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21 de diciembre de 2006

POP

Por: Amalia Andrade

Antes de que pudiera darme cuenta estaba envuelta en ella, o ella me tenia envuelta a mí, me sofocaba con una mano, me ahorcaba lentamente, me hacia daño, pero sé que su única intención era causarme placer. Me cortaba la respiración para asegurarse de potenciar al máximo mis orgasmos. Eso era lo que ella quería, verme orgasmar, oírme gemir, gritar. Un “ahh” cerrado, abierto y cerrado, contraído, colapsado, trasnochado, quemado, adolorido, sedado, plácido. No gemí nunca, sólo grité, aullidos empapados de dolor y de placer provenientes de una sensación desconocida. Una asociación simbiótica entre el ardid del sufrimiento y el encanto del goce.

Ella podía hacer lo que se le diera la gana conmigo, yo apenas quería regalarme a su piel, no han inventado hasta hoy nada más caliente que la piel de ella. Ella ingenuamente pensaba que yo la mordía en el furor del sexo agreste al cual nos entregábamos con descaro. Yo la mordía por envidia, por celos, por avaricia, porque quería ser la dueña de la inexplicable tibieza de su piel, la quería mía y de nadie mas, menos de ella.

*Flash back> Ella sonreía. Me preguntó: “¿qué quieres hacer?” Le dije cualquier cosa, que quería tomarme una cerveza, o no haberme tomado la anterior, o tomar cualquier otra bebida, no sé, no me acuerdo, no me acuerdo tampoco cómo, o de dónde saqué la fuerza para decirle sin sutileza: “Yo lo que quiero es darte besos”. Ella me dijo que bueno. Yo claramente me aproveché.

Noche de sábado. Martins. Calor húmedo caleño. Ella es mi nueva cyber amiga. Me desperté un día de este mes y me encontré con sus fotos. Fue ELLA la que quiso ser mi amiga por ese medio electrónico, no sé cómo eso marque una diferencia, pero ese hecho tiene gran relevancia para mí.

Puede sonar estupido pero me encantó, no ella, sus fotos, claro está (es artista), y también las fotos en las que ella sale. Y eso pasa cuando uno se sienta en un computador a ver fotos de alguien, y a decidir las probabilidades de que afuera del mundo fotográfico esa persona te guste también, y en este caso mi instinto de cyber adicta me decía que si y no me equivoqué, con esas cosas nunca me equivoco.

Por eso después de que me agrego a su hi5, la agregue yo a ella y no pude escapar a la tentación… le puse un comentario cursi en una de sus fotos, algo así como “Que bonita… foto”, yo se es patético. Un día después era un contacto en mi Messenger, tres semanas después estaba sentada en un bar esperándola.

Ella pidió un whisky y yo una cerveza. Ella toma mucho y yo no tomo nada. Eso siempre es un problema, nunca puedo salir a tomar con nadie porque no tomo, mi vida social se reduce a jugos de mango y café. El alcohol me vuelve mierda, y como no estoy acostumbrada a tomar hasta una cerveza me emborracha. No me importó: pedí una, quería estar dispuesta, blandita, pedir jugo de mango en Martins en frente del sexo de mujer que estaba ahí no era claramente una opción viable.

Ella es una churra, una mamacita, un encanto de mujer. Yo llegué tal vez cinco minutos antes que ella y me asesinaban los nervios. Esas citas como medio a ciegas, medio no, siempre me intranquilizan y es que a quien no lo pongan nervioso “que tire la primera piedra”. Pero cuando la vi, por alguna razón todo tuvo sentido, se me quitaron los nervios, no me sentí una perdedora conociendo gente por Internet. Yo siempre he asociado feminidad con aretes o faldas, con ropa. A ella se le notaba que no vivía aquí, tenia ese sense of fashion bonaerense, esa actitud retadora de artista. A mí me gustó ella en este orden:

  1. su ropa, porque delataba feminidad.
  2. sus ojos negros muy negros y sus cejas gruesas.
  3. Su arete (solo tenia uno). Ella se lo quito, e hizo un chiste que no entendí. Yo me reí. Pero en el fondo no quería que se lo quitara. Resaltaba el lado más bonito de su cara.

Y antes de conocerla, pues cuando la conocía sin verla (hablamos noches enteras por msn), me gusto porque no me decía mi nombre, me decía bonita, o guapa. ¿No es guapa una palabra muy sexy? Me gusto por eso pero me sedujo su intelecto, porque me hacia dudar de lo que se, porque pareciera que a ella nadie la hace dudar de lo que sabe. Porque además de ser deliciosa, era mentalmente jugosa.

Truman Capote dice que las relaciones sexuales son manifestaciones de nostalgia. El sexo es nostalgia del sexo. Hoy es nostalgia de ayer. Siento nostalgia por ella. Me duele no poseer su piel. Se llevó muchas cosas mías sin permiso, y creo que no se ha dado cuenta. Yo me quedé con la calentura de su piel en mi sexo, en mi memoria y en mi olfato. Alargando los orgasmos que me regaló, de los mejores que he tenido en mi vida, de ese sexo agresivo y flagelante que yo nunca había experimentado, y del que ahora me dan unas ganas terribles. Once you POP you cant STOP.