15 de julio de 2013

Blog: "Cartas desde Cúcuta"

Me tocó tener un hermano

El mayor contacto físico y emocional que hemos tenido han sido los abrazos cortos en fin de año, con palmadita en la espalda y sin corazón. Y una vez, que a mis 12 y sus 17 me acostó en su cama y me dio un yap en la cara porque tiré su televisor al suelo y le dije gordo, o gordo marica, no recuerdo bien.

Por: Alejandra Omaña

Una vez leí de Jaime Bayly una columna sobre sus hermanos, los llamaba “unos simples accidentes genéticos que no garantizan el florecimiento de una amistad”, que son personas que le tocan a uno y no hay opción de elegirlos, y está en lo cierto, no hay espacio para dudarlo, es una obviedad. Voy detrás de él con lo que dice. Voy detrás de eso, y le sumo que además que el mío me tocó, me sucede como si la sangre me obligara a sentir compasión por él, como si haber nacido de la misma vagina tuviera que hacerme incrementar la tolerancia al momento verlo, de escucharlo o de solo recordar que existe.

Tengo un hermano, es 5 años mayor que yo y físicamente nos parecemos un poco. Nuestra relación fue un fracaso desde que nací, pero supimos que realmente no teníamos nada más que nuestros padres que nos unieran, cuando yo pasaba por la adolescencia. Yo era medianamente popular y bonita, le robé sus amigos y con eso me desquité despacito, de las veces que me cambiaba de emisora de radio o que no me dejaba ver televisión. Su índice de popularidad estuvo por el suelo y sus amigos ya no venían a casa a visitarlo a él. Desde ese entonces supe que me odiaría por siempre, pero por razones muy obvias (no hacerle dar un infarto a mi mamá), tenemos que tolerarnos hasta el fin de nuestros días.

El mayor contacto físico y emocional que hemos tenido han sido los abrazos cortos en fin de año, con palmadita en la espalda y sin corazón. Y una vez, que a mis 12 y sus 17 me acostó en su cama y me dio un yap en la cara porque tiré su televisor al suelo y le dije gordo, o gordo marica, no recuerdo bien.

Somos pacientes juntos, recordamos que nos toca mantener un vínculo cordial, pero que en el fondo, no volver a vernos nunca tal vez sería una bonita opción. Sabemos también que nunca vamos a estar de acuerdo en algo, que mientras yo leo algún relato de Bukowski, él se siente positivo con cualquier parábola de Jorge Duque Linares (Él no encontrará la diferencia cuando lea esto) y que mientras yo escucho alguna melodía de Wagner (este es un apunte para parecer culta) él está sumido en el último álbum de Arjona o en un set de música góspel. Es un católico vieja guardia. Eso lo ha ayudado a obtener el amor de mi mamá, mientras yo en silencio perdí completamente la fe en dios. No apoya el matrimonio gay, mientras que sin que se den cuenta, voy viendo un par de culos de viejas.

Mi hermano es todo lo que puedo odiar en alguien. No responde cuando le hablan, va detrás de causas que no entiende, me juzga siempre sin explicación, es católico. Sueña mucho, no ha entendido el mundo.

Todos dicen que aman a sus hermanos, pero yo no, lo tolero porque debo, pero no me sirve para ni mierda.

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