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28 de agosto de 2007

Perder la virginidad

Por: Lola ...

Cuando usaba uniforme de colegio me sentaba con mis amigas en el patio de recreo a pensar cómo sería nuestra primera vez. Cada una imaginaba con quién sería y en dónde, y yo siempre pensé que tenía que ser especial, con un hombre al que quisiera mucho.

Poco tiempo después, poquísimo en realidad, conocí a un hombre. Qué digo hombre, a uno de mi edad. Adolescente imberbe, flaco como un rejo, fumador empedernido y poeta torturado. Y me enamoré. Y pensé que era para siempre. Y terminé perdiendo mi virginidad, antes de los quince años, en un baño de una oficina un domingo por la tarde, medio vestida y recostada contra un lavamanos de imitación de mármol. Cero sexy.

Al día siguiente, algo más que mi himen se había roto. Estaba destruida. Triste. No pensaba que pudiera gustarme alguna vez el sexo.

En el colegio no era capaz de mirar a mis amigas a los ojos y nunca les conté que había dejado de ser virgen en una circunstancia tan poco romántica.

Ahora, mirando hacia atrás, ya sin dolor y sin pudor, me doy cuenta de que hubiera podido se peor.

Una de mis amigas dejó de ser virgen en el prom del colegio cuando, borracha, se dejó caer en una cama y nunca se dio cuenta con claridad quién fue su pareja de esa noche. Otra perdió la virginidad con su único novio y quedó tan traumatizada que cuando terminó con él no pudo volver a salir con nadie más.

Pero fue la última la que tuvo una historia realmente triste. Como no se había acostado con nadie, primero por pudor y luego por vergüenza de ser tan ñoña, finalmente terminó dándoselo a un tipo casado y cincuentón que se aprovechó de quien para él era una niña.

Perder la virginidad es algo que tiene que pasar. Que siempre va a ser físicamente traumático y a veces emocionalmente también. Y es mejor que no sea muy joven, porque eso asusta, ni muy viejo porque eso se vuelve un estigma. Lo ideal sería en un lugar lindo, con velas y mucho amor, pero no siempre se puede tener algo así, entonces hay que dejarse llevar por el corazón y por el instinto.

Y aunque algunos prefieren esperar a vestirse de novios, yo creo que es mejor probar antes de comprar. ¿Qué tal que no le guste el producto?