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10 de noviembre de 2009

Fantasía de mujer

Andrea quiere seguir adelante en su trabajo y cuenta esta vez una experiencia sexual que vivió el fin de semana.

Por: Andrea

Tienen razón, ando muy trascendental por estos días pero ya se me ha quitado. Solo que quería desahogarme y este blog es el espacio perfecto. Al tipejo este de la universidad me lo he cruzado un par de veces nada más. Un día trató de acercarse y ponerme conversación pero lo evité de una. No vale la pena y por eso mismo no volveré a hablar de él. He leído todos sus comentarios y les agradezco la solidaridad de muchos y, bueno, siguen los insultos de otros. A ellos: !gracias por leerme! Lo mismo pienso de una mujer que se llama Isabel Cristina y que anda en el grupo de facebook tratando de torpedear mi blog. A ti también te digo que te agradezco que leas tanto mi blog y con tanto detenimiento. Ella todavía cree, como les decía en una entrada anterior, que yo debería ser como una extraterrestre. Soy una prepago y con toda seguridad mi vida es muy parecida a las de cientos de prepagos. No sé qué piensan las putas ni hablo aquí por todas, yo aquí hablo lo que yo pienso, pero lo que sí les puedo decir es que, a la larga, una prepago lo que hace es tirar por dinero. Eso es todo. Y, claro, en esa medida todas somos iguales porque nos sentamos arriba, nos ponemos abajo, nos dan por detrás, lo mamamos, hacemos tríos y demás. Isabel Cristina cree que seguramente yo debo ser muy diferente, hacer piruetas, tirar en un submarino o en una cancha de tejo. A ti, gracias por leerme porque veo que no te pierdes ni una línea de lo que escribo. Y si tanto me odias debe ser porque tu novio no para de leerme. Comenta todo lo que quieras, bienvenida.
 
Me preguntan en sus comentarios que qué voy a hacer de navidad y de fin de año. No lo sé todavía. Seguramente iré a visitar a mi familia aunque allá me siento un poco rara, es mi casa pero ya no lo es, no sé si me explico.  Me he vuelto demasiado independiente y me molesta que pregunten por lo que hago y por lo que no hago. No sé qué haga, nunca me ha gustado la navidad, por mí me acostaría a dormir y me levantaría el 3 de enero, cuando ya haya pasado todo. Es una época muy familiar y ahí, en esos momentos, me siento muy extraña. Me preguntan que si voy a salir en SOHO TV. No creo. Voy a salir en la revista, eso sí, y me están proponiendo un chat para poder hablar con ustedes. Lo estoy pensando pues entiendo que es un video-chat. No voy a dar mi cara ni loca. En la revista posaré con antifaz y les cuento que las fotos las vamos a tomar probablemente la otra semana. No sé cómo me imaginen ustedes. Pero no quiero que me vistan con mucha cosa, tal vez una tanga negra y en un escenario bonito, que no sea playa,  las fotos en playa me parecen muy aburridas e incómodas. No sé por qué hay gente que le gusta tener sexo en la playa, es muy jarto, me llena de arena por todas partes, arena que termina raspando el cuerpo, dañando el pelo, no sé. Para mí el máximo placer está en lo que uno hace con la pareja no el lugar como tal.  Una de ustedes me pregunta en un comentario que un tipo con el que salía la dejó porque ella pensaba que solo estaban juntos por sexo. Lo raro es que él le decía que era mal polvo. Es un caso raro y no puedo darte muchos consejos porque no soy sicóloga. Lo que sí te puedo decir es que las mujeres tenemos un sexto sentido del que tanto se burlan los hombres. A veces uno trata de pensar con la razón y ve las cosas de una manera, pero es el corazón lo que a la larga tiene la razón. Si uno siente que no lo quieren: muy bien dicho, uno lo siente. Ahí está la respuesta.
 
