Home

/

Generales

/

Artículo

1 de octubre de 2009

El pezón

Por: Adolfo Zableh

¿Cuándo se puede considerar que una mujer está desnuda? He hecho la pregunta cientos de veces y nunca he logrado ponerme de acuerdo con mi interlocutor, que para efectos de diversidad ha sido de todos los tipos. Desde mi madre, que es muy liberal, hasta una ex novia, que era en exceso recatada (sólo cuando la luz estaba prendida). Mi jefe, mi odontólogo, el pediatra de mis sobrinos, un instalador de Telmex que fue a ponerme los canales de cine, una mujer que llamó a ofrecerme un curso de inglés... nadie supo sacarme de la duda.

Y se me antoja que sigo confundido porque no he tenido la oportunidad de preguntarle a la única persona en el mundo que podría decir una verdad de a puño sobre el tema, una definición tan irrefutable que terminara convirtiéndose en tema de consulta en Wikipedia: Natalia París.

La vi por primera vez en el 93. En traje de baño o ropa interior, en la playa o en la cama, por televisión, en revistas y en internet: no recuerdo haberle visto un pezón jamás. Ni yo, ni nadie. Yo no sé cómo hace una mujer, pese a ese hablado que dan ganas de cogerla a bate, para convertirse en el símbolo sexual de un país sin haber mostrado jamás una teta completa. Hay que reconocer que tiene un culo que desvía la atención (y agradecer que no tenga pezones allí, porque tampoco se los hubiéramos conocido), pero siempre volvemos a sus tetas sin pezón, no importa las maravillas que haga con sus glúteos. Eso es lo que nos tiene jodidos.

Si usted le pregunta a Natalia si ha aparecido desnuda en algún medio de comunicación, le va a decir, no con poca indignación, que jamás, porque para ella la desnudez se limita al pezón. Y todo porque nació en Antioquia. Si hubiera sido costeña, o gringa, le valdría tres pesos, pero haber nacido donde nació le da licencia para posar sin ropa, apenas un pétalo de flor en cada pezón, y asegurar que eso no es estar desnuda.

Impone su filosofía de vida en tiempos en que los videos de internet más vistos son aquellos donde una famosa muestra un pezón por accidente, incluido el de Janet Jackson con la teta al aire en un Superbowl. Menos famosa que la Jackson, nunca voy a olvidar a la mujer que me dijo que era más rico que le chuparan los pezones que comer chocolate. Yo no he alcanzado tal grado de placer, aunque sí puedo asegurar que prefiero que me los chupen a tomar Emulsión de Scott.

Para saber cómo son los pezones de Natalia París habría que preguntarle a su madre, o a su hija, o a su novio. Y si los que afirman que es prepago están en lo cierto, también tocaría preguntarles a quienes pagaron por tener sexo con ella. Vaya uno a saber cómo es la escala de valores de Natalia, que considera vergonzoso mostrar los pezones, pero no tiene problema en recibir dinero por acostarse con quien pueda pagarla. No digo que no lo haga, cada uno verá cómo lleva el pan a la mesa; sólo le pido coherencia en el discurso, y que nos deje ver sus tetas.

*Publicado en la revista Cartel Urbano. www.cartelurbano.com