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6 de octubre de 2009

Pelo de la China

Por: Juan Carlos Ortiz

El pelo de China
Hace años cuando leí a Den Xiao Ping decir que lo importante no es el color del gato sino que pueda comer ratones, entendí lo grandioso que es China. Tan potente, tan diferente y tan difícil de comprender. Pero a su vez tan infinitamente mágica para explorar.
Ahora era mi turno para vivirla.
Viajé a la región de Shanghai pues teníamos que desarollar un proyecto titánico: una campaña de lanzamiento para un champú. No es para nadie un misterio que dentro de las estrategias BRIC: Brasi, Rusia, India y China –las economías emergentes más representativas del mundo- el foco de las grandes multinacionales está puesto en este último país, por su crecimiento de consumo constante, su impacto en la regulación de precios del globo y la competitividad en su producción.
Reuní un equipo de publicistas chinos.
Lo primero que hicimos fue tratar de entendernos entre nosotros. Difícil tarea. Luego, comprender el comportamiento básico de su gente. Labor aún más complicada, pues no era ducho en su idioma y porque su comportamiento y cultura difieren radicalmente en occidente.
Además su nivel de comunicación publicitario se encontraba en un estado muy básico y simple. Cualquier idea que queríamos realizar y que tuviera alguna dosis de sofisticación o de pensamiento paralelo no era entendida y pasaba a ser rechazada inmediatamente.
Pero algo sí estaba claro. El pelo de la mujer china –en su mayoría largo, liso, negro y brillante- era de los pelos más hermosos que yo había visto en toda mi vida. Empezamos a ver su comportamiento y fue en ese momento donde logramos el gran hallazgo. A diferencia de nuestra cultura latina y occidental, donde el cuerpo de la mujer es el factor de mayor atracción entre los hombres, en China no.
Aquí es el pelo. El pelo en China adquiere de alguna manera el valor de las curvas femeninas en nuestra cultura latina. Empezamos a visitar bares y discotecas chinas y lo que observamos era increíble.
Las mujeres movían su pelo y los hombres caían seducidos.
No era su cuerpo. Era su pelo.
Y ahí logramos entenderlo. Desarrollamos la campaña. El pelo seduce.
Éxito absoluto. Hoy esta marca es una de las tres más vendidas en toda China. Rompimos paradigmas y nos logramos acercar a su visión de vida. Fueron muchos días sin entender, confusos y frustrados. Pero la claridad y el aprendizaje llegaron. Como siempre en el negocio del mercadeo y la publicidad brilla y es contundente cuando entiende que es de la gente para la gente, aquí o en cualquier lugar del planeta.