10 de junio de 2009
Volví por ustedes
No pensé
que mi anuncio de despedida fuera a causar tantos comentarios. Mi contacto con
la revista, a quien le mando lo que escribo, me escribió diciéndome que el
tráfico de la página se disparó y que el siguiente paso, sin duda, es que yo dé
la cara y me desnude para SoHo pues muchos lectores ya me quieren ver.
Que puedo ser la modelo no modelo más exitosa de la historia de la
revista. Les confieso que hace casi una semana no me metía a leer los correos
porque de verdad quería irme, pero veo que la gran mayoría (no todos) piden que
me quede, algunos me dicen cosas bonitas, otros me tratan como una basura y
otros solo dicen estupideces. Pero lo cierto es que de una u otra forma me he
vuelto importante en sus vidas. O no tanto en sus vidas, pero sí en sus días
aburridos. Me gusta que digan que en la oficina se ponen a leer mi blog y que
se calientan. Alguien dijo por ahí que se había masturbado en el baño de la
oficina y eso me pone caliente. Les reitero que el sexo me gusta mucho, mi
trabajo lo hago por plata pero también me lo gozo, soy multiorgásmica y puedo
disfrutar mucho de lo que hago.
¿Por qué me quería ir? Porque todo –o casi todo en mi vida- son polvos. Y no sé
si quieran oír de polvos y polvos sin que nada más pase. Alguien me preguntaba
que si lo más raro es tirar con parejas, al contrario, eso se ha vuelto tan
normal que casi tengo por igual tríos que sexo con un solo hombre. La sociedad
es y no es tapada. Hacia adentro de la puerta, se convierten en los seres más
dañados y pervertidos; hacia afuera, se persignan cuando alguien habla de una
puta. Estoy segura de que la mayoría de ustedes han estado con una puta alguna
vez y si no, les gustaría. Soñarían con lamerme el coño y ponerme en cuatro y
metérmelo, pero muchos disimulan o se hacen los que no y terminan pajeándose en
el baño. Pero también les he dicho que detrás de mi frialdad hay también
una mujer que espera salir algún día de esto y llevar una vida más normal. He
hablado con otras “colegas” o ex “colegas” que se han alejado del negocio y
terminan volviendo. El problema es que nosotras nos volvemos muy independientes
y siempre habrá un tipo que nos quiere solo para él y tenernos detrás de él
todo el día y es complicado porque ya, por esencia, no somos así. Yo tengo mi
propia plata y no necesito de nadie. En medio de mi oficio gano bien, no me
puedo quejar.
Una mujer como yo quiere su independencia ante todo. Los hombres, de alguna
manera, son objetos, objetos sexuales y ya. Yo no creo mucho en el amor.
!Cuántos hombres que me he tirado le han sido infieles a sus esposas o a sus
novias! Y en ese sentido prefiero estar de este lado, del lado frío, antes que
del otro, aguantándome unos cachos de un hombre que no me interesa. ¿Sueno
cruda? Tal vez hoy. Hay días en que sí quisiera un abrazo, un hombre para mí
sola, pero hoy no es el día. De tanto hombre en mi vida, me pasa lo que el dicho
dice: Los árboles no dejan ver el bosque. Es así. Muchos me prometen esta vida
y la otra pero sé que en unos meses me sacarán en cara que soy o fui una puta,
¿y qué pasará entonces? ¿me botarán como una basura? Estoy rodeada de hombres
pero a la vez no lo estoy, es la paradoja de mi vida. Nací o me he dedicado a
complacer fantasías, a vivir del sexo que es lo que manda en la vida de todos.
Un hombre que conoce a una mujer lo primero que piensa es en cómo comérsela y
listo, si no puede después se vuelve amigo de ella, pero el plan A es
comérsela. Y dentro de esa dinámica prefiero tener las riendas yo, y no al
revés.
El fin de semana me llamaron dos tipos y así me lo advirtieron por teléfono,
“somos dos”. Y a mí eso ya no me impresiona. Les cobre mucho más caro, eso sí,
y cuando llegué, al rato, ya estaban desnudos enfrente de mí, con las vergas
paradas. Me pidieron que les mamara las vergas y lo hice. Me pidieron que me
metiera las dos vergas al tiempo (nunca lo había hecho) y lo hice: abrí mi boca
y apenas pude meterlas a la vez y pasarles la lengua por encima. Después uno se
puso boca arriba, yo me senté encima y el otro me lo metió por el culo. Me
dolió mucho al comienzo, pero quedé casi sin poder moverme, solo sentía las dos
vergas rozando allá abajo. Me sentía haciendo una película porno y así me lo
comentaron también, que era una de las cosas que siempre vieron en el porno y
que querían hacer: y lo hicieron conmigo. Luego me pidieron que me pusiera en
cuatro, uno me lo metía un rato y luego el otro (todo esto con condón, sobra
decir), pero a diferencia de las películas porno no les permití que se vinieran
en mi cara, lo hicieron en mi espalda mientras gritaban obscenidades. Lo cierto
es que cuando me volteé, allí estaban esos dos dándose un beso en la boca. Eran
bisexuales. Me limpié como pude y los dejé ahí...
Trataré de seguir contándoles mis historias pero quiero que entiendan que mi
vida es esto: polvos y polvos. Eso es lo que tengo para contar.
Un beso y gracias por escribir tanto, no me abandonen.