17 de noviembre de 2005
Karen Schenk
Mujeres perfectas y exitosas a quienes hasta las modelos podrían envidiar. Es nuestra nueva sección de modelos no modelos. Para inaugurarla, nadie mejor que la espectacular corredora de bolsa Karen Schenk.
Imaginarla en esas ya es bastante sugestivo. Nada más sexy que una mujer inteligente y, peor, cuando se ve como la Schenk. Claro que en sus otras facetas no se queda atrás. Como buena hija de un marinero e ingeniero naval de Berlín, desde que estudiaba en el Andino le ha fascinado el mar. Para costearse las inmersiones, mientras estudiaba en la universidad, trabajaba por las tardes como instructora de buceo. Ya podrán imaginar el aumento en el número de inscritos y la velocidad a la que se chupaban el tanque de aire de solo seguirla bajo el agua. Para financiarse esa pasión aceptó el trabajo que le ofreció Ultrabursátiles como corredora junior y 10 años después es una de las duras de la empresa.
En el chequeo de puntos para ser la mujer perfecta, barre. Sabe de arte y entre las obras con que decora su casa hay cuadros de Manzur, Caballero y Ana Mercedes Hoyos. Al fin y al cabo, también estudió diseño industrial y tuvo un taller de arte por un tiempo. Hay más: pese a su éxito como profesional, no descuida a Lorenzo y Gerónimo, sus dos hijos de 10 y 4 años, respectivamente. Se baña y desayuna con ellos por la mañana y a las cinco de la tarde está ahí para hacer tareas o acompañarlos a sus partidos de fútbol. Otro punto: no se maquilla ni se peina y sale con el pelo mojado a las siete de la mañana para la oficina. Prueba de ello es que nunca quiso aceptar las propuestas que le hicieron para ser la imagen de campañas publicitarias y para ser Señorita Valle o Señorita Bogotá. No era la típica mujer que sueña con ser reina y, en cambio, le aburría la idea de que le tomaran fotos ligera de ropa. ¿Por qué entonces aceptó posar para SoHo? Otro punto para sacarla del estadio: porque no tiene tabúes y le pareció un halago que le dijeran que querían hacerle fotos cuando ya ha tenido hijos. Claro que lo más importante para ella era contar con el apoyo de ellos dos y de su esposo, el empresario Alfredo Villaveces, el mismo que trajo a Alanis Morissette, a White Stripes, entre muchos otros, y que traerá a Incubus este mes. A Alfredo lo llamó Diana Reyes, la fotógrafa y vieja amiga de Karen y lo cogió tan cortico que no pudo negarse. Con él, Gerónimo y Lorenzo miraron las fotos y todos quedaron tan encantados como nosotros. Eso sí, se necesitaron tres sesiones, una en la casa de Karen, otra en su finca en Prado y la última, tras unas copas de vino francés, en la casa del arquitecto Simón Vélez. Karen fue la primera, ni se imaginan quién sigue...