entretenernos que practicamos Rolando y yo, pero si alguien se tomara el trabajo de recopilar nuestros mails, creo que saldría un libro divertido y sumamente rico en detalles y pormenores de los que pasan desapercibidos en las películas. Y algunos aprenderían incluso el nombre civil de la incomparable Barbara Stanwyck.
 

Weiß/Colonia, 14.1.
Me escribe Anabelle –a propósito del libro de Isabella Santo Domingo Los caballeros las prefieren brutas– que nunca leería nada semejante, y mucho menos después de haber leído lo que se comenta del mismo en orden a su calidad literaria. Mi respuesta es:
«Fijate que yo soy en eso bastante menos radical que vos. A veces me ha sorprendido algún visitante de esta casa descubriendo entre las respectivas montañas de libros on reading que hay acá (en mi cuarto de trabajo, en el salón, y hasta en el cuarto de baño, adonde relego las obras que se pueden leer “a pequeñas diócesis”, por ejemplo ahora están el Diccionario Panhispánico de Dudas y la correspondencia de una amante de Arthur Schnitzler), a veces, te digo, me ha sorprendido algún visitante preguntándome cómo es posible que tenga entre esas lecturas, qué sé yo, un equivalente de Corín Tellado en alemán, o qué sé yo, un Paolo Coelho en su original brasileño, o algún bodrio de la industria bestselleral. Y mi respuesta es que siempre debo estar alerta, que si no leo mierda de vez en cuando, le pierdo el sabor al jamón de Jabugo. Ningún placer debe ser comparable a releer a Aldous Huxley después de un Código Da Vinci... pero semejante orgasmo me lo tengo prohibido porque mi corazón ya no es más lo que nunca fue».
 

Esperanza Ortega me comenta desde Valladolid:
«Lo que ocurre con muchos libros de gran éxito en ventas es que son aburridísimos. No lo puedo entender, por qué alguien tiene la paciencia de leerse El club Dante, por ejemplo. Yo comencé a leerla un día y no pasé de la página cincuenta, haciendo un gran esfuerzo. No niego que la Divina comedia sea aburrida también, pero tiene fragmentos inolvidables. Poco a poco te van gustando también los versos que en la primera lectura te parecieron irrelevantes. No he terminado de leer el purgatorio y me he saltado bastantes páginas del paraíso. He traducido diez cantos del infierno, pero no he sido capaz de terminar El club Dante. Eso del Club Dante debe de ser para lectores especializados. Lo de decir que los clásicos son aburridos y los bestsellers son divertidos es una falacia, muy semejante a aquella de que las niñas de derechas eran más guapas que las feministas de izquierdas. Como ves me he aficionado a los comentarios».
 

Weiß/Colonia, 15.1.
Imagino que no soy el primero en haberlo pensado, pero no sé de otro: y es que me hace gracia lo enormemente paradójico de que el mejor remedio contra la gota sea beber agua.
 

Weiß/Colonia, 18.1.
Nos ha caído encima el huracán Cirilo (mirá vos que nombre le fueron a poner, nombre de gato de personaje de Roberto Arlt), que ya se ha cobrado un par de muertos. Cruza sobre Alemania a 198 km/hora. En esta casa están cerradas herméticamente todas las ventanas, pero las puertas de los clósets del pasillo, tiemblan como testiga de Jehová en su noche de bodas.
 

Weiß/Colonia, 19.1. (1)
Cirilo ha soplado toda esta noche dejando a su paso un rastro de devastación y unas imágenes que sólo conocíamos de los tornados en la zona del golfo de México y de los tifones en Asia. Ha habido al menos 27 muertos. Por primera vez en la historia, los ferrocarriles alemanes suspendieron sus servicios en todo el territorio. Cientos de vuelos fueron suspendidos. Árboles arrancados de raíz y derribados como fichas de dominó, techumbres convertidas en alfombras volantes y homicidas, camiones pesados dando vueltas como peonzas en las autopistas. Y aún sopla la cola del huracán por aquí, si bien la punta de lanza con sus casi 200 km/h ya está lejos, camino de Rusia. Y con todo, qué sensación inefable de que la vida sigue y el mundo está bien hecho, cuando bajo a las seis de la mañana hasta la puerta de la casa, la abro, y saco del buzón el periódico del día... Y en portada: CIRILO.
 

Weiß/Colonia, 19.1. (2)
Un lector que dejó sus comentarios en mi blog de SoHo y a quien contacté para agradecérselos, me escribe directamente a casa:
«Estimado/a Ricardo Bada
Te recomiendo el boletín La palabra del día, en el cual recibo diariamente por correo electrónico una palabra del español con su significado, su historia y su etimología. ¡Es muy interesante! Para inscribirte gratuitamente, tienes que ir a www.elcastellano.org/palabra.html
».

 

Le contesto:
«Descubro leyendo tu mail, que andás en dudas acerca de mi sexo, escribís "Estimado/a", y la verdad es que nunca terminamos de conocernos a nosotros mismos, pero en los 67 años, 7 meses y 9 días de mi puta existencia, hasta ahora jamás había albergado dudas acerca de mi pertenencia al sexo masculino. De hecho, y cada vez que (hoy por hoy) relleno un cuestionario donde se me pregunta escuetamente SEXO, no respondo "Si puedo, una vez a la semana" sino expresa y unilateralmente "Varón". No obstante, y alertado por tu duda, consultaré con mi médico. Un dato iluminador es que no se trata de un ginecólogo.
Por lo demás, te agradezco el dato lexicofílico y haré uso del mismo.
Un cordial (y varonil) saludo desde Colonia».
 

Weiß/Colonia, 30.1.
Sergio Ramírez, a quien le envío una entrada del Diccionario Panhispánico de Dudas en que se le cita, me escribe: «Ricardo, a veces cavilo acerca de la buena conveniencia de quedar inmortalizado en las dudas, y no en las certezas. Imaginate un diccionario de certezas, que mármol más frío, un abrazo, Sergio»
 

Yo le contesto: «Y sin embargo, formidable la idea: explotala. Te regalo ya un par de ellas:
Madame Bovary c'est moi.
A rose is a rose is a rose is a rose...
Lasciate ogni speranza voi che entrate.
Un niño trajo la blanca sábana / a las cinco de la tarde.
Etcétera».
 

Weiß/Colonia, 1.2.
Oskar, a sus siete años, sigue siendo el niño solidario y siempre dispuesto a ayudar a los demás, en especial a la abuela cuando la tiene en casa. Ayer estuvo Diny allá y él la ayudó en la cocina, a pelar y picar un nabo para la ensalada, y luego le preguntó que qué más podía hacer, y Diny le dijo que por qué no limpiaba la escalera (es una casa de tres plantas), y allá que se fue Oskar con la aljofifa. Al rato va Diny a inspeccionar el trabajo y le dice: "Pero Oskar, sólo estás limpiando el centro de los escalones, ¿y los lados?" "Nooo", le contesta él, "ahí hay demasiado polvo".