27 de noviembre de 2013

Blog: Ver para crear

La complacencia

Por: Juan Carlos Ortiz

No hay circunstancia más peligrosa que creerse el dueño de la verdad absoluta y  pretender saberlo todo. Pasa con los seres humanos, pasa con la vida y también con las marcas. En marketing ser auto complaciente siempre es el principio del fin.

Cada vez que una marca atraviesa por una etapa de liderazgo y de gloria se debe prender la alarma de la preocupación y del análisis para entender cual debe ser el siguiente paso que le permita mantener y no debilitar su conexión emocional con las personas. Las empresas y las marcas cuando son realmente líderes deben cambiar y evolucionar en el éxito y no en el fracaso o en la dificultad. 

Alguna vez escuché al Presidente mundial de Procter and Gamble, una de las compañías de consumo más grandes del planeta, afirmar el año de sus mejores resultados económicos en su historia que había llegado el momento de reinventarse, pues ese era el verdadero valor de un líder: evolucionar cuando se está adelante y no cuando se marcha atrás. Esta es la diferencia entre la visión y la obligación. Esta es la similitud entre las marcas y las personas. Jamás ser autocomplacientes.

Cuántas marcas grandiosas hemos visto desvanecerse o debilitarse con la obsesión de mantener el status quo del éxito.

Un cliente tiene como norma hacer lo que ya se ha hecho para no correr un riesgo. Una persona tiene como norma no ver lo que ya ha visto porque le aburre.

Recordemos que las marcas y la publicidad están hechas para las personas, no para los clientes, y que las zonas de confort siempre destruyen.

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