15 de septiembre de 2009
El fracaso
Qué bueno que es aprender. Pero qué bueno que es
equivocarse y aprender. Cuando lo hacemos, así sea doloroso, nos fortalece,
mejora nuestra curva de seguridad y sobre todo nos brinda experiencias
definitivas para dar nuevos pasos y mas acertados hacia adelante.
Durante años tuve que desarrollar tediosos comerciales de televisión para
detergentes donde teníamos a un presentador que llegaba sorpresivamente a la
casa de una señora y la retaba a utilizar un nuevo producto y así
compararlo con el suyo actual. Estábamos convencidos que si el nuestro tenia un
mejor desempeño sin duda triunfariamos.
Teníamos una marca con casi 11 puntos de participación de mercado y queríamos
atacar agresivamente al líder .
Hicimos comerciales por toda Colombia. Su estructura se basaba en llegar a
casas de señoras que no utilizaran nuestro detergente para hacerles usar
el nuestro.
Senora ¿usted qué detergente usa?
Yo uso este.
Entonces la reto a que pruebe este otro y compare.
Buscábamos mujeres no usuarias por todos lados del país para retarlas
frontalmente.
Pero a medida que la publicidad salía, la participación del negocio disminuía.
Sacábamos más comerciales y vendíamos menos. Un misterio increíble. Mejor
producto, mucha publicidad pero nada, la participación para abajo y para abajo.
Ante este acertijo decidimos después de un tiempo suspender la publicidad y
tratar de entender lo que sucedía, pues el negocio caía y no lo podíamos
detener.
Empezamos a visitar señoras que no usaban el detergente y también
mujeres que lo usaban pero habían decidido dejarlo. La conclusión fue
humanamente simple e increíble.
Todas habían visto la publicidad y habían concluido que ese detergente era malo
pues en los comerciales nadie lo usaba. Por algo debería ser.
A ellas les gustaba usar productos que la mayoria empleara pues les daba
seguridad.
Tuvimos que replantear todo el modelo de comunicación. Aprendimos. La gente
prefiere estar del lado del exito . A la gente le gusta sentirse ganadora.
Y nosotros ganamos en aprendizaje. Una gran leccion para ratificar que en
publicidad las personas siempre tienen la última palabra.