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11 de noviembre de 2011

13 películas buenas que usted no se ha visto. Y están en Cuevana

Aquí tiene 24 horas de cine por si no se le antoja quebrarse de fiesta este fin de semana de tres días. Y están en Cuevana.

Por: Daniel Pardo

No es porque a mí me parezcan buenas. Faltaba más. Sino porque, según Metametric, la página que recoge las reseñas de miles de críticos y las clasifica, no hay película de las que siguen que esté por debajo de 70 en la escala de 100 que maneja la página que ha revolucionado la crítica de cine en los últimos años.

 

Ahora bien: yo las he visto y, a pesar de mi honda inseguridad, me atrevo a asegurarlo: las que siguen son películas que, al menos, aguantan. Y digo que usted no se las ha visto, porque se trata de películas que no llegaron al olvidado territorio patrio, que se produjeron con las uñas y que no tuvieron el despliegue que tantas, innumerables películas tienen. También digo que no se las ha visto porque yo sé que usted prefiere repetirse por enésima vez The Hangover antes de verse una buena por conocer.

 

Pero estas son películas buenas, se lo prometo.

 

Así que aquí tiene 24 horas de cine por si no se le antoja quebrarse de fiesta este fin de semana de tres días.

 

Y están en Cuevana.

 

Mary and Max (2009). Una película en animación de origen australiano que no tiene nada que envidiarle a las megaproducciones de Pixar. Es la historia de una niña australiana que se manda cartas con un gordote en Nueva York. Buen humor, dibujos amenos e historia de amor.

The Station Agent (2003). La primera película de Thomas McCarthy, el director de la también remcomendadísima Win Win, es la historia de un enano neurótico al que le exaspera la condescendencia del gringo promedio. La apuesto todo al futuro de McCarthy, al que usted puede recordar por el papel Doctor Bob en La familia de mi novia.

 

Lars and the Real Girl. (2007). Ryan Gosling, que ahora está de moda por Drive, tiene un problema: que siempre hace de churro buena gente. Pero, si uno lo piensa bien, no hay película mala en la que actúe el galán?. Acá, por ejemplo, hace un brillante papel: el de un gringo ensimismado que se enamora de una muñeca inflable.

 

Cold Souls. (2009). Me identidfico plenamente con Paul Giamatti. No hay papel suyo que me disguste. Y en esta película, que hace de sí mismo, se faja uno de esos papeles de introspección que marcan la carrera de un actor. Desde el “Im not drinking any Merlot!” en Sideways, Giamatti está al mismo nivel del “Heres Johnny!” de Nicholson y el “Are you talking to me?” de De Niro.

 

La Faute à Fidel! (2006). Solo por el papel de la niñita la película es buena. Es sobre una familia que se las da de comunista y latinoamericanista en los años setenta en Paris. El escepticismo de la niña hacia los pensamientos de sus padres es el escepticismo que debería tener cualquier adulto frente a discursos dogmáticos como este, el comunismo.

 

Somers Town. (2008) Dura una hora y, en los suburbios de Londres, cuenta la historia de dos aburridos niños que se hacen amigos, consiguen trabajo, se enamoran de una mujer y se pelean. La música, de Gavin Clark y Ted Barnes, es hecha exclusivamente para la película. Y bájesela: está en Pirate Bay.

 

Lemmy. (2010). Si usted no es metalero, lo más probable que no se haya visto el documental sobre el peculiar cantante de Motörhead, la banda de metal que revolucionó ese género a punta de subir el volumen como nunca nadie lo había hecho antes. La vida de Lemmy, además, no se parece en nada a la de Ozzy Osbourne?: la de Lemmy es la de un auténtico metalero.

 

Another Year. (2010). La última del director inglés Michael Leigh es sobre una pareja algo deprimente que tiene una amiga deprimente que se reúne con gente deprimida a comer platos deprimentes en un ambiente depresivo, el invierno inglés. Los encuadres, colores y la música son de trofeo. Ah, y la película no es deprimente: es divertida.

 

Junebug. (2005). Otra película deprimente que, en el fondo, es para sudar de la risa: la historia de una pareja moderna, enamorada y feliz que visita la estancada casa del novio en el Estados Unidos del Tea Party. Y, con eso, todo se viene abajo. Aunque ese no es el final, fresco: es peor.

 

Terri. (2011). Todo gordo se identifica con esta película, sobre un gordo que anda en pijama por la calle y se encuentra con alguien que, finalmente, no lo discrimina. Otra vez: película independiente gringa, deprimente pero divertida. Si es gordo, esta es su película. Ah, bueno: y es con papá John C. Reilly.

 

Bottle Rocket. (1996). Es la primera película del director hipster Wes Anderson, aquel que se inmortalizó con The Life Aquatic with Steve Zissou, The Royal Tenenbaums y demás películas para hipsters. Lo increíble es que Bottle Rocket es, a diferencia de Fantastic Mr Fox, mucho más del estilo de Anderson: chistosa, rara, gringa, fina, medida. Es sobre tres amigos que deciden volverse ladrones.

 

You Don't Know Jack. (2010). Al Pacino se volvió malo cuando trató de seguir haciendo el Al Pacino de las clásicas. En esta película para televisión se sale de ese molde: hace de un médico tonto pero ambicioso que practica y defiende la eutanasia. Excelente papel de una leyenda de Hollywood.

 

The Invention of Lying. (2009). Ricky Gervais no solo es una persona chistosa. También es un pensador, un genio. Y, a pesar de que esta película tiene sus descaches, el fondo y varios detalles merecen ponerla. La primera, y ojalá no última, película dirigida por el irreverente maestro.

 

Bonus track: El Rey León (1994).

 

Foto: https://www.myspace.com/393445729?

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