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20 de agosto de 2009

Fantasía Frecuente

Por: Andrea

Hola a todos. Trataré de responder tantas preguntas que me hacen y luego sí contarles un polvo que es una de las fantasías que más me piden mis clientes. Vamos con lo primero. Los que quieren ver mi culo, no tienen que esperar mucho, pronto estaré en las páginas de SOHO, es por eso que de alguna manera he “generado esa expectativa”. Para el que me sigue agrediendo, tranquilo ya verás mi culo y te podrás hacer la paja fresco que eso es lo que has hecho desde siempre. Tienen razón los que me apoyan, es mejor no pararle bolas a ningún tontín que trata de sabotear todo. A mis verdaderos seguidores, espero complacerlos pero sobre todo espero que sigan pegados a mis historias. Seguramente cuando salga en SOHO pararé de escribir porque ya me verán como soy. No sé, tengo pensarlo. Pero les confieso que me encanta este blog y cada vez que estoy con un cliente pienso en todos ustedes y en lo que les puede parecer la historia. Alguien escribió preguntando que si me creo más buena que Mabel Cartagena. La verdad somos tipos diferentes. Ella me parece que tiene un cuerpo lindo, pero no me gusta tanto. Yo soy más alta que ella, eso sí.

Alguien me pregunta en los comentarios que si me han devuelto, que si un cliente me ve y me dice “váyase”. La verdad nunca me ha pasado pero sí pasa con algunas niñas. Como les he dicho, un cliente no quiere ver una cosa en la página y en la vida real otra. Si ve un muy buen cuerpo en la página y les llega una gorda pues se sienten defraudados. Por eso a todas nos exigen cuidarnos mucho, ya les he dicho que mis pocas debilidades son las papas de MacDonalds. Podría comer eso todo el día, de resto soy muy sana en la comida y el gimnasio es la mejor terapia. Otro comentario me dice que vea los videos de una actriz porno que se llama Sasha Grey. Me dio curiosidad y me metí a verlos en internet y sí, es una hembra, pero creo que es demasiado fingido todo. Obvio, la vieja está buenísima pero ahí chismoseando en internet me topé con otras más buenas. Aquí aprovecho para aclararles algo: esas vergas que se ven en las películas porno yo las veo muy poco en mi trabajo. En el porno se ven enormes, a mí me han tocado muchas grandes pero en general el tamaño de los hombres colombianos es más pequeño. El porno vende estereotipos que no van acorde a lo real. Pero eso no está mal. Una verga muy grande no siempre es rica, a veces duele y a veces se vuelve incómoda. A mí no me gusta mamar vergas grandes, no me caben del todo y lo rico es podérsela meter casi que toda a la boca. Yo insisto en que el tamaño importa pero importa más que el hombre sepa tocar, chupar y cuando tenga que meterlo que no se venga de una y que sea creativo en la manera de amar a una mujer. Les insisto: eso no es meterlo y listo. Pero volviendo al porno, hay actrices muy buenas. Muchos clientes que me llaman ponen porno como para “calentarse” y ahí sí empieza la cosa. Por eso, el porno lo he visto con cierta frecuencia aunque no estoy muy atenta a los nombres de actores ni de las actrices. Pero prefiero el porno europeo al gringo. El europeo se ve más real. Y en internet también hay porno amateur que es más excitante todavía porque sí es real, son parejas normales que se filmaron en algún momento.

Pero bueno, quería contarles que muchos de mis clientes quieren o pervertir a sus esposas o sus novias o, algunos, son swingers y no saben cómo convencer a sus parejas de que hagan lo mismo. Esta cultura swinger ha crecido mucho, a mí me toca con frecuencia parejas que les gusta el intercambio. Así me pasó el fin de semana. Un cliente (soltero) me confesó que quería acostarse con la esposa de un amigo suyo y de manera descarada, previamente, le dijo a su amigo que ese era su sueño. Los dos (mi cliente y él) ya habían ido a bares swingers pero ella no. El amigo le dijo que de una, que con ella fantaseaba haciendo tríos, etc, y mi cliente me contó todo esto pues yo era su gran alcahueta. Mi cliente le dijo al amigo que haría una comida en su casa y que iría con una amiga (yo) y que la idea era hacer intercambio y que él le fuera calentando el oído a su esposa para prepararla. Y así fue.

La pareja de esposos llegaron a donde mi cliente, yo estaba ahí, nos presentaron como si yo fuera una íntima de mi cliente más no como una prepago y nos pusimos a conversar los cuatro. Comimos, destaparon un par de botellas de vino y mi cliente comenzó a poner el tema del sexo. Que cuál era mi fantasía, me preguntó (y como ya estaba avisada de lo que él quería), yo le dije que me encantaría algún día hacer un trío o intercambiar a mi novio. Ella se puso roja cuando lo preguntaron lo mismo, apenas se tapaba la cara con un cojín del sofá. El esposo la incitó y decía que su fantasía era verla con otra mujer, ella estaba muy nerviosa y decía que algún día lo intentaría, en fin. Pero entre vino y vino, el esposo le dijo a ella que si no se sentía capaz de darme un beso en la boca. Ella, sorprendida, miró al esposo con cara de “¿sabes lo que me pides?”. El y mi cliente insistieron y yo, como buena alcahueta, también. Le dije que se relajara, que un beso no era nada (con mujeres no le veo problema, a los hombres no me gusta besarlos tanto) y ella muy timidamente aceptó. Me le acerqué, le di un pico, pero luego le cogí la cabeza y la acerqué con fuerza y la besé como Dios manda.

Estos hombres se comenzaron a calentar y el esposo empezó a cogerle las tetas a la esposa, delante nuestro. Comenzó a decirme que si quería chupárselas. Yo dije que sí y ella, aunque se rehusaba, terminó cediendo. Se levantó la camisa y yo me concentré en esas tetas firmes, de pezón delicioso. Ella apenas miraba al esposo como esperando un gesto de desaprobación pero al ver que su esposo, al contrario, estaba tocándose la verga por encima del pantalón, cerró los ojos y ya no dijo nada más. Yo me encargué de meter mis dedos por debajo de su falda y la toqué sobre los calzones. Luego, le metí mi dedo del medio y ya estaba empapada. Mi cliente me fue quitando la ropa y acariciándome el culo y fue el mismo esposo que le dijo a mi cliente, “me quiero comer a tu amiga”, y mi cliente dijo también lo que quería. La esposa apenas reviró que no estaba segura, pero el esposo le dijo que probaran, que no se preocupara. Y así, a las dos nos pusieron en cuatro sobre el sofá y con las manos sobre el espaldar del mismo. Mi cliente cumplió su sueño y el esposo, arrecho de ver a su esposa así y clavándome a mí de paso, ni hablar. Duramos así como unos cinco minutos, mi cliente se vino muy rápido y poco después se vino el tipo conmigo, así, teniéndome en cuatro.

Ella nunca supo que yo era una acompañante. Me dijo que por favor no le contara a nadie y que si no me había importado que lo hubiera hecho con “mi amigo” (mi cliente). Le dije que no y lo mismo le dije sobre su esposo. Ella me dijo que no había problema, que su esposo siempre quiso hacer intercambio y ella estaba satisfecha de cumplir la fantasía. Mi cliente, ni hablar. Estaba feliz por comerse a esa vieja a la que le tenía muchas ganas. Y yo, pues bueno, una experiencia más para contarles y una buena plata en mi billetera.