17 de abril de 2009
Convocatoria: Orgasmos fingidos
Buzón de quejas y reclamos: El Malpensante
La primera
Hace unos días —no recuerdo muy bien donde—, alguien me dijo algo
de que los hombres también finjían orgasmos. Un comentario que en el
momento pasé por alto, como se pasan por alto las mentiritas de
borracho o los mitos urbanos. A los pocos días, sin embargo,
un lector me envió un correo y en una parte decía que fingía orgasmos
con su esposa. En ese momento me pegó: ¡así que además quitarnos el
derecho exclusivo a la histeria, a las pataletas, a usar productos de
belleza, mejor dicho, "a los misteriosos secretos
del deseo femenino" (y todas las debilidades que esto implica), se nos
metieron en el rancho —en lo más íntimo del rancho—, acabando con
nuestro monopolio de "porn-opera"! ¡Poniendo en cuestión nuestro innato
talento de actrices del buen sexo! ¡Quitando lo
algunas consideran (y por mencionarlo aquí no es que esté acuerdo, solo
exagero para manetener el tono de esta entrada) uno de nuestros armas
secretas de dominación!
Les confieso: la sola idea me ha hecho dar vueltas por la noche en
la cama y pensar entre pataletas de ahogado "No, Alexita, pero eso fijo
te ha pasado a tí. Oh diosa del sexo" y caigo en cuenta de lo que me
reído cuando un hombre me llega con ese cuento.
Porque de mujer la cosa se sabe si no ha habido condón —el pegote
poscoito—, pero, ¡¿con condón qué?! Muchos desaparecen antes de que nos
levantemos y podamos pedir otro.
Como ultimamente los he notado generosos en comentarios a este
blog, alebrestaditos, les boto la pregunta: ¿qué es eso de fingir
orgasmos, señores, ¡por dios!
Escríbanme como siempre a: alexa@soho.co
Y ahora sobre el buzón:
Hace unos días apareció en la revista El Malpensante
una crítica a la columna de Alexa. Les botó el dato, un honor para
Alexa aparecer en una revista que lee y donde trabaja algunos de los
mejores editores
de Colombia y firman las plumas más finas del continente. Como dijo
Óscar Wilde con una intuición mediática inusual para un escritor del
siglo XIX: "Que hablen mal de uno es espantoso. Pero
hay algo peor: que no hablen" (frase que, de hecho, creo que se la oí decir a Andrés Hoyos, o al menos parafrasearla).