Quería contarles que este fin de semana tuve una experiencia muy excitante y me gustaría compartirla con ustedes. Me llamaron para un servicio en un apartamento por la 116 con  13. Se trataba de un cliente nuevo. El tipo me recibió en su apartamento, muy nervioso, y me invitó a seguir. En la sala estaba su novia que era muy bonita, mona, con unos jeans ajustados, un top blanco, y un buen cuerpo. Supe que era su novia porque así me la presentó y me ofreció algo de tomar. Ellos ya estaban tomando pues tenían casi terminada una botella de tequila marca Don Julio. Les acepté un trago que me pareció delicioso pero que, obvio, es muy fuerte. Mientras él lucía todo nervioso, ella estaba muy segura y fue la que me dijo lo que querían: quiero que te comas a mi novio. El novio parecía indeciso y me aclaró que la idea era de ella, que ella era la que soñaba con verlo con otra mujer. La verdad, aunque he hecho muchos tríos y también he estado en situaciones similares, me llamó la atención que fuera ella la de la iniciativa. Les pregunte que dónde y que qué querían exactamente y ella me decía: cómetelo, cómetelo. Me tomé un tequila más, me puse de pie y lo comencé a desvestir. Ella se quedó sentada en el sofá mirando. El tipo apenas la miraba todo nervioso, pero ella le decía que se relajara.
 
Le quité la camisa al tipo, le besé el cuello y el pecho y me le fui pegando poco a poco. Le cogí el culo y le desabroché el cinturón. El tipo ni me había tocado. Quedó en boxers y yo me aparté un poco y me quité el saco que llevaba puesto, una camisa blanca, y quedé en topless. Ella de una le dio la orden a su novio: chúpale las tetas. El tipo se inclinó y me las comenzó a chupar torpemente pero igual mis pezones se fueron endureciendo. Ella le decía todo: cógele el culo, y el tipo me cogía el culo, me lo masajeaba. Me quité los jeans y quedé en una tanga negra. Ella le decía que me pegara una palmada en el culo, y él lo hacía. Después me dijo a mí que me arrodillara y que se lo mamara. Saqué un condón, se lo puse, y comencé a mamárselo. La tenía muy dura y con las manos me agarraba la cabeza muy fuerte, como si quisiera ahogarme con su verga. Ella le preguntaba a él que si le gustaba, y él decía que sí, que mucho. Ella no paraba de dar órdenes. Después le dijo a él que se acostara sobre el tapete boca arriba y que yo me sentara sobre él. Eso hizo él y cuando yo me iba sentar ella dijo que quería coger su verga con la mano y meterla en mi vagina. Y así fue y le dijo algo así como “mi amor, esto es lo que más me excita”. A la vieja lo que más le gustaba era cogerle la verga y meterla en mi vagina y ya. Me comencé a mover lento y luego más rápido, y el tipo apenas gemía y me decía que no me moviera tan rápido que le daban ganas de venirse. Yo paraba pero comenzaba de nuevo y la novia apenas me decía que siguiera así que quería ver a su novio muy arrecho y claro que estaba arrecho, el pobre apenas trataba de coger el tapete con sus manos, como queriendo aguantarse lo que más pudiera.
 
La novia me dijo que me pusiera en cuatro. Eso hice y ahí me empezó a clavar. El tipo me cogía el culo con las dos manos y la novia, vestida, pero arrodillada al lado nuestro apenas le susurraba cosas al oído al tipo. Yo me moví muy rápido, eso me gusta hacer cuando me quiero venir, y el tipo me dijo que tampoco se iba a aguantar más. Me moví mucho y me vine gritando de placer y sin ningún pudor. El tipo seguía dándome aunque no por mucho pues la novia se lo sacó, le quitó el condón y lo siguió pajeando hasta que el tipo eyaculó en mi espalda. El tipo gritó como loco y ella estaba dichosa, viendo a su novio enloquecido. Me limpié con papel higiénico que ella trajo del baño y me dijo que esa era su fantasía. Ella fue la que me pagó. El tipo apenas se sentó en el sofá y decía que “puta tan buena”. Cuando me despedí en la puerta ella me dijo que esa misma noche se iba a dar dedo pensando en todo lo que vio, que ahí mismo estaba totalmente mojada. Me dio las gracias y me dijo “toca repetirlo”. Yo me reí y me dijo que era en serio. Ya veremos. Les confieso que fue muy rico y que ese polvo valió la pena.