30 de abril de 2014
Blog: Ver para crear
Ojos que sienten
El mundo necesita ver las cosas de otra manera y ver a través de los sentidos sin tener la vista, es una manera diferente de mirar
Por: Juan Carlos OrtizDicen que la única discapacidad es tener una actitud
negativa hacia la vida.
Imagínese que está invitado a una cena sorpresa organizada por una Fundación
y al llegar al restaurante todas las personas están afuera esperando
que el lugar abra sus puertas mientras le piden a todos los invitados apagar
los celulares. Empiezan a llamar uno por uno para ingresar y un mesero a
la entrada lo guía en medio de la oscuridad total al interior del restaurante.
No se ve nada en absoluto, sólo se escuchan las palabras que lo
llevan de la mano y al oído le indican por donde moverse, qué obstáculos
eludir y cómo caminar lentamente y con cuidado hasta llegar a la mesa y
finalmente acomodarse en la silla con la ayuda del tacto. A los lados se
escuchan las voces de las personas que comparten la cena. Usted los saluda
pero no los reconoce ni los puede ver y trata de entablar una conversación
para sentirse más seguro mientras espera ansiosamente que prendan las luces del
establecimiento o al menos alguna vela.
Pero esto no sucede. La oscuridad sigue dominando y por
momentos el desespero y la angustia se apoderan de usted. Llegan nuevamente los
meseros, se presentan, saludan y sirven los primeros platos. Le piden que
empiece a comer. Usted con sus manos busca los cubiertos, se choca con las
manos de sus vecinos y finalmente decide con el tacto sentir la comida y usar
los dedos para llevársela a la boca.
Prueba la comida con timidez y entiende que en la cena en la
oscuridad si no habla no existe.
De repente empieza a sentir algo de claustrofobia y los
miedos afloran. Pasa el tiempo y llega el desespero. Traen otro plato y se
sigue comiendo con las manos, dejando a un lado el protocolo y la etiqueta.
Usted se aferra a su vecino, a su voz y a su historia.
No sabe bien lo que se come pero trata de adivinar y
definirlo.
Cada vez que siente al mesero pasar por la mesa, le
habla buscando conectar y sentirse más tranquilo.
Aunque hace frío, se suda mucho y se anhela desesperadamente
ver la luz. Llega el postre y el comportamiento animal prevalece y las manos y
los oídos se convierten en los ojos.
Una hora y media después se termina la cena y finalmente
aparece la luz.
Aleluya.
Todos respiran profundo y se encuentra la calma y la
tranquilidad perdida. La gente aplaude poderosamente. Por fin vemos la
mesa, las personas con las que compartimos la oscuridad extrema, los
platos, los cubiertos, la comida y los dedos sucios y untados.
Sorprendentemente la luz vuelve a traer la etiqueta y todo
el mundo se comporta de nuevo.
Al fondo del restaurante aparecen los héroes de la
noche: los meseros.
Sin ellos la cena habría sido un total fracaso.
La gente los aplaude efusivamente por su gran labor en la
oscuridad.
Inesperadamente nos saludan y nos cuentan que
todos ellos son ciegos y que les toca vivir constantemente de la misma
manera como los invitados se sintieron durante toda la cena.
El impacto es
total.
La cena fue organizada por la Fundación Mexicana "OJOS QUE SIENTEN"
la cual lucha contra los paradigmas de la ceguera mental y busca insertar
laboralmente personas con discapacidad con otras capacidades y aportes
diferentes. El mundo necesita ver las cosas de otra manera y ver a través de
los sentidos sin tener la vista, es una manera diferente de mirar.
La Luz se lleva por dentro y la peor discapacidad es la
pérdida de actitud y de voluntad.